Otros tiempos. Carlos y Verónica posando con una foto de su hijo.

La mamá de Gastón Bustamante está acusada de atacar a golpes a la víctima. Ambos encabezaban la lucha para conseguir Justicia por el crimen de su hijo de 12 años.

Cuando se sentó frente a la fiscal Florencia Salas no paró de llorar. Apenas habló para preguntar cómo era el estado de salud de su esposo. Aún no sabía que estaba muerto. De eso se enteró cuando ya estaba detenida en el destacamento femenino de Batán, este sábado por la tarde. También que la imputación en su contra había cambiado: a Verónica González (50) la acusan de matar a su marido, Carlos Bustamante (66), en su casa de Miramar, la misma propiedad en la que en noviembre de 2011 asesinaron a Gastón (12), el hijo de la pareja y cuyo crimen aún sigue impune.

Los vecinos de la casa de la calle 27, entre 46 y 48, de Miramar no salen de la conmoción ante el arresto de Verónica y el ataque y la muerte de Carlos. No pueden creer cómo esa familia, que estuvo signada por la desgracia hace poco más de siete años y que aún no conoce quién mató a Gastón, ahora atraviesa este otro homicidio, rodeado de una violencia extrema.

Verónica y esposo cuando esperaban el fallo de la Corte por el crimen de Gastón.

Verónica y esposo cuando esperaban el fallo de la Corte por el crimen de Gastón.

“La vida de Bustamante corre riesgo”, decía la propia fiscal Salas este sábado al mediodía. Horas después, se confirmaba la muerte de Carlos, que nunca conoció la Justicia para hijoni siquiera quién fue el asesino.

El expediente del homicidio de Gastón está en la Corte Suprema de la Nación, luego de que el procurador general de bonaerense, Julio Conte Grand, revocara la absolución del principal sospechoso del caso: Julián Ramón (32), el novio de la hermana de la víctima, Rocío Bustamante.

Mientras ese expediente sigue en la Corte, a Verónica le abren una causa por el delito de “homicidio agravado por el vínculo” que seguramente llevará otro agravante que lo conocerá cuando nuevamente se siente ante la fiscal Salas.

Carlos estaba internado muy grave Hospital Interzonal General de Agudos. Había sufrido fractura de cráneo, de mandíbula y varias lesiones en el brazo. La persona que lo mató lo golpeó con brutalidad con un palo o un fierro, que aún no fue hallado por los investigadores. “También tenía signos de que le aplastaron la cabeza”, indicaron fuentes.

En la casa de Miramar donde ocurrieron los dos crímenes, el cuarto de Gastón sigue intacto.

En la casa de Miramar donde ocurrieron los dos crímenes, el cuarto de Gastón sigue intacto.

El crimen fue descubierto el viernes al mediodía. “Cerca de las 13.15, los vecinos vieron a Verónica en la puerta de su casa, se agarraba la cabeza, no entraba. Luego, llegó su cuñada para darle unos productos de Avon que el repartidor le había llevado, pero nadie lo atendió cuando golpeó en la casa de los Bustamante”, detallaron fuentes de la investigación.

Fue entonces que ambas mujeres entraron a casa y encontraron la escalofriante escena en el living: Carlos inconsciente y ensangrentado. El llamado a la Policía fue inmediato y entonces comenzaron las pericias y la toma de testimonios, mientras Carlos agonizaba en el hospital. Verónica quedaría detenida no sólo por la inconsistencia en su relato sino por varios indicios que la posicionan como la única sospechosa del homicidio.

“No hubo ingresos violentados, los vecinos no escucharon ladrar a los perros, como lo hacen ante la presencia de extraños, y vieron a la mujer en la puerta en una actitud extraña. Además, el chico que les llevó los productos de Avon a las 12 declaró que escuchó gritos en el interior de la casa y que, cuando golpeó, nadie atendió”, describieron las fuentes.

A poco más de 24 horas del ataque, la evaluación médica de Carlos fue clave: “Tenía signos de hipotermia, por lo que la agresión se pudo haber producido de madrugada o muy temprano en la mañana. También, la evidencia indica que lo golpearon en dos intervalos diferentes de tiempo”, precisaron las fuentes. Eso lo llevó a la muerte.

Y añadieron: “Primero lo atacaron en el dormitorio, en su cama. Más tarde, al constatar que el hombre aún respiraba, lo volvieron a golpear. Eso lo evidencia que tenía sangre seca y también sangrados recientes”.

Ese viernes del ataque, Verónica y su marido iban a ir a una radio a hablar porque una amiga la había denunciado por “estafas”, por haberle usado la tarjeta de crédito. “Sabemos que los dos discutían mucho, porque así lo comentaron los vecinos, pero no podemos decir que una discusión por ese tema haya sido el móvil del ataque. Solo sabemos que los indicios apuntan a la mujer”, señalaron voceros del caso.

Y agregaron que Verónica había tenido un par de traspiés judiciales previos que alertaron a los investigadores: “Denunció lesiones y se constató que fueron autoinflingidas; también denunció amenazas y se probó que salieron de su propio teléfono. La mujer está muy medicada por problemas psiquiátricos”.

Los horarios de los movimientos de Verónica del viernes por la mañana la posicionan como sospechosa. “A algunos les dijo que salió de su casa rumbo al banco a las 10, a otros 11.30. En la sucursal estuvo, pero también la vieron en la puerta de su propiedad cerca de las 13 y recién entró cuando llegó la cuñada, unos 40 minutos después”, señalaron voceros del caso.

Siete años de impunidad

El brutal asesinato de Carlos vuelve a poner la lupa sobre la investigación por el crimen de Gastón. Justamente, Verónica fue una de las primeras sospechosas de esa causa. “Para haber sido un escruche, como se quiso hacer creer, la violencia fue demasiada. El asesinato del chico sólo se justificaba porque había sido alguien conocido y hasta que se encontró la huella de su cuñado, la hipótesis siempre se centró en la familia”, subrayaron las fuentes.

La mañana del 21 de noviembre de 2011, Verónica escuchó a Gastón que le decía: “Andá tranquila ma, que yo te llamo”. Luego, salió de su casa para comprar unos plantines para una clienta en el vivero de Miramar.

Gastón Bustamante tenía 12 años y lo asesinaron en su casa de Miramar en noviembre de 2011.

Gastón Bustamante tenía 12 años y lo asesinaron en su casa de Miramar en noviembre de 2011.

Ese día, el chico tendría que haber ido a la escuela, pero la noche había festejado su cumpleaños, se había dormido tarde y quería quedarse un rato más en la cama. Su madre lo consintió, pero ella tenía sus obligaciones. Era la primera vez que lo dejaba solo en su casa.

Verónica tardó menos de una hora en regresar y fue quien encontró a su hijo muerto en su cuarto: estaba en el piso, tenía una media en el cuello y una almohada en la cara. Su asesino lo había golpeado, estrangulado y asfixiado.

Según la investigación, el asesino robó 300 pesos y también quiso llevarse una TV que trasladó del cuarto matrimonial a la cocina, pero al final quedó en la casa. Sólo que dejó en la pantalla una huella de arrastre, la huella de quien hasta hoy es el principal sospechoso: el cuñado de Gastón, Julián Ramón.

Julián Ramón, el novio de la hermana de la víctima, durante una marcha por el asesinato de Gastón Bustamante. (Fabián Gastiarena)

Julián Ramón, el novio de la hermana de la víctima, durante una marcha por el asesinato de Gastón Bustamante. (Fabián Gastiarena)

Según consta en el requerimiento de elevación a juicio contra el cuñado de Gastón, “Ramón lo asesinó para que no lo delate, porque no quería perder a su novia”. Y lo que lo motivó a entrar a la casa fue un robo: buscaba la plata que Carlos tenía escondida para depositar en un plazo fijo. Pero sólo halló 300 pesos.

Ese día, los ingresos de la casa no fueron forzados, los perros tampoco ladraron y a Gastón lo atacaron en su cuarto, en su cama. El crimen sigue impune. Ramón fue sobreseído en todas las instancias y el expediente llegó a la Corte Suprema, que debe definir si se realizará un juicio.

Fuente

Comments

Comentarios