El Presidente utilizará ante el Fondo la estrategia que aplicó con los acreedores privados, pero reconoce que su posición en el BID (contra EE.UU) y el resultado en las próximas elecciones de Donald Trump pueden influir en las conversaciones formales con Kristalina Georgieva y su staff técnico.

En la soledad de la quinta de Olivos, Alberto Fernández y Martín Guzmán no se dan tregua y ya preparan su estrategia para enfrentar la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que exigirá un programa económico sustentable a cambio de reestructurar la deuda externa argentina por 44.000 millones de dólares.

El peso del Papa

Junto al Presidente y su ministro de Economía se alinearán Francisco y la Unión Europea (UE), mientras que Donald Trump se mantendrá impasible hasta saber si logró la reelección en los próximos comicios del 3 de noviembre. El líder republicano enfrentará ese día al candidato demócrata Joe Biden, que va adelante en todas las encuestas que circulan en Washington.

Si Biden derrota a Trump, Alberto Fernández podrá decir que tiene un Dios aparte.

El Papa posee una relación personal y política con Biden. El candidato demócrata -exvicepresidente de Barack Obama- apoyó a Jorge Bergoglio cuando se negociaba la sucesión de Benedicto XVI y fue backchannel desde Santa Marta a la Casa Blanca durante las negociaciones secretas que terminaron con la Guerra Fría entre Estados Unidos y Cuba.

La amistad de Biden

Obama confió en Francisco por recomendación de Biden, y el Papa puso a disposición la diplomacia vaticana para lograr que Estados Unidos y Cuba se acercaran por primera vez después de la Crisis de los Misiles (1962). Si Biden se transforma en el Presidente de los Estados Unidos, Alberto Fernández tendrá acceso directo a la Casa Blanca y Francisco recuperará una parte de la influencia internacional que perdió a manos de Trump.

Washington congeló a Buenos Aires, y argumenta una razón que tiene peso propio: la elección del futuro titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Trump quiere ocupar ese lugar con su asesor Mauricio Claver, quebrando una tradición geopolítica de 60 años. En cambio, Alberto Fernández considera que el BID debe ser conducido por América Latina -como sucede desde 1959-, y decidió enfrentar al Presidente de los Estados Unidos.

Lo que se viene tras el 3 de noviembre

La puja diplomática diplomática entre Trump y Alberto Fernández será un chit chat, si Biden gana las elecciones del 3 de noviembre. Y una crisis de Estado, si Trump retiene el Salón Oval y hace su lista de aliados y enemigos. El Presidente de los Estados Unidos ha demostrado que conoce poco de diplomacia florentina, y siempre actuó pasional contra protagonistas globales que se interpusieron en su agenda de poder.

Trump no tuvo problemas en embestir a Emmanuel Macron (Francia), Ángela Merkel (Alemania y Justin Trudeau (Canadá), y no hay razones para pensar que no haría lo mismo con Alberto Fernández por su posición ante el BID, la crisis en Venezuela y la estrategia de ascenso pacífico de China en América Latina.

 

 

fuente: infobae

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