El flamante senador, muy cercano a la ex presidente Cristina Kirchner, se sumó al pedido de Amado Boudou, Julio De Vido y otros ex funcionarios y potenció el acto convocado para esta tarde.

“Ojalá lleguemos a una Navidad sin presos políticos”. La frase en boca de Oscar Parrilli causó cierto desconcierto en filas del nuevo oficialismo. Algunos preferían atribuir los dichos a una tontería más –el término para descalificarlo era más duro- del flamante senador y viejo integrante del círculo de Cristina Fernández de Kirchner. Despegaban, por supuesto, a la ex presidente y a Alberto Fernández. Pero ocurre que esa declaración potenció el acto que, con esa consigna, fue convocado para hoy por varios detenidos en causas por corrupción: un mensaje a los jueces federales y también a la interna.

Eso último, la señal hacia el interior del peronismo-kirchnerismo, es indisimulable porque trasciende los cuestionamientos al uso de las prisiones preventivas y, en algunos casos, va acompañada de versiones sobre malestar de ex funcionarios por el abandono –sobre todo público- de ex compañeros y ex superiores de ruta. Por supuesto, nadie repara mucho en la desproporción y el costado ofensivo del lema de la convocatoria: la consigna “Navidad sin presos políticos” remite a épocas trágicas de dictaduras y a duras batallas por las libertades.

La marcha a los tribunales federales de Comodoro Py viene siendo impulsada desde hace días por Julio De Vido, Amado Boudou, Roberto Baratta, Luis D’Elía y Milagro Sala. Algunos de ellos hicieron referencia directa a la necesidad de que el “gobierno popular“ y el peronismo jueguen abiertamente y de manera decidida para presionar por su liberación. Después, se anotaron algunos kirchneristas algo inorgánicos con similares términos.

Parrilli, camino a jurar como senador nacional, le agregó un condimento nada menor. Por un lado, el punto es qué expresa él políticamente, porque no se trata de un referente con juego propio sino atado a la figura de la ex presidente. Y por el otro, cualquiera sea la respuesta a esa pregunta, le da aire a la movida de los detenidos y traspasa, al ponerle nombres propios, posiciones expuestas por la propia CFK y el presidente electo.

El nuevo senador se refirió a todos y sin reparos como presos sin condena. Pareció quedarse en ese punto –el uso de las prisiones preventivas- que en algunos casos ha generado razonables cuestionamientos. En rigor, no es la situación de Boudou, con sentencia de tribunal oral federal y Casación por el caso Ciccone. De Vido, que se encamina a un régimen domiciliario, tiene condena por la tragedia de Once pero está con preventiva por las causas de los cuadernos y los manejos en el yacimiento de Río Turbio.

Parrilli tomó además el argumento genérico de la “persecución política”, que atribuyó a “presiones” y “extorsiones” de la gestión de Macri sobre jueces, fiscales y empresarios. En otras palabras, no se detuvo en la cuestión del uso de una figura cautelar sino que apuntó sin vueltas a descalificar las causas.

La cuestión es que además, la referencia a la “Navidad sin presos políticos” lo hace compartir vereda con nombres y apellidos que en líneas generales han eludido tanto la ex presidente como Alberto Fernández. Los dos, cada uno a su manera, han hablado de lawfare –una guerra judicial de extensión regional, aunque selectiva– como mecanismo persecutorio a ella misma y a líderes considerados aliados, básicamente Lula y Rafael Correa.

fuente: infobae

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