Habría sido utilizada por un supuesto ladrón adolescente que murió de un disparo durante un robo por parte de un “justiciero”.

La investigación del crimen de un adolescente en Villa Muñecas tuvo un inesperado giro. Una de las armas utilizadas en el hecho había sido sustraída de la Oficina de Secuestros Judiciales del Ministerio Público Fiscal.

El hecho generó un escándalo en Tribunales y originó otra investigación para determinar cómo la pistola nueve milímetros terminó en manos de supuestos asaltantes.

Un disparo en el corazón

En la madrugada del domingo 30 de septiembre, Juan Costilla, de 17 años, fue llevado agonizando al CAPS San Rafael. Había recibido un disparo en el corazón, por lo que los médicos nada pudieron hacer para salvarlo.

Sus amigos y familiares, en un primer momento, dijeron que le habían querido robar, pero con el correr de las horas se determinó que podría haber sido ultimado por una persona a la que él le habría robado.

Personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Jorge Dip y Diego Bernachi fue llamado por vecinos de avenida Francisco de Aguirre y Castro Barros. Allí les contaron parte de lo que había sucedido.

Habría robado antes

Relataron que el chico Costilla y otro joven, que fue identificado como “Mujerzuli”, le habrían robado una bolsa a una mujer y que un hombre, al que no supieron identificar, salió en su defensa, disparando e hiriendo mortalmente al adolescente.

También le mostraron el lugar donde había quedado el arma que habrían usado los presuntos asaltantes. La guardaron y, con autorización de la fiscala Adriana Giannoni, le realizaron una serie de pericias.

Así descubrieron que esa pistola pertenecía a la Policía y que, supuestamente, debería haber estado en poder de la Justicia y no en las calles.

La investigación

El arma en cuestión, según reconocieron fuentes judiciales, fue secuestrada a un uniformado en 2013 por una causa de abuso de autoridad. El expediente se tramitó en la fiscalía X, cuando aún era dirigida por Guillermo Herrera.

Supuestamente, ese año fue enviada a la oficina de Secuestros Judiciales, donde debería haber permanecido, ya que el Departamento Logística de la Policía, encargado de vigilar y custodiar los bienes de la fuerza, desde al menos 2015 venía solicitando su reintegro, pero nunca pudo terminar con el trámite. Ahora confirmaron que esa era una de las armas que estaban reclamando.

Sin embargo, esta nueve milímetros fue una de las armas que desaparecieron en un robo que se perpetró entre 2016 y 2017 en una de las oficinas de los tribunales de avenida Sarmiento.

Se supo que Fermín Reyes Pérez, por ese entonces responsable de la oficina de Secuestros Judiciales, había denunciado el caso en la fiscalía que conduce Arnoldo Suasnábar. No hay información oficial sobre el avance de esa investigación, pero se estima que no se llegó a imputar a nadie por el hecho.

Un vecino de la zona, el “justiciero”

Juan Costilla, según la hipótesis que maneja la Justicia, murió en manos de un joven que hizo justicia por mano propia.

El sospechoso, que está siendo buscado, habría presenciado el robo y, por defender a la víctima, disparó, hiriendo mortalmente al adolescente. Por otra parte, “Mujerzuli”, según la investigación, habría abandonado a su supuesto cómplice en el centro asistencial y se mantuvo oculto varios días.

fuente: lagaceta

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