Víctor Manzanares pedirá ampliar su indagatoria. Busca cargar la responsabilidad en la ex presidenta y su hijo. Está preso desde hace seis meses.

Víctor Manzanares, contador de la familia Kirchner desde 1990, cumplió seis meses en prisión. Detenido por obstrucción a la justicia, por orden del juez Claudio Bonadio, rompió todo vínculo con la ex Presidenta y su hijo Máximo Kirchner. Renunció a todos los poderes que tenía ante la AFIP y otros que le habían sido otorgados con los que anteriormente se desempeñó en las empresas que son investigadas por lavado de dinero. En las próximas semanas pedirá una ampliación de su indagatoria con la representación, en principio, de un defensor oficial. Antes era representado por Carlos Beraldi, el abogado de Cristina Kirchner.

“Sólo recibía documentación de mi cliente y me encargaba liquidar impuestos (…) mi función función siempre consistía en recibir documentación y sobre esa base realizaba las tareas contables pertinentes”, declaró Manzanares ante el juez Julián Ercolini que lleva la causa Hotesur SA, la empresa dueña del hotel Alto Calafate investigada por lavado de dinero. Lázaro Báez administró el hotel junto a otros dos más, y garantizó más de $ 32 millones de ingresos a los Kirchner. Desde 2013, Osvaldo Sanfelice es quien está al frente de la administración de los complejos turísticos, investigado también por maniobras de blanqueo.

Las declaraciones de Manzanares remarcaron que la relación con los ex presidentes era “como con todos los clientes” y hasta la muerte de Néstor Kirchner “siempre tuvo relación con él y luego de ello el vínculo fue con Cristina Fernández y Máximo Kirchner en cuanto a lo personal”. Respecto a las sociedades referenció que también trataba con ellos, pero a su vez con los presidentes de los directorios, Sanfelice y Romina Mercado (hija de Alicia Kirchner).

Su línea de defensa se centrará de ahora en más en este concepto: recibía órdenes de sus clientes. “No intervino en las decisiones que se tomaron en las empresas y siempre por su rol de contador, respondió a las indicaciones que le dieron sus clientes”, en este caso la familia Kirchner. Así, lo explicaron desde su entorno a Clarín.

Con el cambio de su defensa que se oficializará en las próximas semanas, el ex contador de la ex Presidenta y actual senadora, pedirá una ampliación de su indagatoria, según indicaron sus allegados. Si bien pediría un defensor oficial, el abogado Alejandro Baldini lo representará en un primer momento.

Desde el Penal de Marcos Paz con su entorno, no habla de la figura del “imputado colaborador”, instancia a la que se acogió Leonardo Fariña en la causa donde Lázaro Báez fue tres veces procesados por lavado de dinero; y Alejandro Vandenbroele en las causas donde se investiga a Amado Boudou en relación a la ex calcográfica Ciccone.

Sin embargo, remarcó en varias oportunidades que ya no tiene “ningún vínculo personal ni profesional con la familia Kirchner”. Desde 1990 fueron de sus principales clientes, pese a ello, desde que ingresó al servicio penitenciario no recibió “ni un sólo llamado, ninguna comunicación de los Kirchner”.

Fue el primer indicio y transcurrieron algunos meses hasta que la relación comercial que los unía, tuvo un punto y final: “Hace aproximadamente 30 días no soy más el contador de ellos, y la documentación que obraba en mi poder la retiró un apoderado de ellos, a raíz de esa desvinculación”, dijo Manzanares cuando declaró en diciembre.

El quiebre definitivo de la relación tuvo otro antecedente. Manzanares declaró ante Ercolini, que por orden de Cristina Kirchner modificó información en actas de asamblea “con liquid paper”, aunque remarcó “no fue con intención maliciosa”.

fuente: clarín

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