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Ante la embestida del kirchnerismo duro, el Presidente de la Nación prefiere callar y no responder los agravios. Hubo reacciones subterráneas de malestar tras los discursos de Cristina y Máximo Kirchner, pero ninguno de los alfiles del Presidente salió a responder en público. Mañana parte rumbo a España y luego irá a Alemania, donde estará cuando se conozca la inflación de abril.

Postura del silencio

Más allá de las reacciones de furia en el entorno de Alberto Fernández, expresadas por lo bajo en las horas posteriores al provocador discurso de Cristina Kirchner en Chaco, el Presidente mantendrá inalterable su postura de silencio ante las acometidas del kirchnerismo. El lunes viaja rumbo a Europa para su gira por España y Alemania -que se confirmó, sugestivamente, poco después de la difusión de los flyers que anunciaban la disertación de la Vicepresidenta- y no tiene planeado responder ni ejecutar ningún cambio en el Gabinete económico, como le exige el ala dura del Frente de Todos. Ni para romper, ni para acercar posiciones. En público, decidió, ignorará el mensaje de la Vicepresidenta.

Mensajes virulentos

El primer mandatario se mantendrá impertérrito, como hace semanas, a pesar de la crecida de los mensajes que tuvieron su pico en el virulento y contundente discurso que brindó el viernes por la noche Cristina Kirchner, a través del cual, además cuestionar la gestión, desacreditó el peso político del Presidente. Tampoco eyectará a nadie del Gabinete. ”Lo de Máximo, lo de Cristina, es más de lo mismo. No cambia nada”, sostuvieron, fríos, en un importante despacho. Y aseguraron que la respuesta presidencial, el miércoles pasado desde La Pampa, fue excepcional, en atención al contenido “peligroso” de las palabras de Andrés “Cuervo” Larroque, quien dijo que el Gobierno pertenece a La Cámpora. “Fue demasiado lejos y Alberto, sin planearlo demasiado, lo paró. Pero creo que hasta a ellos les hizo ruido”, dijeron en la Casa Rosada.

Desde Cristina hasta Máximo

En la Casa Rosada esperan que continúen las críticas en público, por tiempo indefinido y con cada vez mayor frecuencia. De hecho ayer, cuando no habían pasado 24 horas desde que la Vicepresidenta arremetió contra las capacidades administrativas de Alberto Fernández, su hijo, Máximo Kirchner, reforzó su mensaje. Lo hizo en calidad de presidente del PJ bonaerense, durante un acto por el 103 aniversario del nacimiento de Eva Perón, donde remarcó el problema de la pérdida del poder adquisitivo, dijo que “a Néstor y a Cristina no les tembló la pera a la hora de defender a los trabajadores”. También pidió crear “ámbitos políticos” para “encontrar una síntesis de verdades relativas”, y transparentó así, una vez más, la exigencia al Presidente de que abra el juego en las decisiones de gestión.

Ganar poder

Junto a él se encontraba el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien, alineado con los Kirchner en marzo después de meses de la distancia impuesta por la derrota en las PASO, fue incluso más duro. Con un tono intenso y la voz entrecortada, gritó al micrófono: “¡Donde hay un derecho, hay una obligación. Nadie se puede olvidar para qué ganamos las elecciones. Hay que hacer valer esos derechos!”. La multitud y los dirigentes que lo acompañaban en el escenario lo aplaudieron. Inclusive la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, dirigente de Movimiento Evita -la organización de relación más conflictiva con La Cámpora- que en la apertura del acto había pedido a “santa Evita” que les dé “sabiduría” a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner” en pos de “la unidad”.

Cristina parte del problema

Hasta anoche, después de los discursos de los principales líderes kirchneristas en Resistencia y en la Provincia, Alberto Fernández no se había expedido de ninguna forma, y en su entorno aseguran no tiene planeado hacerlo, al menos en lo sucesivo. Si bien algunos funcionarios expresaron, por lo bajo, su obvio malestar -”La pregunta es qué hizo ella desde adentro para dar ese debate”, analizaba un funcionario-, ellos también evitaron ejercer una defensa discursiva en público.

El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández; el de Desarrollo Social, Juan Zabaleta; el de Obra Pública, Gabriel Katopodis; el ex titular de Defensa, Agustín Rossi; el canciller, Santiago Cafiero; y la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, que suelen, en mayor o menor medida, replicar o argumentar a favor del Presidente, eligieron un firme y sugestivo silencio colectivo.

Seguir el rumbo

“Nada cambia. Estamos en la misma línea, caminando despacito y tranquilos, a pesar de lo que ella, o quien sea, diga”, insistió un colaborador del Presidente, ayer por la tarde, luego de escuchar a Cristina Kirchner, a Máximo y a Kicillof. Mientras que otro visitante frecuente de la quinta de Olivos recordó que no existe la posibilidad de que se ejecuten medidas políticas de urgencia, como sí ocurrió después de las PASO, debido al viaje que tiene planeado el jefe de Estado, rumbo a Europa, desde mañana y hasta el viernes, inclusive.

Inflación de abril

El Presidente partirá en una semana clave, como cada vez que se conocen las cifras del INDEC en el contexto inflacionario. El jueves, mientras se encuentre en Alemania para la bilateral pautada con el canciller Olaf Scholz, se conocerán los números de abril, y en el Gobierno ya saben que no serán positivos. Sin embargo, con calma, ven el vaso medio lleno. “Mientras no suba más que en marzo, cosa que no va a pasar, estamos bien”, dijeron en el entorno presidencial, basados en los reportes del ministro de Economía, Martín Guzmán, el principal blanco de las críticas de La Cámpora. Confiados en esos adelantos informativos provenientes del organismo que maneja Marco Lavagna, dijeron que es “imposible” que los últimos guarismos superen el 6,5 por ciento.

 

 

fuente: infobae

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