Junto a otros trámites hoy les cuesta unos 250 dólares a cada alumno que quiere venir. Es para entrar por un año. El gobierno porteño cree que ese costo es una “barrera” para muchos jóvenes, que terminan eligiendo otro destino.

El gobierno porteño para que cada vez sean más los estudiantes internacionales que llegan a la Ciudad. Lejos, muy lejos, del debate sobre si hay que cobrarles o no por los estudios, aquí desde hace tiempo que se busca las formas de facilitarles el arribo a estos jóvenes, a quienes se les observa dos grandes ventajas: la diversidad cultural que aportan y la actividad económica que dejan a su paso. En el último año, el gasto de esos estudiantes representó el 8,2% de lo recaudado por la Ciudad en turismo. Pero podría ser más todavía, creen las autoridades. Es que si bien Buenos Aires es atractiva por su oferta académica y el prestigio de sus universidades, los jóvenes extranjeros que piensan salir de sus países para estudiar se encuentran con una “barrera”: llegar a la Argentina es caro y engorroso.

Fuentes del Ente de Turismo porteño contó que avanzan en un borrador que busca simplificar esos trámites, y así hacerlos más accesibles. Hoy, entre la visa y otros gastos, un joven que mira a Buenos Aires como destino estudiantil deberá pagar unos 250 dólares. En el resto del mundo, suele ser la mitad. Las tasas migratorias y consulares dependen de un decreto presidencial, así que el objetivo es reducir el costo de los trámites adicionales.

Hay un problema adicional al económico. Los consulados argentinos en los países de origen hoy no entregan la visa de estudiantes a quienes quieren venir por menos de un año. Entonces, a esos jóvenes no les queda otra que entrar como turistas por tres meses, y cada tanto salir y volver a entrar al país, para renovar la estadía.

Patricio Conejero, de la secretaria de relaciones internacionales de la UBA, cuenta que el reclamo por la simplificación de estos trámites es “histórico”. “Hace años que lo venimos reclamando desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Cualquier medida para hacer más práctico que cualquiera pueda resolver esta situación es positivo”, afirma.

La Ciudad de Buenos Aires es uno de los destinos más elegidos por los estudiantes de todo el mundo. La mayoría llega para hacer programas cortos, que en la jerga se conocen como “faculty-led” o “customized programmes”. Hay un segundo grupo formado por los que hacen “intercambios”: es un semestre o un año en los que estudiantes de grado cursan acá materias equivalentes y con la misma validez a las que harían en sus países de origen. Después están los dos formatos más clásicos: los que hacen alguna carrera de grado, o un máster o posgrado.

El de los “turistas de estudio” –así se los considera- es una de las “industrias” de mayor crecimiento en la Ciudad. En 2016 llegaron más de 50 mil estudiantes extranjeros, que gastaron más de 135 millones de dólares en la Ciudad. Para promover el arribo de más alumnos, el gobierno firmó el año pasado un convenio con 21 universidades, entre ellas la UBA, en el marco del programa “Study Buenos Aires”. El objetivo es llegar a 100 mil estudiantes en 2021.

Como fruto de ese convenio, además, en los próximos días se abrirá una plataforma online, que busca vincular de una forma amigable a los estudiantes en el exterior directamente con todas las ofertas de las universidades locales.

Además, ni bien llegan a Ezeiza, el programa oficial les brinda a estos estudiantes un “kit de pre arribo”, para los primeros días, que incluye línea gratuita para el celular, tarjeta SUBE, descuento en el transporte desde el aeropuerto y tarifa especial en hostels para las primeras noches.

De acuerdo a las cifras oficiales, el 22% de los estudiantes que vienen a la Ciudad llega desde Brasil, el 16% desde Europa, el 10% de Chile, el 35% del resto de América y un 10% de otros orígenes. El 25,3% alquila y el 21,7% vive en un hostel o albergue.

Testimonio: Gabriel Betancourt (24), venezolano: “Argentina es un país con los brazos abiertos. Si tenés sueños, aquí los podés realizar”

A Gabriel Betancourt (24) le costó adaptarse a la Ciudad. Llegó solo, en agosto de 2016, desde Caracas, buscando mejores aires. “Tuve que salir por persecución, porque era dirigente estudiantil”, cuenta este joven venezolano recibido de abogado, que ahora estudia una maestría en Derechos Humanos y Democratización en la Universidad de San Martín, becado por la Unión Europea y la misma universidad.

“Al principio la ciudad me resultó muy grande, absorbente. Pero me fui relacionando con gente, que te cambia el día”, dice.

Sobre su futuro, dice que le gustaría volver a Venezuela “en algún momento”. “Mientras tanto, quiero avanzaren mi profesión. Me voy a especializar en seguridad ciudadana: herramientas de derechos humanos para las fuerzas de seguridad”, cuenta.

Para los venezolanos que están en su país tiene un mensaje: “Que tengan fuerza, pero Argentina es un país con los brazos abiertos. Si tienen sueños, aquí los pueden hacer realidad. Necesitan ponerle onda”.

fuente: clarín

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