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Los economistas destacan que la variación del IPC dependerá del salto inicial del tipo de cambio oficial y de la velocidad de la desregulación de los sectores reprimidos. Los escenarios posibles.

La inflación que viene no viajará a una “velocidad crucero”. Todos los escenarios son precarios, pero hay una certeza absoluta entre todos los economistas: a partir de este mes se consolidará una aceleración de la inflación mensual por la liberación de los precios al consumidor y el efecto de la brutal emisión monetaria del último año. ¿Qué significa en concreto?: que diciembre podría cerrar con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) del 20% o 25% más alto que el de noviembre, lo que dejará el año en torno de 200% entre extremos.

 

Ningún analista prevé una rápida desaceleración, sino lo contrario, a partir del aumento del ritmo de la devaluación del dólar oficial a partir del lunes. Con este salto, habrá otros por los sectores afectados por la inflación reprimida, como combustibles, tarifas y otros servicios públicos.

 

De hecho, en la última semana ya los vendedores de productos de consumo masivo se adelantaron y en las góndolas se registraron aumentos de hasta 40% en promedio, según una importante cadena mayorista.

 

El propio ministro de Economía designado, Luis Caputo, anticipó este escenario en el último informe de su consultora, Anker: “El anuncio de que se renovaría el tipo de cambio (FX) exportador llevando de 30% a 50% la porción que puede liquidarse vía FX CCL complica significativamente la herencia al acelerar la inflación de diciembre, adelantar liquidación del período 2024 y agudizar el desequilibrio cambiario”.

 

“Un punto a seguir será la evolución de los productos en el marco del programa Precios Justos o los precios de los combustibles, ante la certeza del cambio de gobierno. Esto podría implicar un piso mayor de inflación para noviembre y diciembre, que se sumaría al impacto del adelanto parcial de la devaluación del FX comercial con el nuevo dólar de exportación”, destacó la consultora de marras antes de que este programa se terminara de evaporar.

 

Y en la última semana alertó que el próximo “gobierno recibirá la peor herencia de la historia”, como para diferenciarse de la gestión de Mauricio Macri, que prefirió no explicitar el cuadro que recibió del kirchnerismo.

 

Isidro Guardarucci de FIEL contó que “hoy estamos a una velocidad de una inflación del 12% mensual, como cerró noviembre, pero sobre ese piso hay que ver los ajustes que haga el nuevo gobierno. Si hay una unificación cambiaria u otras correcciones, vamos a estar bastante más arriba”.

“Es difícil ahora decir cómo va a estar diciembre sin saber cuáles son las primeras medidas; es esperable es ver niveles de 15% o 20% en algunos de estos meses inmediatos, siendo conservador”, advirtió el experto.

 

Con un dato cercano al 190% este año, el mandato de Alberto Fernández habrá terminado con una inflación acumulada del 1.000%, solo superada desde el regreso a la Democracia por Raúl Alfonsín Carlos Menem (en este último caso debido a la hiperinflación heredada). “Se viene un dato alto en 2024, seguro, aún en escenarios optimistas”, se lamentó.

Florencia Fares de la Unsam estimó que “en noviembre la inflación estuvo nuevamente en dos dígitos y en alimentos estaría rondando el 14 por ciento”.

Espiralización por delante

En diciembre, aclaró, “si hay mayor liberalización de la inflación reprimida (por el control de precios y del dólar), podes entrar en una espiralización inflacionaria”.

Por más ajuste fiscal que se lleve adelante, “sin un ancla nominal, la inflación mensual va duplicarse, como mínimo. De hecho, eso es lo que sucedió con el ajuste del tipo de cambio de agosto, pero en ese momento seguían los controles de precios. Un aumento del 100% del tipo de cambio es un salto cinco veces mayor al de agosto”, completó Fares.

“Si lo que parece que va a suceder es un ajuste fiscal sin liberalización de los controles cambiarios, entonces por un lado, la propia aceleración inflacionaria va a ayudar a licuar el gasto no indexado, y a alcanzar al equilibrio fiscal más rápido”, expresó Florencia Fares.

Pero ajustar algunos precios relativos como las tarifas de servicios públicos o algunos gastos sensibles (como las prepagas), “le va a impactar de lleno a la clase media, y esto se suma a la ya fuerte inercia inflacionaria con la que viene la economía”, acotó la economista de Unsam.

“Hacer el ajuste fiscal sin ancla nominal genera mayor inflación con conflicto social. Esto es inflación con recesión, no con estancamiento. Y si no es posible hacer ningún tipo de política compensatoria, hasta que la inflación baje puede pasar un buen tiempo y no veo la tolerancia social suficiente”, alertó la experta.

En este contexto, aclaró, “hasta ahora el nivel de desempleo era bajo en Argentina, con ingresos bajos también, pero con demanda de trabajo”.

Precios y recesión en 2024

Según las previsiones de Florencia Fares “El año que viene se espera inflación y recesión, con lo cual, el sacrificio que se le pide a la sociedad es realmente grande si uno tiene en cuenta la dinámica de ingresos que viene perdiendo contra la inflación desde hace años”.

Además, afirmó la economista, “le va a pegar de lleno a la clase media, que en parte es la que más se benefició del atraso de precios relativos y del bajo desempleo. Con mayor desempleo, se corre el riesgo de que los salarios no crezcan lo suficiente para compensar la pérdida de poder adquisitivo”.

fuente: infobae

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