La obesidad y el sobrepeso son desde hace años un importante problema de salud para millones de personas a nivel mundial. Con la llegada de la pandemia el número de afectados se incrementó significativamente. ¿Por qué aumentamos de peso y qué tiene que ver la obesidad con el estrés?

La obesidad es una enfermedad inflamatoria multifactorial que se caracteriza por presentar un exceso de grasa en el cuerpo, y el estrés es una de las variables que impactan en el desarrollo de esta situación crónica. Es una de las patologías más complejas ya que no se limita, solamente, a un problema de fuerza de voluntad o autocontrol. Hay muchos factores en juego que son parte del aumento de calorías ingeridas, tales como: dificultad para controlar el apetito, para gastar energía o para romper el sedentarismo.

Una encuesta realizada por la Sociedad Argentina de Nutrición señala que prácticamente 6 de cada 10 argentinos (56,9%) expresaron haber subido de peso durante la pandemia. La mayoría aumentó entre 1 y 3 kilos, y una de las principales causas declaradas es la ansiedad. También allí actúa el estrés y el cortisol aumentado impacta en la amígdala cerebral.

¿Cómo se vincula la obesidad con el estrés? El cortisol es una hormona fabricada en las glándulas suprarrenales y activada en momentos de estrés crónico, como los que se vivieron en el mundo durante la pandemia y en particular durante el confinamiento, que no solamente afecta en el aumento de peso sino también la distribución de la grasa en áreas que incrementan el riesgo cardiovascular, como es el caso de la grasa abdominal. Sumado al sedentarismo, muchas personas tendieron a comer en mayor medida, alimentos no saludables y de forma desordenada, ya que el estrés también afecta al ritmo circadiano, nuestro “reloj biológico”. En este sentido, es fundamental mantener nuestra rutina de actividad física e implementar una nutrición saludable, con baja sal para poder controlar la presión arterial.

Asimismo, el estrés también impacta en las emociones dado que tienen receptores en la amígdala, un núcleo cerebral que se encuentra en la base del cerebro (sin relación con las conocidas amígdalas de la garganta). Esta regula esas emociones y el cortisol potencia la ansiedad.

Ocasionalmente se relaciona a la obesidad con la tiroides, pero es importante destacar que esta glándula es responsable de unos pocos kilos de más, en general a expensas de la retención de líquidos. No solemos reflexionar a menudo para detectar aquellas situaciones que se pueden beneficiar a partir de una buena gestión del estrés, aunque si lo hiciéramos colaboraríamos con el descenso de peso.

En nuestro centro médico realizamos una encuesta de forma online a más de 900 pacientes. Entre los resultados arrojados, el 51% refiere que aumentó de peso durante la pandemia, el 36% lo mantuvo estable y el 13% lo disminuyó. De los pacientes que indicaron que aumentaron de peso, el 55% lo hizo en menos de 5 kg, el 38% entre 5 y 10 kg, el 6% de 11 a 20 kg y el 1% más de 20 kg. Aquellos que manifestaron que disminuyeron de peso, el 60% bajó menos de 5 kg, el 26% entre 5 y 10 kg, el 12% entre 11 y 20 kg y el 2% más de 20 kg.

Con respecto a la actividad física, que como ya sabemos es beneficiosa tanto para el cuerpo como para la mente, el 37% mencionó que no realizó ejercicio, el 18% solo una vez por semana, el 22% dos veces por semana y el 23% más de tres veces por semana. Cuando se les consultó si practicaban alguna actividad física previo a la pandemia, el 68% si lo hacía y el 32% no.

El sobrepeso y la obesidad constituyen un importante problema de salud debido a su aumento progresivo a lo largo de los años. Por lo tanto, es preciso abordar junto a los pacientes en la práctica clínica el diagnóstico preciso para generar un impacto positivo en la salud. El tratamiento adecuado puede abarcar desde cambios de hábitos para lograr una alimentación saludable, incorporar ejercicio físico acorde a las posibilidades y preferencias, hasta ayuda farmacológica.

El Día Mundial de la Obesidad representa una jornada significativa para quienes trabajamos en diversas áreas de salud con el objetivo de prevenir y revertir esta problemática que afecta a la mitad de la población en todo el mundo. En este marco, y sumado al verdadero impacto que genera en la sociedad, debemos crear conciencia sobre las complicaciones producidas por una alimentación alta en grasa y azúcares sobre todo en la niñez. Una nutrición balanceada y actividad física son los pilares en la lucha contra la obesidad y el sobrepeso.

 

 

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