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La empresa farmacéutica Moderna, de los Estados Unidos, está dispuesta a vender sus dosis contra el COVID-19, pero sus compromisos comerciales colocan a la Argentina al final de una larguísima lista de espera.

El jueves 14 a la tarde, Alberto Fernández ratificó que la primera etapa de vacunación contra el COVID-19 será únicamente a través de la Sputnik V, si Vladimir Putin cumple con su promesa y envía 30 millones de dosis de la vacuna rusa antes que concluya marzo.

Ese día en la Casa Rosada, antes de protagonizar la promulgación de la ley del Aborto, el presidente dialogó con Noubar Afeyan, titular de la empresa farmacéutica Moderna. Y la conclusión fue casi una obviedad: Moderna puede vender sus vacunas aprobadas en Estados Unidos, pero recién llegarían a la Argentina en el segundo semestre.

La Casa Blanca desembolsó en Moderna cerca de 1.000 millones de dólares para apoyar la producción a gran escala y la vacuna se muestra efectiva en los grupos de riesgo de mayores de 60 años. Este aspecto técnico es clave: la Sputnik V no alcanza este grupo etario, y aún no se sabe cuándo las autoridades sanitarias de Rusia aprobarán su aplicación.

Sólo rusa hasta marzo

En su despacho de Balcarce 50, Alberto Fernández dialogó con Afeyan durante treinta minutos. “La charla fue una aproximación, y si al final nos ponemos de acuerdo, las vacunas llegarían después del segundo trimestre”, comentó el presidente en la Casa Rosada.

El pronóstico de Alberto Fernández ratificó que la vacunación en la Argentina -primera etapa- dependerá de la buena voluntad del Kremlin. Putin ya remitió 300.000 Sputnik V -dosis una y dos- que se aplicarán a los trabajadores esenciales. Y a continuación debería llegar un volumen cercano a las 30 millones de dosis -una y dos- antes que concluya marzo.

 

 

fuente: infobae

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