Marie Kondo y la argentina Estefanía Fryd

Cada vez más argentinos incorporan el hábito de donar y regalar bajo los lineamientos de la best seller de “La Magia del Orden”.

Escuchar su voz en japonés remite al anime, la categoría dibujitos nipones que es la más vista en el mundo. Quizá por eso los productores de ¡A ordenar con Marie Kondo!  la dejan hablar varios segundos antes de traducirla. Con o sin ese detalle, la serie/reality de Netflix es un éxito que desborda. Pero esta pequeña “hada de las cosas que no usamos” (mide 1,43)  tuvo un efecto que va más allá de doblar remeras, ordenar y cambiar estilos de vida.

Cada vez más argentinos incorporan el hábito de donar y regalar bajo los lineamientos de la best seller de “La Magia del Orden”. El efecto Marie Kondo y una veta colateral, solidaria, que se nota en un contexto de crisis e inundaciones en el litoral argentino.

Como pasó en Estados Unidos, también acá argentinos que nunca -o casi nunca- hicieron donaciones ahora se acercan con bolsas de consorcio a los puntos de donaciones del país. La semana pasada, la cancha de River, donde se recibían donaciones para los inundados, fue epicentro de una movida de caridad multitudinaria.

Todas las fundaciones destacan un aumento inusitado de las donaciones en enero. El estreno de la serie fue el 1° de este mes. No hay estadística para hablar de una causa y efecto con la japonesa porque “no se pregunta por qué donaron”. Pero, afirman, “cada vez es gente nueva”. 

Es que el método de Marie Kondo -llamado KonMari- invita a “quedarse sólo con lo que te produzca alegría” (sparks joy).

Una imagen de la serie  ¡A ordenar con Marie Kondo! (gentileza Netflix)

Una imagen de la serie ¡A ordenar con Marie Kondo! (gentileza Netflix)

“Terminé el primer capítulo en Netflix, eran las 9 de la noche, y empecé a vaciar el placard. Tiré todo arriba de la cama. Al principio no me quería desprender de nada. Pero terminé y me sentí liberada. No estaba tirando la ropa. La acomodé y como la señora que me ayuda en casa tiene la misma contextura que yo, separé todo para que elija lo que le guste”, narra Martina B., de Núñez.

“Tuve casos en el que la gente daba el 90% de sus cosas porque no los hacía feliz. Como mínimo se sacan 3 bolsas de consorcio y la mayoría se la regala a la empleada doméstica. Pero tuve el récord de una clienta que llegó a las 26 bolsas, después otra también con 26. Lo que es ropa les recomiendo a mis clientas la Fundación Sí. También la fundación Tzedaká, que recibe muebles, libros y venden ropa que la pasan a buscar por tu casa”, cuenta Estefanía Fryd (@elartedeorganizarok), la primera consultora oficial de Marie Kondo en Argentina.

Alejandra Rosenfeld utilizó el metodo de organización Marie Kondo y donó montones de ropa.  Foto: Juano Tesone

Alejandra Rosenfeld utilizó el metodo de organización Marie Kondo y donó montones de ropa. Foto: Juano Tesone

“Comparando enero 2018 vs 2019 notamos un incremento del 20% en el total de donaciones. No lo habíamos vinculado al fenómeno de Marie Kondo. Pero es verdad que es un tema que está hoy muy presente y motivo recurrente de charlas entre amigas o menciones en las redes sociales, de modo que entendemos que es bastante probable que efectivamente esté vinculado“, detalla Patricia Kahane, directora ejecutiva de la Fundación Tzedaká. Lo que más se dona es ropa, un 32%, que está en buen estado, limpia y prolija. Además hay un 35% que junto con la ropa donaron muebles, libros, electrodomésticos o colchones.

No existen estadísticas tampoco, pero otro punto de recepción de donaciones son las Iglesias. Allí también, en organismos como Cáritas, se experimenta un mayor afluente de personas que llegan con bolsas para donar. ​

Tzedeka retira a domicilio sin cargo las donaciones. Los equipos de voluntarios clasifican y organizan las donaciones que luego son puestas a la venta en el local de la fundación en Chorroarín 1280, Chacarita, o a través de Mercado Libre.

“Es interesante pensar que aquello que ya “no produce felicidad” a quien lo posee, puede convertirse en la esperanza de miles de personas que pueden recibir una beca educativa, un medicamento que necesitan con urgencia, una capacitación laboral que le puede cambiar la vida. Si este es el motivo del incremento de las donaciones…¡bienvenido sea!”, sigue Kahane.

“Veníamos de Epuyén por el hantavirus y se desatan las inundaciones, que son nuestras catástrofe número 36 o 37 en el país. No puedo marcar una relación entre Marie Kondo y quienes se acercaron a River a dejar donaciones. Pero ¿26 toneladas en el primer envío? No esperaba tanto para enero. Cada vez más y más gente. La explosión de la solidaridad me conmueve”, dice Juan Carr, fundador de Red Solidaria. Su mujer también empezó a hacer orden en la casa con este método. 

“Eso sí -aclara- ahora la solidaridad no es ‘la limosna que cae de la mesa’. Los argentinos personalizan más, te dicen ‘tengo botas de lluvia 38, ¿tenés alguna chica para dárselas?’. Preguntan más detallado para donar, para que sea realmente útil. Te dicen: ‘separé esto para una madre’. Cada vez es más prolijo”. Y hace una salvedad, con la agudeza de quien sabe ayudar. “Más que hacer orden, ahora los argentinos están más preocupados por el que sufre. También preguntan para comprar lo que se necesita. No lo que tienen en el placard”, cierra.

Manuel Lozano, director de la Fundación Sí, tiene sus reservas. “Marie Kondo propone sacar lo que no te hace feliz Lo que haría falta es que se done lo que se necesita, no lo que no te hace feliz. En una inundación es muy importante la organización y chequear cuáles son las necesidades puntuales en cada uno de los lugares. Es clave enseñar eso a los donantes. No se trata de hacer limpieza y donar lo que sobra o lo que no tenemos donde guardar. Se trata de donar lo que verdaderamente se necesita. Es clave para la distribución ya que se pierden miles de horas clasificando todo lo que recibimos para separar lo que se necesita y eso retarda los envíos. Sin dudas, sí se siente la crisis del país ya que la gente quiere ayudar pero lo económico limita”.

LOS QUE DONARON

“Hace poco que me mudé a un departamento de 75 metros cuadrados, apliqué el método y  me ordenó en varios aspectos. Soy arquitecto e interiorista así que Marie Kondo me interesó desde el primer momento. Doné mucha ropa y libros. Mi casa es ultra minimalista. Demasiado”, dice Diego Saenz (36), de La Plata.

Donó más de 10 bolsas . “Las subí al auto para ya tenerlas y si veía gente en la calle que necesitara algo de lo que tenía, las bajaba. Una vez adelante de mi camioneta iba un caballo con tres personas. Estaban buscando cosas en los cestos de basura. Gracias a Dios tenía las bolsas, bajé algunas También las llevé a escuelas”. Ese es el “efecto KonMari” que más celebra: “cuando empecé a ordenar y tomé conciencia de todas las cosas que había acumulado y de lo que hablaba Marie Kondo en su libro no lo dude un segundo”. Diego tiene un carpintería con un socio y ahí también aplica el método. “Los muebles los hacemos con divisiones (que en la serie se logran con cajas). Les explico a los clientes qué es para que se organicen mejor. Algunos lo entienden. Otros no”

Donó más de 15 bolsas y 15 pares de zapatos. “La mayoría, ropa, cosas que ni sabía que tenía, un montón de carteras. Tengo una casa bastante grande, todo lo que tenía en distintos placares quedó en un sector de mi placard. También doné artículos de cocina, baño, montón de toallas y toallones. Somos dos y tenía como para cuando vivía toda la familia junta. Doné medicamentos que no estaban vencidos y ya no necesitaba”, cuenta a Alejandra Rosenfeld (56), que vive en un piso de Belgrano. Tenía libros infantiles de mis hijos, o su ropa guardada, apuntes de cuando fueron a la universidad. Cuando se mudaron se llevaron lo que usaban y dejaron todo lo demás”. El último de sus 4 hijos se fue a vivir sólo hace 6 años.

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