La toma de 15 hectáreas en un predio de Moreno; el piquete del miércoles en la autopista Buenos Aires-La Plata, desalojado con balas de goma y gases luego de incidentes con roturas de autos; las amenazas recurrentes a Mauricio Macri y en la Casa Rosada; la agresión al Presidente en Mar del Plata y los actos intimidatorios a María Eugenia Vidal y otros funcionarios bonaerenses; el documento del partido Miles, de Luis D’Elía, con un punto que llama a “agitar y alentar cualquier tipo de protesta contra el gobierno nacional”; las palabras de Emilio Pérsico: “La calle es nuestra y no la vamos a dejar”; la “Marcha de la Resistencia” convocada para esta tarde en Plaza de Mayo, con una reunión previa entre Máximo Kirchner, Andrés Larroque y Hebe de Bonafini.

El Gobierno mira con atención cada una de estas protestas organizadas por el kirchnerismo. Y si bien diferencia cada situación y busca mostrar que los episodios no modifican la marcha de la gestión ni las actividades de los funcionarios (y en las últimas horas intenta bajarle el tono a las amenazas con el objetivo de no reflejar debilidad), puertas adentro atribuye a “grupos organizados” la presunta intención de tensar el clima social ante la demora en la recuperación económica.
“Son núcleos cada vez más aislados. Tenemos que remontar una situación económica y ellos tienen una salsa donde ir cocinando”, afirman.

En la Casa Rosada separaron las amenazas telefónicas al Gobierno nacional, en su mayoría “sin relevancia” más allá de las investigaciones iniciadas para intentar bajar la frecuencia; las intimidaciones a Vidal, a las que otorgan más significación por sus decisiones “contra las mafias y los focos de corrupción enquistados” en las fuerzas de Seguridad, el Sistema Penitenciario, el juego clandestino y el sistema de salud, enumeró un alto funcionario bonaerense; y las protestas, piquetes y tomas de terrenos, con motivaciones “políticas”, atribuidos a “internas del peronismo” -el caso de Moreno- y a movimientos vinculados con el kirchnerismo y la izquierda.

Marcos Peña -jefe de Gabinete- desestimó el clima de tensión extendido. “Ninguna de las agresiones de grupos reducidos que se vieron son reflejos espontáneos de malhumor social. No le daría una dimensión mayor”, dijo hace unos días en una entrevista con Clarín. “No creo que estemos en un clima social tenso. Puede haber gente disconforme o reclamando pero no marca el clima del momento”, insistían ayer, al caer la tarde, en uno de los principales despachos de Balcarce 50.

“Hay sectores cada vez más minoritarios que no aceptan haberse ido y tienen la intención de que al Gobierno le vaya mal”, dijo Patricia Bullrich -ministra de Seguridad- a este diario, y vinculó al kirchnerismo el piquete de la CTD Aníbal Verón el miércoles. “En ese y otros casos son grupos alentados durante la época del kirchnerismo, que es cada vez más reducido”, destacó.

Bullrich se refirió al ex jefe de Gabinete y actual senador Juan Manuel Abal Medina entre los dirigentes de acuerdo con el desalojo de la protesta en la autopista. ¿Al Gobierno le preocupa la tensión social? “Estamos ocupados en mostrar que hay un paradigma distinto, que hay equilibrio entre los derechos, que no hay impunidad”, respondió la ministra.

El 20 de Junio en el acto por el Día de la Bandera, en Rosario, una de las camionetas con funcionarios fue apedreada por manifestantes que suponían que el vehículo trasladaba a Macri.

En ese momento el Ejecutivo decidió no difundir el hecho, una estrategia muy diferente a la de las últimas semanas. “Lo que cambió fue la frecuencia de las agresiones y las amenazas”, señaló una voz relevante del oficialismo. De cualquier modo, el Gobierno busca evitar una imagen de intimidación por los episodios. “No tenemos miedo, sabemos que la gran mayoría de la gente está lejos de todo esto y lo repudia. Las amenazas son acciones de los cobardes”, declaró a Clarín la vicepresidenta Gabriela Michetti.

En la Casa Rosada no todos consideran necesario denunciar las amenazas. Sí hay coincidencia en marcar al segundo cordón del Conurbano como uno de los eventuales focos de conflicto social, que intentará contener con fondos y obra pública. “Y con mucha política”, remarcó uno de los dirigentes abocados a esa tarea. El macrismo estima que colaborarán los intendentes peronistas nucleados en el grupo Esmeralda e incluso kirchneristas como Verónica Magario (La Matanza) y Patricio Mussi (Berazategui). Ese optimismo se diluye con Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Walter Festa (Moreno), los más cercanos a Cristina Kirchner.

Durante la “Marcha de la Resistencia” convocada para esta tarde casi no habrá actividad en la Casa Rosada. Macri permanecerá en Olivos y buena parte del Gabinete viajará a San Juan para participar del Consejo Nacional del PRO. Desde ayer los vallados en los alrededores volvieron a incrementarse, con cortes en Hipólito Yrigoyen y Rivadavia, además del permanente que divide la plaza.

Fuente: Clarín

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