Los jugadores se quedaron sin pelota y sin partido

Sucedió en Catamarca. Un joven de 24 años huyó con el balón y fue arrestado tras pedir una suma de dinero para devolverlo.

No hay nada más lindo que organizar un picado de fútbol con los amigos un viernes para jugar con los de otro barrio, o los de la oficina de contables contra los de mantenimiento. No importa si llueve, hace frío o el sol te raja la nuca. El armado del equipo se hace durante toda la semana, lápiz y papel en mano, y es más difícil que confeccionar la lista de 23 para un Mundial.

Y las dificultades del armado pueden darse por dos motivos: o falta gente yno saben como sumar los once ni contratando a un empleado chino con su único franco anual, o sobran tantos jugadores que ni haciendo cambios ilimitados pueden llegar a jugar todos un ratito. Armado el team ¿que es lo más insólito que les puede pasar? Que al llegar a la cancha, el gordo X (póngale el nombre que quiera) o se olvidó de traer la pelota (siempre ellos son los encargados por una ley metafísica que todavía no encontró explicación) o directamente no vino con ella y se quedó a dormir feliz, sabedor de su venganza de dejar sin fulbito a 22 salames que lo hacen ir por que es dueño de la pelota, pero ni siquiera lo mandan al arco de titular.

Pero puede suceder algo más insólito y es lo que pasó el viernes en San Fernando del Valle de Catamarca, la capital de esa provincia. El picadito estaba en lo más ardiente del juego, iban cuarenta minutos del primer tiempo en la canchita árida que está en las esquinas de avenidas Choya y México. Uno a uno el tanteador. La pelota se va a la calle. Una Penalty nuevita y lujosa. Precio en el negocio: 650 manguitos que les costó un perú reunir a los players. En la calle hay un vivillo llamado Juan Esteban Fernández, que tiene 24 años y jugar a la pelota no le interesa ni medio. Lo que le interesa es afanarse el balón. Y se lo lleva nomás, no sin antes lanzar la advertencia a los sudorosos jugadores: “O me dan 300 sopes o la pelota no la ven más”.

Un secuestro con pedido de rescate con todas las de la ley. Los muchachos, desesperados porque se quedaron sin la pelota nueva, sin saber como terminar el partido (entre las propuestas estaba patear penales con una lata de tomates vacía, pedirle a la AFA que algunos de los 102 técnicos ya contactados para dirigir a la Selección se den una vuelta por allí y dictaminen quien de los 22 tiene más pinta de crack, o ir a comprar una Pulpo número tres, las antiguas y encantadoras pelotas de goma, y definir el cotejo en un cabeza a cabeza. Fueron hasta el almacén de Doña Eulalia que les dijo que no tenía una pelota de esas desde el año 1975.

Mientras, el señor Fernández esperaba en su domicio que los players se acercaran con la recompensa. Cuando sonó el timbre, hinchó el pecho y pensó en los fernet que se tomaría esa noche con la guita fácil.El problema es que no eran los jugadores aficionados sino un patrullero que se llevó al chorro y a la pelota.

Los jugadores todavía están en el campito, desde hace dos días, esperando terminar el cotejo. Quieren que les devuelvan la pelota nuevita, que ahora no están poder de Fernández sino de los policías que la tienen requisada como prueba del delito.

Cuentan que ayer sábado, la seccional 42 le ganó fácil a la 28 en un partidito de fútbol.  Que gil fue Fernández, la recompensa se la tenía que pedir a los policías…

 

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