Un Río Muerto, un muerto, y un gobierno que se hace el muerto

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Por Julio Denis* para Diario Cuarto Poder | La muerte de un obrero bajo el material de un terraplén en el puente sobre el Río Muerto, que se desmoronó debido a la intensa extracción de áridos, pone en debate el problema del control de este tipo de acciones. El llamativo cambio de opinión del intendente Mariano Campero sobre esta cuestión de 2015 hasta la actualidad.

¿Es de sabios cambiar de opinión?

La pregunta nos viene como anillo al dedo si nos referimos al rotundo vuelco dado por el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, en torno a la extracción de áridos en los ríos que tienen la importante misión de conducir las aguas que nacen en la zona cerril.

La cuestión parece estar relacionada a los roles que le cupo cumplir al joven intendente macrista.

Mientras fue concejal, su interés estaba centrado en oponerse férreamente a las acciones de extracción de áridos llevadas adelante por su antecesor, el ultra alperovichista Daniel Toledo. Pero cuando se alzó con la intendencia de la “Ciudad Jardín” en las elecciones de 2015, esa postura intransigente cambió diametralmente.

Campero no sólo no estableció controles de ningún tipo sobre los vehículos y maquinarias que se dedicaban a esta actividad extractiva, sino que, por el contrario, pareció favorecer a sectores muy cercanos que vieron en estas acciones un negocio redituable sin que ningún inspector de Tránsito exigiera documentación alguna sobre el precioso cargamento que salía de los ríos de montaña.

Cambio de actitud y perjuicio

Con este cambio de actitud, Campero perjudicó a muchos vecinos, entre barrios y countries, que sufrieron los efectos de crecidas incontrolables por parte de los ríos de su jurisdicción y de terrenos que dependen de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).

Allí se extravió el bien común de los vecinos yerbabuenenses, que es el que debió predominar en cada acción de gobierno del jefe municipal.

Lo triste de todo esto es que ahora hay una víctima fatal, un obrero de una empresa constructora que estaba realizando tareas de desmalezamiento en un terraplén aledaño al puente sobre el Río Muerto, que se encuentra sobre la Ruta Provincial 338, que conduce a San Javier, con su icónico Cristo Bendicente.

Preguntas sin respuestas

La pregunta es: ¿quiénes son las empresas autorizadas para la extracción de esos áridos? ¿Alguna tiene que ver con la UNT, la municipalidad de Yerba Buena o el área de Minería de la provincia?

Las respuestas tardan en llegar, como las que viene exigiendo el fiscal general federal, Gustavo Antonio Gómez, en una investigación iniciada hace tiempo y que intenta llegar al fondo para determinar las responsabilidades.

Cabe señalar en este punto que la extracción de áridos de los ríos es una actividad autorizada y, hasta cierto punto, positiva, porque permite el mejor paso del agua derivada por esos cauces. Lo negativo radica en el exceso.

De dónde no sacar material

Los especialistas sostienen que el material no se debe sacar de los costados ni se deben mover las piedras de esos sectores, porque funcionan como defensa en caso de crecidas y potenciales desbordes.

El fiscal Gómez investiga la excesiva extracción, lo que puede tranquilamente configurarse en un delito ambiental del que alguien se tiene que hacer responsable.

Sin embargo, el pedido de explicaciones en torno a este problema, de vieja data y de gran actualidad, no se limita al mencionado funcionario judicial -un especialista en temas ambientales- sino que también encendió las alarmas en su momento y el pedido de explicaciones de los concejales Pedro Albornoz Piossek, Lucas Cerúsico, Benjamín Zelaya y Maximiliano García.

Falta de explicaciones

La falta de explicaciones del intendente Campero y de sus funcionarios -una constante a lo largo de su gestión- motivó que los ediles hicieran presentaciones judiciales.

Este nuevo hecho hará que varios ediles exijan explicaciones sobre el manejo del municipio respecto de estos temas.

Sin embargo, ya una muerte es la consecuencia de algo que se pudo evitar con planificación, controles y una política de desarrollo sostenible.

Nadie le devolverá la vida a Jorge Ariel Barrionuevo, ni borrará el error de la cara de sus compañeros; pero alguien tiene que dar la cara por esta negligencia mortal.

Advertencias que no fueron escuchadas

Una vecina de San Miguel de Tucumán, Estela Figueroa (foto), relacionada con el espacio “No destruyan mi cerro”, recordó en sus redes sociales que desde hace tiempo, ya en 2011, advertían sobre los peligros que originaba la excesiva extracción de áridos en los cauces de los ríos del cerro San Javier.

La mujer, quien es una reconocida activista por la protección de la zona pedemontana y los cerros de la ladera Oeste de Yerba Buena, transcribió vía internet:

“…los técnicos de esa dependencia escribieron que la extracción de áridos aguas abajo ocasionó una erosión retrógrada. Eso destruyó las obras de estabilización en el cauce; descalzó los terraplenes de acceso y puso en riesgo las fundaciones de la plataforma y su estabilidad”.

También recordó que en su momento se elevó un informe avalado por profesionales y especialistas que conformaban ese grupo denominado “No destruyan mi cerro”. Habrá que ver cómo continúan estos reclamos que suman a muchos vecinos de la “Ciudad Jardín”.

*Analista político

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