Nadie hizo tanto daño al ex primer ministro italiano como Antonello Zappadu, un desconocido fotógrafo sardo que durante años retrató el sistema de sexo y poder en Villa Certosa, la enorme mansión de recreo de Silvio Berlusconi.

Ni la oposición en el otro lado de la Cámara, ni sus procesos judiciales por fraude fiscal, ni haber sido expulsado literalmente del poder por sus aliados europeos. Nada ha hecho tanto daño al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi como Antonello Zappadu, un desconocido fotógrafo sardo que durante años retrató el ecosistema de sexo y poder en Villa Certosa, la enorme mansión de recreo que Il Cavaliere tiene en Cerdeña.

Grandes exclusivas

Desde el 2007, Zappadu publicó tres grandes exclusivas que hicieron temblar al fundador de Forza Italia. La primera, en la revista Oggi, lo retrataba con dos chicas sentadas en su falda mientras él les metía una mano en los pechos y la otra en la vagina. La segunda, en el 2009, la vendió a El País, que publicó una imagen del ex premier checo Mirek Topolánek, rodeado de chicas, desnudo y exhibiendo el pene erecto. La tercera fue dos años más tarde, en L’Espresso: Berlusconi entretenía a dos jovencísimas mujeres en Villa Certosa el mismo día en que los italianos votaban en referéndum sobre su inmunidad.

Vive hoy en Colombia

Esto es sólo una pequeña parte de todo el material que guarda en Colombia (donde vive desde hace unos años) porque está bloqueado por los órganos judiciales italianos. “Tengo un archivo de 80.000 fotografías, y me gustaría que salieran a la luz”, avisa el fotógrafo, que acaba de publicar Vi presento Berluscolandia, un libro en que relata su experiencia. “Ahora que los procesos se están cerrando, quiero contar mi historia, porque me han llamado de todo y todo son mentiras”.

Imágenes locas

Zappadu asegura que hasta tiene imágenes de una boda ficticia entre Berlusconi y una de las chicas. “Era una especie de desfile. Cada una de ellas tenía un ramo, y en un cierto punto, ellas comenzaron a cantar la marcha nupcial y aplaudieron diciendo ‘¡vivan los novios!’”. También dice que imitaba a personajes en el anfiteatro, y todas ellas le coreaban. “Una escena ridícula”, mantiene.

Zappadu trabaja hoy en Colombia, ayudado por la altísima suma que ganó con estas exclusivas. En noviembre se cierra el último de sus ocho procesos judiciales por este asunto. “Sólo perdí una vez, cuando mi agencia tuvo que pagar 10.000 euros. Tengo el expediente impecable”, asegura. Cuando la justicia se lo permita, le gustaría publicar otro libro. Esta vez, sin guardarse nada.

fuente: lavanguardia

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