Marcelo Gallardo

En el club Millonario reina la sensación de que “cosas externas” sobrevuelan la Superfinal y que la Conmebol quiere hacer campeón a Boca “jugando”. Y viajan a Madrid con la sensación de que les clavaron “un puñal por atrás” con la quita de la localíay la traición de Boca luego de que se solidarizaran con el incidente callejero con los hinchas.

Porto Alegre, lunes 29 de octubre. Día previo a que River dispute la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores contra Gremio. Hay una charla entre un dirigente del club de Núñez y Clarín en la que surge un diálogo sobre la posibilidad de una final entre el equipo Millonario y Boca. “Yo quisiera que se dé esa final. Quiero jugarla. Lo único que preocupa son algunas cosas externas”, manifestó ese directivo, con preocupación.

La venganza de Boca

Y ante la pregunta sobre qué era lo que perturbaba, respondió: “Que Boca busque a toda costa una venganza de lo de 2015 y nos embarre la cancha. Hay gente cercana que nos está alertando sobre esa cuestión”. Un mes después esa misma persona volvió a hablar con este diario. “Evidentemente había algo de eso y los hechos me fueron dando la razón”, aseguró.

Mientras se prepara el viaje a Madrid, en River aún no salen del asombro por todo lo que pasó la última semana. Tal es la bronca que aún corre por los pasillos del Monumental que más de uno piensa que hubo una conspiración aunque no lo diga públicamente por no tener pruebas concretas. Y al margen de que puertas adentro hay autocrítica por perder cierto control de la situación en el Monumental (aún se aguardan respuestas también sobre por qué uno de los cabecillas de la barra, “Caverna” Godoy tenía 300 entradas en su poder), el 24, todo lo que rodea a esta final los hace sospechar.

Vergüenza total

“Acá hay muchas cosas detrás, pero prefiero no hacer foco en eso. Esto se va a recordar como una vergüenza total. Le robaron al hincha de River. Le robaron. Nos quitaron la localía”, rugió Marcelo Gallardo en la conferencia de prensa que dio el domingo a la noche en el Monumental luego de la victoria ante Gimnasia.

Por otra parte, en Udaondo y Figueroa Alcorta, hay algunos que van más allá de la pelota y hasta hablan de que se busca ponerles obstáculos a las presuntas aspiraciones políticas de Rodolfo D’Onofrio. También les parece raro que a más de una semana del ataque al micro de Boca en la esquina de Avenida del Libertador y Lidoro Quinteros no haya ningún detenido por ese hecho de violencia, cuando hay muchos videos para identificar a los agresores.

Patrocinante de la Conmebol y de Boca

Previo al encuentro de la Bombonera, se habían encendido alarmas en Núñez a partir del anuncio del nuevo patrocinante de la Conmebol, Qatar Airways, el mismo que está inscripto en el pecho de la camiseta de Boca. También con el intento del presidente de la Nación, Mauricio Macri, para que asistieran visitantes a las finales; el propio Macri tratando de “culón” a Marcelo Gallardo; y ex dirigentes de Boca “garantizando” un triunfo por los medios.

Ya en la Bombonera, hubo una requisa virulenta de la Policía Federal y de la Ciudad, con perros incluidos, al vestuario visitante. Luego de aquel encuentro en La Boca, que terminó 2-2, llamó la atención la designación del línea-asistente Mauricio Espinosa para un partido de esta magnitud. El uruguayo, de flojos antecedentes (no dio un clarísimo gol de Frank Lampard, de Inglaterra, contra Alemania en Sudáfrica 2010 cuando se ve claramente que la pelota picó detrás de la línea del arco), es “ahijado” en el arbitraje de su compatriota Jorge Larrionda, quien está en la Comisión Arbitral de la Conmebol y dirigió 15 veces a Boca cuando era árbitro.

Todo encaja

Nada comparado con lo del sábado 24. En Núñez continúan hablando de “zona liberada” para el ataque de hinchas y/o barras de River a Boca. Y la renuncia del exministro de Seguridad porteña, Martín Ocampo, quien a su vez es amigo y compadre de Daniel Angelici, les generó más dudas aún. Y que a más de una semana de los incidentes, no haya ni siquiera un solo detenido, potencia la desconfianza.

Como si faltara poco, tras firmar un “pacto de caballeros” para que el partido se desarrolle en “igualdad de condiciones”, ya que los jugadores de Boca no se encontraban en buena forma ni física ni psíquica como para afrontar la final, Angelici, luego de una fuerte presión de su Comisión Directiva, fue a pedir los puntos y la descalificación de River a Paraguay.

Solidarios y traicionados

“Fuimos solidarios y nos clavó un puñal por atrás”, habían dicho en Udaondo y Figueroa Alcorta. Lo siguen sosteniendo. “Boca no tenía sustento para ir a pedir los puntos porque la responsabilidad fue de la Seguridad y el mismo Angelici lo dijo en una entrevista tras la suspensión”, le manifestó a Clarín la misma persona que habla en el inicio de esta nota. Y añadió: “¿No era que no iban a jugar de ninguna manera? Ya perdimos la localía. Y eso es una ventaja para ellos”.

Es que ahora la final se jugará a 10 mil kilómetros de distancia, con simpatizantes de ambos equipos y con muchos neutrales. Sin la presión de 66 mil hinchas de River en el Monumental, donde el conjunto de Núñez no perdió ninguna final internacional cada vez que se definió una Copa allí. Mientras que Boca jugó en su estadio con su público. El pacto, con “la igualdad de condiciones”, que además de Angelici y D’Onofrio firmó el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, quedó en el olvido.

Peleará hasta el final

Gallardo, de todos modos, avisó que dará pelea desde su lugar. “Este grupo de jugadores sumado al cuerpo técnico intentará representar al hincha. Los vamos a defender de la mejor manera que podemos defenderlos, que es adentro de la cancha”, afirmó el Muñeco.

A 10 mil kilómetros del estadio en el que debía jugarse la final, River irá en búsqueda de gloria. Eso sí: a Madrid viajará ya no solo con la guardia alta (o más alta que nunca) como sostuvo el Muñeco a principios de año. También, con la sangre en el ojo.

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