garbarino

“Hace dos meses compré una aspiradora de mano a través de Garbarino Marketplace. Lo devolví en la misma sucursal donde me lo habían entregado porque no cumplió con mis expectativas. Me dijeron que la empresa iT Brokers me iban a realizar la devolución. Ninguna de las dos empresas se hace cargo de la devolución. Mientras tanto, me siguen entrando las cuotas en mi tarjeta de crédito. Los números de teléfonos que encontré en las páginas web están temporalmente fuera de servicio”.

“… nadie me da una respuesta. El producto ya está pago y no tengo la opción de dar de baja la compra. La página de Garbarino sigue activa para realizar compras, es una vergüenza…”

“Realicé una compra de pava eléctrica Atma el día 16 de mayo, no me enviaron nunca el producto. Realicé reclamo en ese momento al 0800. Sin obtener respuesta. Luego no funcionaron más las líneas telefónicas Por lo menos deberían reintegrarme el dinero ya que no me entregan mí producto y no tener que ir a una mediación por una pava eléctrica…”.

Los mensajes se multiplican con el correr de los días. Corresponden a cientos de clientes que realizaron compras en la Web de Garbarino en estos últimos meses y hoy, a partir del derrumbe que atraviesa el retail, se ven afectados por el corte total a la entrega de productos y la voracidad de quienes controlan a la cadena para seguir cobrando cuotas y tomando pagos.

A la par de la ausencia del pago de salarios a sus casi 4.000 empleados,
 y la decisión corporativa de mantener suspendidos aportes y coberturas de salud, la cúpula que aún dirige el destino comercial de la compañía transformó a Garbarino en un incumplidor serial de obligaciones.

A tono con esto, en Defensa del Consumidor se multiplican las páginas cargadas con denuncias de clientes. Lo mismo ocurre en redes sociales como Twitter, donde incluso se exponen detalles de audiencias y mediaciones inminentes a partir de casos como el detallado antes: la no entrega de una pava eléctrica.

Según la base de datos del organismo, la compañía acumuló más de 2.000 denuncias sólo entre el inicio del año y el cierre de julio. En torno a Defensa del Consumidor dan por descontado que en el recuento de la segunda parte de 2021 resaltará fuerte el crecimiento de la cadena en términos de reclamos.

“Quiero denunciar a Garbarino por incumplimiento de entrega del producto. El día 15 de junio del 2021 compré una impresora Epson L3110 la cual tenía que llegar el 17/6 y no la trajeron al domicilio. Después de varios días a la espera de la misma llamo 0810 atención al cliente y pregunto en dónde estaba mi impresora para ir a buscarla personalmente y me dijeron que no sabían…”, detalla otra queja en Defensa del Consumidor.

Una más: “El día 8/01/2021 hice una compra a Garbarino de Paraná, Entre Ríos. A la tarde del mismo día suspendí la compra. Me dijeron que en 10 días hábiles se me devolvía la plata de la tarjeta. Resulta que de la fecha a hoy me cobran la cuota. El producto lo había cancelado. Quisiera que me devuelvan la plata”.

Desde el ámbito de los trabajadores de la compañía, que acumulan ya más de 5 meses de salarios impagos de forma completa, aseguraron  que las pocas sucursales abiertas “están con las manos atadas”.

Ocurre que la firma que encabeza Carlos Rosales transcurre las semanas casi sin disponibilidad de sistemas para atender los reclamos. Sin embargo, la página Web de Garbarino sigue activa y permite compras, lo cual sigue generando clientes insatisfechos. “Lamentablemente, nosotros ni siquiera podemos darles solución a los reclamos”, dijo a este medio un representante de los empleados.

La acumulación de denuncias en Defensa del Consumidor, en muchos casos asentadas como “estafa” por los compradores afectados, ya viene generando reclamos judiciales y la intervención de sendas ONGs que bregan por el derecho de, justamente, los consumidores. En el ámbito de estas organizaciones se multiplican las voces que dan por descontado que Garbarino irá a la quiebra y, de ser así, los incumplimientos alcanzarán la condición de permanentes.



 
Una deuda cada vez mayor
 

La deuda salarial que Garbarino mantiene con su plantel de 4.000 empleados volvió a engrosarse en esta primera etapa de septiembre. La compañía inició el mes incumpliendo pagos por lo que ya acumula un semestre de sueldos sin cubrir de forma completa.

Entre los trabajadores prevalece la idea de que el Gobierno no moverá un dedo para evitar la caída definitiva de la compañía que encabeza Carlos Rosales.

De ahí que, en los últimos días, sendos representantes de los empleados intensificaron la comunicación con Pablo Moyano, referente de Camioneros, con vistas a reforzar el volumen del reclamo por la deuda existente.

A la par, los delegados también activaron el diálogo con los estudios de abogados que encabezan Fernando Burlando y Mariano Cúneo Libarona en búsqueda de asesoramiento y con la perspectiva de encender la mecha de la lucha legal a gran escala.

El primero no les acercó una perspectiva positiva. “La respuesta que nos dio es que la empresa no posee capitales a su nombre, por lo que resultaría imposible cobrarles. A nosotros nos quedaron dudas al respecto. Entendemos que en un principio el juicio era ganable, que se podía iniciar una acción por fraude. Pero Burlando insistió en que no es viable”, comentó un delegado.

Del lado de Cúneo Libarona, la respuesta fue diferente. “Nos dijo que cualquier abogado estaría dispuesto a impulsar un juicio de semejante envergadura. Nos ofreció sus servicios. Tendremos que fijar una reunión para ver si se puede presentar una demanda, si es accesible”, señaló la misma fuente.

Mientras esto ocurre, los empleados siguen de cerca las maniobras que se discuten en el seno del retail. La acción más fuerte que persigue la compañía es generar un fideicomiso con eventual participación del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).

La figura en cuestión permitiría a los responsables de la empresa acceder a capital de trabajo a tasas subsidiadas que le servirá para poder reabastecerse de mercadería y relanzar sus operaciones de venta física y online.

En torno a la cadena afirma que sin capital de trabajo es prácticamente imposible la continuidad de la empresa. La compañía acumula un pasivo cercano a los 15.000 millones de pesos sólo con proveedores, bancos y compañías financieras.

fuente: elprofesional

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