A pesar de que proviene de Malvinas, si baja su bandera y coloca otra, puede fondear en sus puertos. Se conoce la trampa, pero no se hace nada.

El buque Ernest Shackleton, que es de investigación y se moviliza habitualmente con bandera de las Islas Malvinas, atracó hace algunas horas en el puerto de Montevideo. En una Cumbre del Mercosur celebrada en la capital uruguaya en diciembre de 2011, se había resuelto que todos los países del bloque prohibieran el ingreso a sus puertos de barcos con bandera de Malvinas. Pero en esta oportunidad el Shackleton ancló con un pabellón de la marina mercante británica.

Al respecto, Clarín.com consultó a Juan José Domínguez, vicepresidente de la Administración de Puertos de Uruguay. “Se resolvió, y eso lo hicieron las cancillerías tiempo atrás, que para prefectura marítima uruguaya (que está en la órbita del Ministerio de Defensa), cualquier barco que venga no va a tener especificaciones de Falkland, sino que fondearán con bandera del Reino Unido”. El jerarca agregó que estos barcos no usan bandera de Malvinas, siempre llegan con una británica.

Al informarle que el Shackleton arribó al puerto de Montevideo con un pabellón de la marina mercante británica (que es de color rojo y tiene en su vértice superior izquierdo la bandera del Reino Unido), Domínguez expresó que “eso está dentro de lo legal” y que “las autoridades del puerto no pueden negarle la entrada”. En cuanto a las alteraciones de banderas, situación que no está del todo clara, dijo que “esa es una cuestión táctica, que habrá que analizarla particularmente”.

En su momento, el tema del ingreso de barcos con bandera de Malvinas a terminales uruguayas llevó a pequeños cortocircuitos entre Buenos Aires y Montevideo. Días antes de la resolución del Mercosur de diciembre de 2011, el ex presidente José Mujica, en la lógica del particular relacionamiento que tenía con su par Cristina Fernández (con la que de a poco intentaba destrabar asuntos pendiente entre ambas naciones) ordenó a la Administración de Puertos que prohibiera el ingreso de buques con emblema de las islas a cualquier terminal uruguaya. Pero al mes trascendió que el ejecutivo oriental estaba dispuesto a admitir a esos barcos, siempre y cuando utilizaran la enseña del Reino Unido. De esa forma no había base legal para cerrarles las puertas.

Este golpe de timón de Mujica tuvo por esos días otros dos objetivos: uno fue el evitar, o en su defecto morigerar, las cuantiosas pérdidas de las empresas uruguayas de distintos rubros que solían -y suelen- abastecen y dar servicio a estos barcos que amarran en la principal terminal portuaria local; y el otro fue para aliviar tensiones con los gobiernos de Gran Bretaña y España, países a los que mayormente pertenecen estos barcos que, como en determinado momento pescan en aguas territoriales de las islas, el gobierno de Malvinas le exige que tenga una bandera suya debido a que las autoridades isleñas tiene en diversos temas bastante autonomía del gobierno británico, por ejemplo las licencias de autorización de pesca se pagan en sus oficinas de administración.

Fuente: Clarín

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