Las petroleras estaban trabajando una recomposición en el precio de los combustibles con un dólar ubicado en un rango de $ 28 a $ 31, pero ese plan ya quedó descartado. En una situación aún más compleja quedó la actualización para las tarifas de gas, que debería estar vigente desde el próximo 1° de octubre.

El ministro de Energía, Javier Iguacel, prometió que las recomposiciones en las tarifas de luz y gas iban a estar en torno al 30%. La corrección en la electricidad ya se aplicó en Buenos Aires y el proceso para modificar el cuadro tarifario del gas arranca el próximo martes. Las distribuidoras están presentando sus materiales para las próximas audiencias públicas.

Antes de la escalada de esta semana, las distribuidoras ya planteaban que necesitaban una mejora de sus tarifas del 70%. Eso era para poder compensar la devaluación anterior, en el momento que el dólar iba por arriba de los $ 30.

La tarifa de gas se actualiza en parte por la variación inflacionaria (28% para el semestre que termina a fines de septiembre), pero el principal ingrediente en las facturas es el precio del gas en “boca de pozo”. Ese valor está en dólares. Las productoras accedieron a mantenerlo sin incrementos, por una recomendación del ministerio de Energía en ese sentido, pero siempre en moneda estadounidense.

Las facturas de gas que se vienen pagando en este invierno reflejan un dólar a $ 19, que fue el tomado en las audiencias públicas de 2017. Pero las distribuidoras dicen que las productoras les vienen cobrando el gas con un dólar a $ 28. Eso les provocó un desfasaje en sus ingresos. Las petroleras reclaman que les paguen esa deuda generada.

Con respecto a la próxima actualización, las productoras de gas poden cobrar un precio de entre US$ 2,71 y US$ 4,20 por millón de BTU, que es la unidad de medida del sector. Ese monto resultaba alcanzable para las distribuidoras con una suba del 30%, pero eso servía si el dólar se ubicaba en torno a los $ 28. La actual variación rompe ese esquema.

En relación a los combustibles, las petroleras venían planificando una suba para septiembre. Les faltaban detalles. Pero esa estrategia quedó suspendida hasta nuevo aviso. Aunque tiene una dirección independiente, el mayor accionista de YPF es el Estado nacional. Las otras compañías, como Shell y Axion, suelen esperar los movimientos de YPF antes de avanzar con alguna corrección.

fuente: clarín

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