vacuna

Alivio y tranquilidad, esas fueron las sensaciones que experimentó Federico Sánchez, uno de los más de noventa tucumanos que ayer se colocaron la vacuna contra el dengue. Para el y su familia el primer día de aplicación del compuesto, en un laboratorio privado, fue la llegada de un momento muy esperado junto a toda su familia.

Según cuenta, desde hace tres años sufren una angustia constante cuando empieza la temporada de mosquitos. Su hija Julia se contagió la enfermedad en 2020 y saben que una infección por segunda vez podría desatar un cuadro grave.

“Siempre nos estamos cuidando. Cuando nos enteramos que había una vacuna aprobada para Argentina, la verdad que no dudamos un segundo. Estudiamos de qué se trataba, nos pareció correcta y viable, y nos anotamos”, resaltó.

Otras medidas que adoptaron en la familia son: usar repelente a toda hora y poner aparatos para ahuyentar los insectos de la casa. Tienen tela mosquitera en las ventanas y se preocupan por no dejar en el patio recipientes que acumulen agua. “Tuvimos que extremar todos los cuidados”, relató.

“También, cuando vemos que hay obras en construcción en el barrio tratamos de pedirles a los propietarios que mantengan limpio el lugar”, contó Federico.

El, su esposa y sus tres hijos de seis, diez y 12 años, fueron los primeros en recibir en Tucumán la tan esperada vacuna, desarrollada por el laboratorio japonés Takeda.

La fórmula había sido aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) a fines de abril. Por ahora, solo se aplica en el ámbito privado y no se sabe si le darán lugar en el calendario obligatorio de inmunizaciones.

Varias familias asistieron el miércoles al centro de vacunación privada Ceivac (Centro de Estudios Infectológicos y Vacunación), donde más de 6.000 tucumanos se anotaron para recibir la primera dosis de inmunización. En el primer día se vacunaron 100 interesados.

Aunque muchos buscan inmunizarse porque ya sufrieron la enfermedad, otros nunca se contagiaron pero no quieren sentir los síntomas que genera la patología conocida como “fiebre quebrantahuesos”.

En este 2023, Tucumán afrontó el brote más fuerte de los últimos años, con 39.660 contagios contabilizados por el sistema de salud, convirtiéndose en la provincia más afectada del país, donde en total se reportaron 131.812 contagios.

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