De bolitas de Navidad en la política, traviesos y trasnochados que tomaron antes de las fiestas

—¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace armando el arbolito si todavía no llegó el 8 de diciembre? ¿Acaso se le mezclaron las páginas del almanaque?

—No, mi estimado, lo que pasa es que quiero hacer una comparación con el ámbito político.

—¿Con qué los compararía?

—Con los ornamentos.

—¿Usted se refiere a los adornos del árbol?

—Sipi.

—Explíquese mejor, Eduard.

—Por ejemplo, les podríamos decir “pelotitas de árbol de Navidad”.

—¿Por qué?

—Porque están de adorno.

—¿Por qué tanta falta de espíritu navideño, Eduard?

—Porque algunos están tan traviesos que no pueden mandar la cartita al Niñito Dios.

—¿Es para tanto?

—Claro, algunos están delirando con el retorno de Juan en 2023 y una supuesta re-reelección.

—¿Estuvieron tomando antes de las fiestas?

—Usted lo dijo, mi estimado amigo.

—¿No era que Juan estaba midiendo a ver si se proyectaba para presidenciable?

—Sipi.

—¿Y entonces?

—Justamente por eso no entiendo las actitudes de estar en constante interna.

—Y eso que varios que estaban bravos entendieron que la pirotecnia tenía que terminar en algún momento.

—Claro, muchos dejaron de tirar pirotecnia fuerte y ahora…

—¿Ahora tiran chasqui boom?

—¡¡¡No sea zopenco!!! Ahora tiran pirotecnia lumínica, que no afecta los oídos.

—¡Usted no sirve, Eduard!

—Se agradece el cumplido.

—¿No se le anima a un par de sidritas frapé?

—No, mejor le entremos a un par de champús y unas cerezas…

—¿Paga usted?

—Sipi.

—Pero, ¡se viene un cataclismo!

—Ah, no. Disculpe amigo, pero me deje la billetera en el departamento.

—Ya me parecía.

—Pague usted que mañana le doy.

—¡Ya me jodió de nuevo…!

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