El Gobierno extenderá el congelamiento de precios de los productos esenciales. Se trata de aquellos que se venden en supermercados, cuyos importes son los mismos que el día anterior al comienzo de la cuarentena por coronavirus?.

Los comestibles, bebidas, artículos de limpieza, tocador e higiene no tendrán modificaciones en sus importes, siempre que se despachen dentro de las sucursales de los supermercados.

En el Poder Ejecutivo definían si esta extensión durará un mes, o se prolongará por un tiempo mayor.

También estudiaban la posibilidad de exceptuar del “congelamiento” a comestibles no esenciales o productos que se venden en supermercados pero que no son de primera necesidad.

A los pocos días de la cuarentena, el Gobierno decidió retrotraer los precios de 50 categorías a los valores que tenían al 6 de marzo.

Eso implicó que casi todos los que se vende en esas superficies se encuentre en los valores de marzo.

Las empresas proveedoras de los supermercados le transmitieron al Gobierno que sus costos están en aumento.

La depreciación del dólar oficial, el encarecimiento de los movimientos logísticos y medidas de seguridad extra fueron sus argumentos.

Las compañías entienden que el ministerio de Desarrollo Productivo -encabezado por Matías Kulfas?- tomaron nota de la situación.

El dólar estaba a $ 64 antes del inicio de la cuarentena, mientras que ahora se acerca a las $ 74.

La referencia que toma el Poder Ejecutivo es la publicación que estaba vigente en la aplicación “Precios Claros”, donde los supermercados están obligados a cargar los precios de casi todos sus productos.

El Gobierno extendió los congelamientos de precios dos veces, en mayo y en junio.

El Poder Ejecutivo también anunció que no habrá modificaciones en las tarifas de servicios públicos hasta fin de año.

Las cadenas de supermercados ya poseen más de 70 listas de precios con aumentos para julio.

Pero no las aplicarán hasta que no conozcan la resolución del Poder Ejecutivo al respecto.

Los empresarios dicen que, dentro del Gobierno, también están quienes entienden la necesidad de ajustar algunos costos.

Pero que otra ala es partidaria de importes quietos hasta que pase la cuarentena.

Las mayores empresas alimentarias vienen aplicando remarcaciones en los puntos de ventas que no son supermercados.

En almacenes, autoservicios chinos y otros con menos exposición pública se ven incrementos en los precios, desde la leche hasta el agua mineral, pasando por harinas, aceites, pastas, yogures.

El Gobierno pensó en controlarlos a través de la aplicación de la ley de Abastecimiento en localidades del Conurbano, pero la idea no se implementó.

Si los supermercados no avalan nuevas listas de precios, los proveedores pueden quedarse en las góndolas con los valores anteriores.

También está la opción que retiren sus productos y provoquen alguna clase de desabastecimiento en las grandes cadenas.

Entre los proveedores cuentan, en privado, que se manejarán con cuidado.

“No sea cuestión que después quieran justificar lo de Vicentín porque hay faltantes de algún producto”, esgrimen. Pero insisten que los precios deben acompañar la suba de los costos.

fuente: clarin

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