El rector de la UMET y coordinador de los equipos técnicos de Alberto Fernández analizó los principales desafíos del próximo gobierno. Sin embargo dijo que “tiene que haber precios justos”.

Nicolás Trotta es el coordinador de los 25 equipos técnicos que desde hace seis meses trabajan para la futura gestión de Alberto Fernández. Son los responsables de elaborar el diagnóstico en el que se basarán todas las políticas públicas del nuevo gobierno.

El rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) conoce como pocos las medidas que se implementarán a partir de diciembre. Sin embargo, al igual que el resto de los referentes del albertismo es cauto a la hora de hablar para que las políticas no pierdan efectividad antes de tiempo.

La tensa relación entre Alberto Fernández y el presidente brasileño Jair Bolsonaro, los grises del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y el futuro del pacto social necesario para reactivar la economía son algunos de los temas que abordó en diálogo con Infobae.

-¿Cuál es la herencia más complicada que deja el gobierno de Mauricio Macri?

-Estamos convencidos que el drama más profundo que tiene la Argentina es el social. Resolver estos problemas demanda una batería de soluciones y de construcción de consensos. No hay soluciones mágicas, ojalá hubiera una única medida que te saque de esta situación tan grave. Del 27% de pobreza que recibió Macri va a dejar 38%. De una inflación del 24% en el 2015 al 57%. La pérdida de la capacidad de compra del salario ha sido una regla en la gestión de Macri: un 2016 con una caída del 11%, un 2017 donde se recuperaron en parte, y un tobogán sin fondo a partir del 2018 que nos va a llevar a una caída promedio del 21% para diciembre de 2019 de la capacidad de compra del salario, comparado con noviembre de 2015. Uno posa la mirada sobre la pobreza por nivel de ingreso, pero el desafío de la democracia es atacar la pobreza estructural. Argentina en la década del 70 tenía una pobreza del 6% y a partir de allí tuvimos un crecimiento exponencial de la exclusión. Si la Argentina en el 2020 o en el 2021 comienza a recuperar el sendero del crecimiento, con mayor distribución, la pobreza por ingreso va a bajar. Pero enfrentar la pobreza estructural, que también es multicausal, demanda una fuerte política de inversión en términos educativos, infraestructura sanitaria, e infraestructura vinculada al desarrollo productivo. No hay mejor política social que un empleo de calidad y eso demanda de un Estado con capacidad de planificación del desarrollo sentando en la mesa al sector del trabajo y a los empresarios para romper el techo de cristal hacia el desarrollo que la Argentina se ha encontrado a lo largo de su historia.

-¿Cómo se hace para incentivar la demanda sin que la emisión monetaria termine por espiralizar la inflación?

-Nosotros creemos que las crisis permiten dejar de lado ciertos egoísmos. Es tiempo de que en este nuevo contrato social todos vayan a ofrecer y no necesariamente a pedir. Esto implica que el primer envión a un proceso de recuperación, con acuerdos estructurales en el corto y mediano plazo, lo tiene que dar el sector empresario, que va a ser el principal beneficiario de un proceso de reactivación de la economía. Porque creo también que aprendimos en estos cuatro años, un aprendizaje social muy duro, en que todos hemos perdido calidad de vida.

-Fueron los sectores sindicales los primeros en dar señales…

-Los trabajadores son los que vienen aportando muchísimo en este esquema de debacle y de caída que tiene la Argentina por la pérdida de salarios y también por un proceso más silencioso y complejo de medir que es el esquema de precarización laboral. Eso también ha sido una constante. En la gestión de Macri la precarización empezó el 10 de diciembre de 2015, la destrucción de empleo no, eso empezó en 2018. Por eso la desocupación empieza a crecer principalmente en 2018.

fuente: infobae

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