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Los gremialistas están gordos, fuera de forma, y parados encima de una pared de canto.
Por Fabián Seidán para Diario Cuarto Poder. Subieron  las naftas y el gasoil 4 veces en enero, la factura de la telefonía móvil y fija llegaron con incrementos, las prepagas aumentaron casi 4% la cuota, la televisión por cable nunca acató el congelamiento tarifario, EDET se prepara para otro incremento y los alimentos no paran de subir. En ese contexto, los gremios deben sentarse a discutir paritarias, tratando de que no sea el pueblo asalariado el que tengan que pagar el ajuste.

Subieron  las naftas y el gasoil 4 veces en enero, la factura de la telefonía móvil y fija llegaron con incrementos, las prepagas aumentaron casi 4% la cuota, la televisión por cable nunca acató el congelamiento tarifario, EDET se prepara para otro incremento y los alimentos no paran de subir. En ese contexto, los gremios deben sentarse a discutir paritarias, tratando de que no sea el pueblo asalariado el que tengan que pagar el ajuste.

Por los pobres… pero muy pobres

En enero de 2020, el flamante presidente de los argentinos, Alberto Fernández,  defendía las nuevas medidas económicas lanzadas por su gobierno, resaltando que su objetivo era “preservar a los sectores más débiles” a la hora de pagar el ajuste económico.

El Presidente recordó que históricamente quienes pagaban el ajuste eran los que menos tienen, mientras la minería, el petróleo y el campo no pagaban retenciones.

A un año de esa discusión (sobre quién o quiénes deberían pagar el ajuste por los desbarajustes de los gobiernos anteriores) resulta difícil eximir de esa carga a los trabajadores asalariados y a los jubilados.

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Los alimentos no paran de subir de precios.

Todo sube

El gobierno nacional a través del ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó el Presupuesto 2021 en donde se resalta que la inflación será de 29%, y que se prevé un crecimiento de 5,5%; sin embargo, del dicho al hecho hay un largo trecho y la realidad dice que sólo en enero la inflación trepó al 4 por ciento y de acuerdo a proyecciones la inflación esperada para 2021 se ubicará en 49,8%. Así surge del último relevamiento de expectativas del mercado del Banco Central. La cifra es 0,2% menor respecto de la estimación del mes previo.

O sea, el país está lejos de una inflación anual de 29%, y es justamente el porcentaje que la Nación puso como techo a los gremios para discutir paritarias. En ese contexto de situación, los que volverán a perder con la inflación y la constante suba de precios de los alimentos y de los servicios públicos y privados,  será la clase trabajadora asalariada.

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Algunos gremios ya comenzaron a discutir las paritarias 2021. Faltan las del año pasado.

Pandemia sin paritarias

La mayoría de los gremios (y sus trabajadores) sostienen que antes de comenzar a hablar de 2021 y el inicio de clases, se debe acordar un aumento que equipare los salarios de 2020 a la inflación.

En 2020 hubo un aumento generalizado del 30%, pero la inflación superó el 36%. Eso significa una diferencia de 6 puntos en perjuicio de los salarios que pude ser más si se toma como referencia la canasta básica que subió más que la inflación y se fue el 38%.

Los más afectados

Si bien la inflación y la suba de precios afectan a todos los argentinos por igual –una forma de decir- hay sectores que hoy lo sufren más: la clase media, media baja y los pobres son los que realmente la sienten porque no reciben ninguna ayuda ni subsidios por parte del Estado (IFE, ATP, AUH).

Son las familias que dependen de un salario fijo que no supera los 45 mil pesos mensuales las que están pagando con cayos en sus manos el ajuste. Son las que por lo general cumple con todos los pagos que exige la ley: impuestos municipales, provinciales, nacionales, pago de servicios (luz, gas, agua, prepaga de salud, alquileres, telefonía fija, móvil, internet, televisión por cable o por aire, transporte público, estacionamiento, cuota del colegio) y combustible para el vehículo. Son los sectores que movilizan al comercio y PYMES de barrios ya que utilizan sus ingresos para alimentarse (carnicería, verdulería, lácteos, bebidas en general); y vestirse o calzarse.

Perder, siempre perder

Ni hablar de los jubilados, sector que a todos los gastos antes mencionados, deben sumar los medicamentos. Hoy la jubilación mínima ronda los 20 mil pesos y los más afortunados pueden llegar a 35 ó 40 mil pesos mensuales. Ahora bien, desde este año, los haberes de la clase pasiva se actualizarán con una fórmula que combina el crecimiento de la recaudación de la ANSES y los salarios (por eso es importante saber de cuánto serán las paritarias).

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La CGT no quiere techos en las paritarias pero tampoco enfrentarse al Gobierno.

La hora de los sindicatos

Por lo pronto los sindicalistas están preocupados por el alza del costo de vida, la inflación y también por no perjudicar al gobierno con pedidos excesivos. Se muestran dispuestos a discutir un plan donde se garantice que los precios no subirán (mucho) para acordar un salario acorde al que busca el Gobierno. Recuperar el salario frente a una inflación que no para, es la intención.

El creciente aumento del costo de vida preocupa, tanto al gobierno como a los gremialistas. Estos últimos, después de un año sabático como fue el 2020 en cuestiones de pelea salarial, hoy  “están gordos y parados sobre una pared de canto”. Saben que una mala negociación salarial podría complicarlos, a los ojos de las bases frente a un eventual intento de reelección en su organización sindical. Por otro lado, son conscientes de que presionar de más a un gobierno aliado ideológicamente, podría significar romper relaciones y alianzas construidas a través del tiempo.

 

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