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Empezaron a mejorar las cotizaciones de los activos argentinos. Pero ahora los inversores van a monitorear si el Gobierno está en condiciones de cumplir con el ajuste fiscal y monetario al que se comprometerá.

Cuando el dólar parecía que se desbordaba, el Gobierno optó por frenar antes del precipicio, tal como ya había sucedido en octubre de 2020. Más allá de las quejas de Máximo Kirchner por el acercamiento al FMI, todos los pasos que se van dando están alineados con el acuerdo a punto de cerrarse. Suba de la tasa de interés, aumento de tarifas y aceleración del ritmo de suba del dólar oficial son tres componentes fundamentales de las nuevas metas que se establecieron con el staff del organismo.

Según dejaron trascender desde Casa Rosada, en los próximos días ya estaría prácticamente cerrada la carta de intención, paso clave para que el directorio del Fondo analice el nuevo arreglo. Será además el mismo texto que llegará al Congreso a fin de mes.

Dólar en caída

Los activos locales empezaron a mostrar una reacción positiva ante las novedades. El dólar libre tuvo una semana en franca caída, a tal punto que el dólar Bolsa (o MEP) terminó perforando los $ 200. Acumula una caída superior al 10% desde los picos que había tocado a fin de enero, cuando parecía que la Argentina podía entrar en default con el Fondo.

También mejoraron marginalmente los bonos, cuyas valuaciones siguen proyectando una reestructuración no más allá del año 2025. Los precios siguen cerca de sus mínimos históricos. Por ejemplo, las acciones argentinas están en promedio 50% debajo de los precios que habían tocado el día después de las PASO de 2019, cuando los mercados ya habían entrado en pánico por el regreso del kirchnerismo.

Eduardo Elsztain, titular de IRSA, sorprendió esta semana con una opinión muy optimista en relación a los activos argentinos. “El valor del peso en términos reales está en mínimos históricos y debería estar comenzando un ciclo alcista. El contexto global será muy favorable para países productores de materias primas como la Argentina. Vemos que es un buen momento para ingresar al mercado y aprovechar la posible tendencia alcista del próximo ciclo”.

Incumplidor serial

 

Argentina ha sido un incumplidor serial de los programas con el Fondo y nadie se la juega a que esta vez será la excepción. Por eso, la suba de los activos locales será acotada hasta que no haya pasos concretos hacia una consolidación fiscal y drástica reducción de la emisión. “Ver para creer”, explican en Nueva York.

Razones para ser cauto sobran. En primer lugar, las principales disidencias en torno al acuerdo surgieron dentro del propio partido de Gobierno. No sólo eso, sino que es el kirchnerismo duro quien salió a oponerse al acercamiento con el Fondo. Pero se trató de un simple juego dialéctico. Máximo Kirchner nunca ofreció un “plan B” en caso de no cerrarse –como él mismo propone- el acuerdo con el FMI.

La fórmula

Pero además de las propias disidencias dentro del oficialismo, aparecen cuestiones prácticas que aún están lejos de ser aclaradas. ¿Cuál será la fórmula para bajar el déficit? La respuesta a esta sencilla pregunta aún no fue respondida.

No está claro cómo se reducirá el déficit. La suba de tarifas eléctricas anunciada es menos de la mitad de la inflación esperada, a contramano de la necesidad de reducir los subsidios
EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo
No está claro cómo se reducirá el déficit. La suba de tarifas eléctricas anunciada es menos de la mitad de la inflación esperada, a contramano de la necesidad de reducir los subsidios EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

Hasta ahora las explicaciones del equipo económico fueron poco convincentes. Por un lado , avanza con una suba de tarifas eléctricas de hasta 20%, menos de la mitad de la inflación esperada para el año. Para compensar se propone una eliminación de subsidios, pero sólo en 13 barrios de la ciudad de Buenos Aires y countries de la provincia. Los expertos aseguran que se trata de un esfuerzo totalmente insuficiente para bajar el déficit.

 

Martín Guzmán habló vagamente sobre la expectativa de que la recuperación permita una mayor recaudación, pero está por verse hasta qué punto la actividad sostendrá el rebote del año pasado. Más bien, todo indica que la economía se dirige hacia un nuevo período de estancamiento en el segundo trimestre.

El trabajo de la inflación

Por lo tanto, todo hace pensar que el bache fiscal será en buena medida cubierto con la elevada inflación que este año podría acercarse al 55%. Sin embargo, continúan sin aparecer las reformas que precisa la Argentina para salir del estancamiento y los elevados niveles de pobreza.

Este escenario permite proyectar que 2022 será un año de elevada inflación en dólares, es decir que todo será mucho más caro en moneda duro. Se encarecerá el costo de la construcción, la compra de un auto o una salida a comer a un restaurante.

Esto también cambiaría la ecuación de miles de familias argentinas, que mantienen su nivel de vida gracias a la venta de dólares ahorrados en los últimos años o décadas. Esas divisas podrían perder parte del nivel de compra que habían recuperado en los últimos años. Desde fines de 2017 el dólar libre subió prácticamente el doble que los precios. Sería lógico pensar que ahora será la inflación la que tome la delantera y supere con comodidad la evolución del tipo de cambio.

 

 

fuente: infobae

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