Por Manuel Rivas* | Director Diario Cuarto Poder. La actitud del intendente Mariano Campero de invitar al carapintada Aldo Rico a un acto, es un agravio no sólo hacia Raúl Alfonsín sino a todos los desaparecidos.

Macrismo en estado puro

Así se podría calificar la actitud del intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, de congeniar con el líder “carapintada”, Aldo Rico, quien en el retorno de la democracia la puso en verdadero peligro al encabezar levantamientos militares que se realizaron en el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989).

Seguramente Campero era muy chico en esos tiempos y quizás no tenga bien en claro el significado de la frase pronunciada por el ex presidente de los argentinos: “Felices Pascuas. Los hombres amotinados han depuesto su actitud. La casa está en orden”.

Días de mucha tensión

Esa expresión fue el corolario de una sucesión de días de gran tensión para el pueblo argentino, que se congregó masivamente en las plazas más importantes del país y en torno del predio militar de Campo de Mayo, en donde los uniformados se encontraban amotinados bajo las órdenes de Rico.

Los argentinos sabían del valor de la democracia luego de la oscura etapa de la dictadura militar, que se extendió desde 1976 a 1983, cuando la debacle y el descrédito de ese gobierno inconstitucional ya se había hecho insostenible.

La gran tarea de Alfonsín

Fue Raúl Alfonsín el presidente que tuvo que lidiar con el poder aún encendido de los militares, quienes se resistían a ser jugados por los crímenes de lesa humanidad cometidos.

El Juicio a las Juntas y las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, por más polémicas que fueron en su momento, implicaron un paso complejo y necesario para resguardar la democracia recién recuperada.

Levantamientos “carapintada”

Justamente los levantamientos “Carapintada” fueron una respuesta a ese acto de enjuiciamiento y comparencia de aquellos que habían estado involucrados en esos crímenes.

La vocación de Alfonsín de resolver y cerrar el ciclo de este período oscuro de la historia se tradujo en su decisión de ordenar la conformación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) al día siguiente de haber asumido la Presidencia.

Un informe para la Historia

El 20 de setiembre siguiente, Ernesto Sábato le entregaba en mano el informe de la CONADEP sobre los desaparecidos y los excesos cometidos por los dictadores y sus subordinados.

Quizás en sus tiempos de estudiante no hayan estado disponibles esos contenidos para el joven Campero, pero no tiene pretexto si se dice radical, desconocer toda esta gesta, siempre y cuando el ex presidente Raúl Alfonsín pasó a la historia como “el Padre de la Democracia”. Será algo en lo que tendrá que reflexionar muy seriamente.

*Profesor de Historia.

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