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Si bien los números de la economía superaron, en julio y agosto, los pronósticos que habían realizado las consultoras privadas, la actividad no habría tenido la misma suerte en septiembre, y menos aún en octubre, cuando los impactos de la falta de dólares sobre las importaciones, la inflación que no cede y la caída de los salarios reales comenzaron a sentirse con más fuerza, coinciden los analistas.

Hasta en el propio Gobierno sostienen que se avecina un último trimestre del año contractivo y un comienzo del 2023 también con caídas desestacionalizadas. El equipo económico liderado por Sergio Massa quiere evitar un plan de estabilización, que conllevaría una devaluación -por un fuerte rechazo del kirchnerismo duro-, pero las medidas que debe tomar para cuidar los dólares necesariamente llevan a un ajuste.

 

Un informe de la consultora Analytica, remarca que “desde la llegada de Massa al Palacio de Hacienda se observa la vocación de un básico ordenamiento macroeconómico, forzado por la corrida contra la deuda en pesos en junio y contra los dólares bursátiles en julio. Las señales fiscales y monetarias están claras. Las tasas de interés de las licitaciones de la deuda del Tesoro volvieron a ser positivas en términos reales, arrastrando al resto del mercado. La contracción fiscal es importante por el lado del gasto primario”.

¿Qué esperan para el último trimestre?

Los indicadores relevados por la consultora muestran variaciones desestacionalizadas mensuales que presentan menos inercia y anticipan un mayor enfriamiento de la actividad. Por caso, mayores inventarios de vehículos nacionales sugiere menor actividad futura para un mismo ritmo de ventas, en tanto los mecanismos de transmisión de los ajustes fiscales y monetarios siempre operan con rezagos sobre el producto. Este aumento en la acumulación de inventarios, al menos en la industria automotriz, anticipa mayores restricciones para adquirir insumos importados, en línea con los cambios en el sistema de administración de comercio, dice el informe, a la vez que agrega que las políticas monetaria y fiscal aceleran su postura contractiva, que se refleja en las desaceleraciones del crédito privado y del gasto primario.

 

“El endurecimiento de las políticas fiscal y monetaria, la caída en los salarios reales en varios gremios importantes y el comportamiento anticipatorio de los inventarios de automóviles sugieren para lo que resta del año un mayor enfriamiento de la actividad económica”, apunta la consultora.

 

 

fuente: infobae

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