Con más o menos casos de coronavirus, con tasas de mortalidad altas o bajas, casi todos los países del mundo están sufriendo las devastadoras consecuencias económicas de las medidas tomadas para frenar la propagación del COVID-19. Incluso aquellos que impusieron restricciones leves, ya que el golpe sobre el comercio internacional fue demasiado duro.

Si al impacto de la pandemia se suma el daño causado por un desastre natural, lo único que cabría esperar es el colapso total de la economía. Sin embargo, hay un archipiélago en el Océano Pacífico que, a pesar del coronavirus y de la destrucción que provocó el segundo peor ciclón de su historia, terminó la mitad del año con las cuentas en verde.

Oportunidad de negocio

Es muy posible que el derrumbe del turismo internacional y el parate económico hagan que Vanuatu finalice 2020 en recesión, pero el Estado está disfrutando de un inesperado superávit fiscal, que en el primer semestre del año fue de 33,3 millones de dólares. Ese dato es aún más difícil de creer que un alza del PIB, porque todos los gobiernos del mundo han sufrido un marcado deterioro de sus finanzas por la combinación de una caída abrupta de la recaudación con la necesidad de aumentar el gasto para compensar los efectos de la pandemia.

Una de las tantas playas de Vanuatu (Shutterstock)Una de las tantas playas de Vanuatu (Shutterstock)

¿Cuál es el secreto de Vanuatu? Su controversial programa de venta de ciudadanías, por el que ganó 62 millones de dólares entre enero y junio, 32% más que el año pasado y cerca del 80% de lo que aspiraba a generar en todo 2020. Ronald Warsal, titular de la Comisión de Ciudadanía, le dijo al Vanuatu Daily Post que en agosto habían superado los 84 millones.

Dólares y pasaportes

Por 130.000 dólares, cualquiera puede obtener la nacionalidad y el pasaporte de Vanuatu sin siquiera haber pisado su territorio. Es una oportunidad para fijar residencia tributaria en un paraíso fiscal, que además permite ingresar a la Unión Europea sin visa.

“La venta de pasaportes o de ciudadanías tiene una larga historia en la región del Pacífico. Muchos estados insulares desarrollaron diferentes planes desde principios de la década de 1980. La motivación principal es generar ingresos para el gobierno, en contextos en los que otras fuentes son limitadasEn Vanuatu, la venta de la ciudadanías representa más del 30% de los ingresos, que han aumentado a medida que la pandemia de COVID-19 ha afectado al turismo y a otras actividades”, explicó Anna Dziedzic, investigadora del Centro de Derecho Comparado y Público de la Universidad de Hong Kong.

Imagen aérea de Port Vila, capital de Vanuatu (Shutterstock)Imagen aérea de Port Vila, capital de Vanuatu (Shutterstock)

Obviamente, es un programa que genera muchas discusiones internas y externas. Hacia adentro, muchas personas ven como una afrenta que sea considerado un ciudadano casi igual alguien que ni sabe dónde queda el país. Otros, alertan que Vanuatu puede terminar convirtiéndose en un refugio de criminales en fuga. Hacia afuera, en Europa se preguntan si no debieran ser más restrictivos con el ingreso de las personas con documentación vanuatuense.

Acceso a la Unión Europea

“La ciudadanía es una prerrogativa soberana, y hay muy poco en el derecho internacional que pueda incidir sobre ella, especialmente, en lo que respecta a la política de naturalización. Por lo tanto, técnicamente, los países pueden hacer lo que quieran. Incluso si a la Comisión Europea no le gustan los programas de ciudadanía por inversión de Malta o de Chipre, no puede hacer nada directamente sobre ellos. Sin embargo, la UE podría, por ejemplo, revocar el acceso libre de visado, lo que desalentaría el interés por la ciudadanía de Vanuatu. Tales programas son un riesgo significativo para la reputación de los países”, dijo a Infobae Kristin Surak, profesora de política de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.

 

 

fuente: infobae

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