Hace unos años, la alarma se encendió con el tabaco: empezaron a morir cada vez más mujeres por cáncer de pulmón que de mama. La razón: la equiparación del consumo en mujeres y hombres. Ahora, el mismo problema parece replicarse con el alcohol, y por eso distintas organizaciones que trabajan en la problemática de adicciones se reunieron y plantearon que el Estado debe establecer normas similares a las que rigen para la venta de cigarrillos, como etiquetas con advertencias sobre el riesgo para la salud, impuestos más caros y control en los puntos de venta.

El alcohol es adictivo y perjudicial

“El alcohol es adictivo y perjudicial para la salud, y no debe considerarse como un artículo de consumo ordinario o de necesidad, ya que es el principal motivo de consultas de los servicios de emergencia por problemas vinculados al consumo”, indican 37 referentes de entidades como la Sociedad Argentina de Pediatría, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, la Fundación Trauma, la Asociación Toxicológica Argentina, la Sociedad Argentina de Medicina Interna General, la Asociación Psiquiatras Argentinos y unidades del Conicet en universidades. Juntos crearon el Equipo de Promoción y Prevención Intersectorial de Consumo de Alcohol (EPPICA).

Incrementó el consumo

“En la Argentina, a finales de los 90 se incrementó un nuevo modo de consumo de alcohol entre los jóvenes, de tipo episódico y excesivo. Hay evidencia científica de que aumenta el riesgo de coma, convulsiones, insuficiencia renal y daño estructural y funcional del cerebro -señala el texto de EPPICA, al que accedió Clarín-. Además, aumenta los siniestros viales, la violencia en la vía pública y el sexo sin protección, lo que a la vez eleva el riesgo de embarazos no intencionales e infecciones de trasmisión sexual. Como si lo que acabamos de relatar no fuera suficientemente grave, los jóvenes que consumen alcohol de manera episódica y excesiva tienen cuatro veces más probabilidad de desarrollar una dependencia, comparado con otro que inicia el consumo en la edad adulta”.

Controlar las ventas

Sus integrantes proponen las medidas regulatorias que aconseja la Organización Mundial de la Salud: reducir y controlar los puntos de venta; prohibir la publicidad, la promoción y el patrocinio; implementar advertencias sobre el daño a la salud en los envases (tal como ocurre con los cigarrillos); fijar políticas de precios; penalizar a conductores alcoholizados; aumentar la detección y las intervenciones breves en las consultas de salud. “Se necesitan medidas que impacten drásticamente en la disminución de los consumos problemáticos en general, y en el consumo de alcohol en particular, y que dicho impacto se vea reflejado fundamentalmente en el retraso de la edad de inicio del consumo en los jóvenes”, expresan desde EPPICA.

fuente. clarín

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