A cinco días de cumplirse cuatro años del último partido oficial en el que jugaron juntos, aquel 12 de agosto de 2012, en el estadio O2 londinense, Argentina recordó nuevamente el disfrute que es ver en acción a Luis Scola, Emanuel Ginóbili, Andrés Nocioni y Carlos Delfino con la camiseta celeste y blanca. No vale la pena aún pensar en qué pasará cuando termine esta montaña rusa llamada Juegos Olímpicos. Resta disfrutar que están aquí y ahora, rodeados de un grupo de jóvenes con hambre y sapiencia para escuchar consejos. Al cabo, ¿quién se puede resistir a tener como compañeros a cuatro campeones y dos veces medallistas olímpicos? Con el aporte de todos y una defensa vital como identidad de equipo, Argentina derrotó 94-66 a Nigeria en el arranque de la aventura del básquetbol de Río 2016.
Es cierto que el equipo africano es el rival a vencer por todos en este Grupo B que arrancó como una carnicería -primero Lituania, que llegó a estar 30 puntos arriba, superó a Brasil 82 a 76; y más tarde Croacia dio la sorpresa al vencer a España 72 a 70-, pero las victorias hay que basarlas en cimientos duros. Que vayan a la raíz. Y Argentina hizo uso de variantes ofensivas, rotación de pelota y, sobre todo, de una defensa por momentos asfixiante en la primera línea. Una cosa es ver a los más jóvenes apretar al lado del rival, porque no tienen excusas por la frescura de su edad. Pero si hasta Delfino, en este renacer deportivo, apretaba las clavijas defensivas, todo tenía sentido.
Argentina convirtió un partido olímpico en un entrenamiento con gente, sin sobrar a nadie. Y el público deliró primero, coreando al nombre o apodo de los jugadores, y luego se la pasó buscando enojar a los espectadores brasileños. Todo en la dulce espera del duelo del sábado. Pero, antes, mañana será el turno de medirse con Croacia, sorpresivo vencedor de España.
No había que obnubilarse con el 11-0 del arranque, porque el camino se demuestra andando. El desafío era mantener la intensidad cuando Nigeria reaccionara, como hizo para quedar a cinco puntos (20-15) justo antes de Campazzo cerrara el primer cuarto con un robo en la salida de los africanos. Y el objetivo se cumplió ampliamente en el segundo parcial, ganado por 28-16 y jugado a lo grande.

Fuente: Clarín

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