Nota de tapa: la suba del boleto torna inalcanzable un pésimo servicio de colectivos

Por Pablo Batalla* para Diario Cuarto Poder / Inalcanzable. La suba del boleto de colectivo llevó a Tucumán a ser la quinta provincia más cara en el transporte de pasajeros. Unidades repletas de usuarios en pleno inicio de la cuarta ola de covid.

Quinta, cuarta y tercera

Así se resume la situación del servicio urbano de pasajeros en Tucumán. Nuestra jurisdicción pasó a ser la quinta en el ránking de los boletos más caros del país, solo superada por Bahía Blanca, Córdoba, Rosario y Santa Fe.

Esta novedad para los usuarios de este esencial servicio, se da justamente en el inicio de la cuarta ola de la pandemia de Coronavirus, con el advenimiento de las bajas temperaturas. Las unidades, sin la higiene correspondiente, van abarrotadas de pasajeros.

Como si fuera poco, en contraste con el altísimo costo del servicio, se trata de un servicio de tercera que se presta en condiciones que dejan mucho que desear. Los colectivos, no solo no están en condiciones óptimas, sino que no respetan horarios ni frecuencias.

Ausencia en la discusión de tarifas

Sucedió lo que ocurre siempre. En la discusión de un tema tan esencial y ante una inflación preocupante, hay un eterno ausente: nada más y nada menos que los usuarios. La definición en torno al bolsillo de los pasajeros la toman otros.

Justamente, quienes dicen representar a los vecinos de San Miguel de Tucumán, que seguramente no utilizan este servicio, son los que definen sobre el bolsillo de aquellos a los que se le hace esencial trasladarse en colectivo.

Pensemos en un empleado de comercio que, ante el horario cortado de su actividad, tiene que viajar cuatro veces al día (teniendo en cuenta el boleto mínimo de $65). Por día gasta $260, por semana $1430 (el sábado usa dos viajes) y por mes $5720 como mínimo.

¿Quién agarra esta brasa?

Como siempre, nadie se quiere hacer cargo de este aumento y todos los concejales quedan como buenos, porque no le dieron el aumento que los empresarios exigían. Si tomamos las crónicas periodísticas de todas las subas, siempre sucede lo mismo.

Los ediles se lavan las manos, el intendente no quiere promulgar la ordenanza porque no quiere cargar con el costo político, pero tampoco la veta. Y los empresarios hallan la excusa perfecta para no mejorar las condiciones del servicio.

Nadie quiere agarrar esta brasa con el 2023 a la vista. Ya comenzarán las campañas y posicionamientos y apostarán a que los vecinos y ciudadanos se olviden de este golpe al bolsillo, aunque se trata de un órgano muy sensible en estos tiempos.

Como perro que persigue su cola

Los políticos parecen perros que se persiguen la cola, porque dan vueltas para llamar la atención sin solucionar los verdaderos problemas de la gente. El intendente Germán Alfaro piensa más en su interna para posicionarse en 2023 que en sus vecinos.

Los ediles, tanto los oficialistas como los que se dicen opositores, terminan votando de manera unánime una medida a todas luces antipática y difícil de sobrellevar en las actuales condiciones económicas.

El ejercicio de la memoria colectiva es el más coherente en situaciones en donde quienes dicen representarnos, votan en contra de los intereses de la mayoría. Ya habrá tiempo de recordar en el cuarto oscuro.

*Columnista político. 

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