Se trata de los dos acusados de violar y asesinar sin contemplación a una joven de 18 años a la salida de un baile en el sur de la provincia en 2012.

William Doldan y Luis Alberto Aguilar recibieron ayer la pena de cadena perpetua luego de que un tribunal los encontrara culpables por la violación y muerte de la joven Cecilia Britos, en la ciudad de La Cocha en junio de 2012.
Los dos asesinos fueron condenados con la máxima pena, y el fallo fue dado a conocer ayer a la noche por la Cámara Penal de la Sala I del Centro Judicial de Concepción integrada por los jueces Raquel Asis (presidenta), Elena Grellet y Carlos Pellegri.
William Doldan y Luis Alberto Aguilar fueron hallados culpables por la violación y muerte de Cecilia Britos luego de que la secuestraran a la salida de una discoteca, la llevaran a una casa, abusaran de ella y para ocultar el hecho la golpearon hasta matarla. Luego, buscaron deshacerse del cuerpo arrojándolo en un potrero de la zona donde finalmente al otro día fue hallado.
El hecho conmovió a toda la provincia y la Justicia tardo alrededor de un año para esclarecer el hecho luego de que algunos “arrepentidos” contaran lo sucedido. Es que Doldan y Aguilar no estaban solos la madrugada del crimen. Había algunos testigos que dijeron que fueron amenazados para que callaran. Por eso, además de los dos condenados, otras siete personas fueron imputadas de encubrir el caso, pero fueron absueltos.
El testimonio del testigo Carlos Burela fue muy importante en el juicio ya que fue quien contó que esa noche estuvo con los dos asesinos y vio cómo violaron a Cecilia en una habitación y luego la dejaron, sin vida, en una cancha del barrio Ejército Argentino. Los sujetos utilizaron una botella con la que vejaron a la chica y luego le pusieron pastos en la boca para asfixiarla.

El relato de Burela fue el siguiente: “La noche del 11 de junio de 2012 cuando salió de su casa al centro de La Cocha, se encontró en el camino con Aguilar que iba en su camioneta, acompañado de Doldan y un tal Luis Tello. Me pidieron que suba y, luego de tomar unas cervezas nos fuimos al boliche. Allí Aguilar no entró, pero luego se reunió con ellos para ir a una fiesta. Cerca de las 5 de la mañana junto a Doldan y Aguilar fuimos a dar una vuelta. Fue durante ese recorrido que encontraron a Cecilia caminando por la calle San Martín. Ella no quería subir. Entonces William la abrazó, la metió adentro y nos fuimos a su casa. En ese lugar la chica intentó resistirse a entrar a una habitación. Fue entonces que Doldan le dio una patada y la lanzó al interior. Entraban y salían mientras la chica gritaba. Ellos me decían que si contaba algo me iban a matar. Después no se la escuchó gritar más. Salieron con Cecilia atada de pies y manos con trapos. La pusieron detrás de la camioneta y salimos rumbo a la cancha del Barrio Ejército Argentino. Ahí la tiraron entre unos matorrales. Cuando Doldan y Aguilar regresaban a la camioneta advirtieron que Cecilia se movía y que intentaba gritar. Entonces regresaron y comenzaron a patearla. Después los vi a ambos cortar pastos que le pusieron en la boca y le arrojaron también sobre el cuerpo. Luego volvieron al vehículo y pusieron música. En todo momento me repetían que no debía decir nada porque si no me iban a matar”.

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