crimen

Andrea Pasarín, la madre de Julio Tabuenca, el hombre de 29 años que padece psicosis y ultimó de una cuchillada al panadero Javier Edgardo Hernández (52) el 28 de marzo en Colón al 800, recordó los intentos infructuosos que hizo para que su hijo sea sometido a un tratamiento, recibiendo reiteradas negativas que, según ella, derivaron en un crimen que con otro tipo de respuesta se hubiera evitado.

“Intenté por todos los medios recuperarlo, no solo acudí al Obarrio, lo mandé también a centros privados pero no respondía, se escapaba, no aguantaba. Yo rogaba que a mi hijo lo tuvieran en el Obarrio, pero la ley de Salud Mental dice que no se puede obligar a alguien a permanecer internado ni a tomar medicación”, rememoró la mujer.

El juez Lucas Taboada le aplicó al acusado la prisión preventiva a la espera de que un psiquiatra de la justicia valide los informes exhibidos por el defensor Juan Sebastián Bauque en el que otro profesional (también del ECIF) reporta que el acusado padece psicosis y que es incapaz de entender la gravedad de sus actos, por lo que debería ser recluido en el hospital Obarrio.

Pasarín sabe que el daño es irreparable y manifestó que eso le causa mucho dolor. “Estoy destrozada con lo que pasó; en la audiencia quería al menos poder pedir disculpas porque me destroza la situación y el dolor que está viviendo la familia Hernández”, afirmó entre lágrimas.

La mujer aseguró que hizo todo lo que estaba a su alcance para tramitar que su hijo fuera internado, pero que aún asi, en 10 años de lucha solo vio cómo las instituciones les cerraban todas las puertas.

“Julio comenzó a consumir droga a los 18, al poco tiempo de que su papá falleció. Así empezó un camino horrible. Lo que no estoy en condiciones de precisar es si él ya tenía psicosis desde antes o si se le despertó con el consumo. Pasó por muchos centros de rehabilitación y todavía no se le diagnosticó cual fue el origen”, amplió la madre del acusado.

11 años pasaron desde el primer episodio por el que buscaron ayuda y en ese tiempo, la mujer asegura que al menos cinco veces solicitaron a un Juzgado de Familia que ordenara que Julio fuera internado.

“Las veces que ordenaron la internación fue por unos días nada más y la pregunta es ¿en qué momento Julio deja de ser un peligro para él y para terceros? Yo rogaba que lo mantuvieran en el Obarrio porque siempre imaginé que, de otra forma, mi hijo terminaría muriendo” aseguró la mujer.

“Así como no tenemos certezas del origen de la psicosis, lo que sí puedo confirmar es que mi hijo sí tenía conductas extrañas de chico y que un día, ya con 18 años, tuvo un ataque por el cual lo llevamos al Obarrio. Ahí nos explicaron que había sufrido un brote psicótico, fue la primera vez que le detectaron psicosis y un retraso”, recordó.

Pasarín adhirió a lo que muchos familiares de pacientes psiquiátricos y un sector de los abogados penalistas vienen remarcando desde hace años: “la ley de Salud Mental debe cambiar”.

“Actualmente, como no se lo puede obligar, Julio llevaba 10 días sin tomar medicación, no lo podíamos internar porque no lo reciben. Otro detalle es que él no estaba constantemente en situación de calle, él vive conmigo, tiene su espacio, pero por la adicción se escapa de casa y pasa varios días hasta que vuelve”, afirmó la madre del imputado.

“Luché contra el mundo para que lo internaran y no lo conseguí ¿cómo alguien con el diagnostico de Julio queda abandonado? Él no quiere ser internado y por eso no lo reciben. La Ley tiene que cambiar, tienen que obligar a los psiquiátricos a recibir a estas personas porque estamos todos expuestos. Siempre dije que había momentos en que mi hijo se tornaba peligroso. No saben todo el esfuerzo que hicimos, las veces que salimos a buscarlo a la calle para traerlo a casa, tienen que ver la carpeta con todos los estudios que le hicimos, los pedidos que hice para que lo internaran”, agregó en medio del llanto.

La madre de Tabuenca estimó que si la hubieran escuchado, el homicidio del panadero Hernández se habría evitado. “Lamentablemente hoy ya es tarde para todos”, agregó.

La mujer recordó que la condición y la adicción de Julio la llevaron a afrontar muchos malos momentos, mencionando uno en particular: “Julio ya había tenido problemas, lo detuvieron por robos y lo alojaron en una comisaría. Es tremenda la vida ahí adentro, la droga se vende incluso ahí dentro. Me pasó que, tras una de sus detenciones, viniera a amenazarme un tranza porque decía que mi hijo le había robado pasta base en la celda. Hay un montón de cosas que me callé por vergüenza, pero ya no más”.

“Algo tiene que cambiar, Julio debía estar internado y, como él, hay cientos de chicos igual que no son recibidos en los psiquiátricos y cientos de familias que peregrinamos pidiendo que ayuden a nuestros hijos, porque no solo son peligrosos para nosotros, sino también para ellos mismos y para la sociedad. Son personas incapaces de comprender las cosas de la misma forma que nosotros”, Sentenció la angustiada madre.

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