Nota de tapa: Sushi Boy, el intendente que no acierta con las declaraciones

Por Pablo Batalla* de Diario Cuarto Poder / De Loco Monedita a Pato Criollo. El intendente capitalino, Germán Alfaro, pierde la calma en directa proporción al terreno que cede en la carrera a ser candidato a Gobernador 2023 por Juntos por el Cambio.

El enemigo ante el espejo

El intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, está perdiendo la calma en cada hoja que cae del almanaque y que le resta chances de posicionamiento, en su espacio político, ante el año electoral que se avecina.

Eso se nota claramente en las declaraciones que realiza. Da la sensación, muchas veces, de que no cuenta con el asesoramiento conveniente o que, como dicen los adolescentes, “se manda solo”, y “mete la pata” más de lo aconsejable.

Los modos de mirar la realidad de Alfaro y de los vecinos de la ciudad Capital parecen ser diametralmente opuestos. Al parecer, los obsecuentes que lo rodean le siguen diciendo que ven su linda vestimenta invisible, pero el intendente está desnudo.

La polémica por los panchuques

Una de las luchas que perdió el ex gobernador, José Alperovich, fue la de sacar a los puesteros del Mercado del Norte. Germán Alfaro lo logró con un informe de peligro de la estructura y quedó con la casa del medio, pese a los pataleos.

Sin embargo, el intendente -agobiado por los tiempos- pretende resolver antes de la finalización de su mandato el destino del tradicional lugar y echó mano a una frase que generó polémica en torno a que no se podía vender panchuques allí.

Con ello quiso explicitar que quería un mejor nivel para esas instalaciones, como un centro comercial, pero con esas expresiones no hizo más que alterar los ánimos y generar una movida, hasta en las redes sociales, en contra de cualquier shopping.

No da pie con bola

Hace tiempo que el intendente capitalino se pelea con propios y extraños. Con propios, porque ve con preocupación el inexorable crecimiento de su rival directo, el actual diputado nacional y ex intendente de Concepción, Roberto Sánchez.

En ese enfrentamiento, también se tiroteó con los radicales que apoyan el crecimiento del ex piloto, mientras mira de reojo a los radicales “alfaristas”, temiendo que se den vuelta, como lo hicieron peronistas que abandonaron sus filas.

También las declaraciones de sumar a Ricardo Bussi, cuando en su momento rechazó esa posibilidad, le jugaron en contra. Por otro lado, no tiene espadachines que lo defiendan y todas las cuestiones las tiene que resolver personalmente.

Una pelea en la que no daba el peso

Mientras que se peleaba con los propios, Germán Alfaro también se ocupó de criticar y lanzar dardos al oficialismo provincial. Hizo objeto de sus ataques al propio jefe de Gabinete nacional, Juan Manzur.

Sí, al mismo al que en algún momento le solicitó ayuda financiera cuando era Gobernador y con el que se sacó fotos y se mostró en una recorrida oficial en la que el actual funcionario nacional recibía vacunas contra el Covid-19.

No contento con eso, atacó a Osvaldo Jaldo, pero se ve que no le daba el peso para semejante rival y terminó con una imagen desgastada, sin posicionarse y cerrando todas las puertas a un posible regreso al PJ con el que soñaba puertas adentro.

El “Sushi Boy”

Las declaraciones en torno a los panchuques le generaron grandes dolores de cabeza, en especial en las redes sociales, en las que muchos lo atacaron por haberse olvidado de sus orígenes en Villa Amalia, su bastión político.

Alfaro debería modificar la bitácora de su viaje político hacia 2023, porque como se presentan las cosas, un iceberg lo puede mandar al fondo del océano -como al Titanic- sin la posibilidad de ser candidato o integrar el binomio.

También pierde terreno en retener, a través de su esposa, la intendencia capitalina. Si eso ocurre, volverá al llano sin la posibilidad de contener la superestructura de “alabadores seriales”, que no le aportan nada ni lo defienden.

*Columnista y analista político

Comments

Comentarios