Letras de Fuego / Entrevista / Por Manuel Ernesto Rivas*. La escritora tucumana Norma Beatriz Guraiib recorre un camino narrativo que nos descubre la reconstrucción de lo fragmentado y nuevas variantes en su escritura.
Manuel Ernesto Rivas (MER): —¿Qué sensaciones te deja este año que culmina?
Norma Beatriz Guraiib (NBG): —Este año que culmina me deja un mosaico de emociones, mezcla de sensaciones profundas. Hubo momentos de amor que me recordaron la importancia de los afectos, tropiezos que me enseñaron a levantarme con más fuerza, aprendizajes que ampliaron mi mirada y me hicieron crecer, y lazos de amistad que se consolidaron como refugio y motor. En conjunto, siento que fue un año de transformación: cada experiencia, buena o difícil, me ayudó a comprender mejor quién soy y hacia dónde quiero caminar. Sobre todo, me dejó la huella de la sanación: aprender a reconciliarme con mis heridas y transformarlas en fuerza. Y también el empoderamiento: la certeza de que cada paso, incluso el más difícil, me ayudó a crecer y a confiar más en mí misma. Cierro el año con gratitud. Cada uno de estos aspectos me permitió evolucionar y cerrar el ciclo de esta manera.
MER: —¿Cuáles fueron las experiencias en los diversos encuentros literarios?
NBG: —En cada encuentro literario sentí que se abría una puerta distinta: me invitaba a dejar atrás la comodidad y a aventurarme en mundos mágicos, góticos, oscuros, incluso en aquellos relatos donde el antagonista reclamaba su voz. Fue un viaje de exploración y sorpresa, una manera de sanar y empoderarme a través de la escritura, corriendo los límites que antes me parecían infranqueables, esos límites que yo misma me había impuesto. Descubrí nuevas formas de expresión y crecimiento creativo.
MER: —¿Cómo sigue impactando en vos la respuesta a “¿Francisca, el renacer de la palabra”?
NBG: —Francisca es mi sangre y mi origen. Cada vez que un lector me dice que se reconoce en su historia de vida lo que yo conté, siento un profundo consuelo. Es como comprobar que el objetivo se cumplió y, al mismo tiempo, se amplía. Ya no se trata solo de sanar las memorias familiares, sino de abrir la palabra hacia esos temas vedados que atraviesan no solo mi historia, sino la de tantas familias. Este año, llegar con Francisca a Monteros, el terruño que dio vida a la obra, fue también experimentar la sensación de objetivo logrado. La convocatoria, impulsada por la Profesora Silvia Ojeda, y el hecho de que la ciudad adoptara la obra como propia, me llenó de orgullo y gratitud. Es un impacto que sigue creciendo, además, porque Francisca dejó de ser solo un libro para convertirse en un puente de memoria compartida.
MER: —¿Cuáles son los caminos temáticos y estéticos que te gusta transitar en las letras?
NBG: —Los caminos que me gusta transitar en las letras son aquellos que combinan memoria y transformación. Me atraen los relatos que confrontan lo vedado, lo macabro y lo injusto, pero también los que iluminan con ternura, humor y esperanza. Estéticamente disfruto explorar lo gótico, lo mágico y lo simbólico, jugando con voces regionales y universales. Me interesa que cada texto sea un puente entre lo íntimo y lo colectivo, entre la herida y la sanación, entre la oscuridad y el empoderamiento. Además, busco la mezcla de lo poético con lo narrativo. Muchos de mis cuentos surgen de historias reales; parte del tiempo investigo y luego adapto esas experiencias al paisaje local.
MER: —¿Estás trabajando en textos diferenciados de tu primer libro? ¿De qué tipo?
NBG: —Este año participé en diversos talleres. En uno trabajé estructuras gramaticales junto a la editora, profesora y escritora María José Bovi; en otro, de novela, con la profesora y escritora Inés Cortón. También asistí a lecturas en el espacio Epicuro, coordinado por el profesor y escritor Miguel Ángel Figueroa y la profesora Noelia Mónaco, y al Taller Letras de Fuego, dirigido por el profesor, escritor y editor Manuel Rivas, donde se combinan lectura, análisis y producción. Esas experiencias me motivaron a explorar distintos géneros. En el espacio del profesor Rivas, una de esas producciones dio origen a un cuento que luego se transformó en novela. Me apropié de todo lo aprendido en esos ámbitos para dar forma a un proyecto que no guarda relación con Francisca. Se trata de una obra de terror, gótica y fantástica, que entrelaza lo sobrenatural con la dura realidad social y política argentina, incorporando leyendas locales. Además, incursioné en relatos para niños y adolescentes, con la intención de que, en algún momento, los tres trabajos puedan ser publicados.
MER: —¿Te sirvió la experiencia de los talleres literarios?
NBG: —Para mí los talleres son espacios de aprendizaje y encuentro. Conversar con personas que también están en la búsqueda resulta enriquecedor y hermoso; además, se genera un clima de camaradería y debate muy interesante. En ellos encontré pares y también personas maravillosas y entrañables, que hoy considero mis amigos. El año próximo seguro continuaré en algunos de estos espacios. En el Taller Letra de Fuego nació una bellísima antología, y participar en ella fue una experiencia más de las inolvidables.
MER: —¿Cuál es la Feria o el Encuentro Literario que más te impactó? ¿Por qué?
NBG: —Este año fue complejo por cuestiones familiares, lo que me impidió participar en ferias. Sin embargo, sí pude asistir a encuentros literarios, espacios que me permitieron mejorar la manera de transmitir mis producciones y crecer como escritora. Al comienzo me sentía una intrusa, como si no perteneciera a ese ámbito; compartir el mismo espacio con grandes autores me parecía un atrevimiento. Con el tiempo, fui relajándome y comprendí que esos encuentros no solo son lugares de aprendizaje, sino también de intercambio humano y creativo. Allí descubrí que mi voz también tenía un lugar, que podía dialogar con otras miradas y enriquecerme en el proceso. Esa experiencia me impactó porque me enseñó que la literatura es un territorio abierto, donde cada palabra suma y cada historia puede encontrar resonancia en los demás.
MER: —¿Cómo pueden lograr más visibilidad los escritores de la región?
NBG: —Es un tema que lo charlamos en los talleres y encuentros. La visibilidad de los escritores de la región puede lograrse a través de varios caminos. En primer lugar, fortaleciendo los espacios colectivos: talleres, encuentros y ferias que permitan compartir producciones y generar redes de apoyo. También es fundamental aprovechar los medios digitales, desde revistas culturales hasta redes sociales, para difundir nuestras obras y llegar a nuevos lectores. Otro aspecto clave es el vínculo con las instituciones educativas y culturales: bibliotecas, escuelas, universidades y centros comunitarios, donde la literatura regional puede convertirse en herramienta de identidad y memoria. Además, la colaboración entre escritores, editores y gestores culturales ayuda a crear proyectos conjuntos que trascienden lo individual. La visibilidad se construye con constancia, comunidad y creatividad. Mostrar que la palabra nacida en nuestra tierra tiene fuerza universal y merece ser reconocida.
MER: —¿Qué cosas te conmueven?
NBG: —Lo que me conmueve es poder dar voz a quienes ya transitan otro plano. Con palabras sencillas les otorgo vida y presencia. En Francisca está latente la muerte de la mayoría de sus protagonistas, y eso me invitó a reflexionar sobre cómo, en nuestros días, solemos percibir la muerte como algo lejano: planificamos y organizamos con tanto tiempo que olvidamos su carácter imprevisible, como si se suprimiera la finitud de la existencia. Esa conciencia me lleva a valorar los momentos únicos e irrepetibles, muchos de los cuales deseo dejar por escrito. Así, mi muerte será solo física, porque permaneceré en mis nietos, en sus lecturas, y en la memoria de quienes me acompañan. De ese modo, no solo yo, sino también todos los que forman parte de estas historias, podremos perdurar en el tiempo y ser reconocidos por las generaciones venideras.
Realmente creo que el pasado de nuestros progenitores nos hace sentir completos, como si al descubrir sus luchas, silencios y sueños pudiera comprender mejor nuestra propia historia. En ese reconocimiento encontramos raíces, identidad y también la fuerza para transformar lo heredado en algo nuevo.
MER: —Si tuviera que pedir un deseo ¿Cuál sería?
NBG: —Sería que se abran más puertas para las personas que quieren publicar. Que la palabra de los escritores de la región pueda circular con libertad, encontrar lectores y que nuestras historias ocupen el lugar que merecen. Deseo que las voces locales seamos escuchadas, que nuestras historias, con sus paisajes, memorias y luchas, tengan visibilidad y reconocimiento. Que las grandes librerías no se limiten a trabajar únicamente con nombres consagrados, sino que amplíen sus perfiles y den espacio en sus estantes y vidrieras a nuevas voces, permitiendo que la diversidad literaria también tenga visibilidad.
MER: —¿En qué proyectos trabajas?
NBG: —En estas vacaciones deseo dedicarme a terminar mi novela y enriquecerla con todo lo que he aprendido en los talleres y lecturas recientes. Es un proyecto que me entusiasma porque me permite explorar nuevos géneros y profundizar en la mezcla de lo fantástico, lo gótico y lo social. Estoy trabajando en darle mayor fuerza a los personajes, en pulir la estructura y en incorporar detalles que hagan más vívida la trama. Mi objetivo es que la obra no solo esté concluida, sino que también refleje un crecimiento en mi escritura.
MER: —¿Qué consejo le dirías a quienes están comenzando con la escritura?
NBG: —No me corresponde dar consejos, pero sí puedo compartir mi experiencia personal. Para quienes recién comienzan a escribir, participar en talleres literarios es una excelente estrategia. Allí se aprende, se experimenta y se descubren nuevas formas de expresión. También recomiendo asistir a encuentros, porque el intercambio con otros escritores enriquece y abre caminos. Compartir publicaciones, aunque sean pequeñas, ayuda a perder el miedo y a darle visibilidad a la propia voz. Creo que lo más importante es animarse a escribir, a equivocarse y a seguir creciendo en comunidad.
*Fundador y director de Diario Cuarto Poder y Letras de Fuego Ediciones. Profesor en Letras e Historia. Periodista, gestor cultural y escritor.
Datos biográficos de la entrevistada
Norma Beatriz Guraiib nació un 2 de abril de 1962, en Tucumán. Jubilada. Se desempeñó como docente de Biología, Física y Química en el Colegio Nacional Bartolomé Mitre de San Miguel de Tucumán, en la modalidad de secundaria, y en la modalidad de adultos. Fue vicedirectora de este establecimiento, en su turno noche. Es miembro de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) Filial Tucumán.
Publicación: Novela: “Francisca el renacer de la palabra”, año 2024.
Antología: Habitantes de la Palabra II, SADE filial La Rioja Ariel Ferraro. (Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán y La Rioja). Año 2025.
Presencia en medios de comunicación con relatos: Diario Cuarto Poder, La Nota Tucumán, la revista JAUJA en su primer número (Chile, 2024) y la 37ª Fiesta Provincial del Agricultor (2024).
Premios: La Pluma de Fénix 2025, (11 de diciembre de 2025)

