Por Manuel Rivas* Director Diario Cuarto Poder | No tiene mucha publicidad en los medios, no es aceptado por la comunidad científica ni por los laboratorios multinacionales, pero se multiplican los testimonios sobre su eficacia contra los virus. Una cura en primera persona.

Un tucumano insistente defensor del MMS

Desde que comenzaron con fuerza las noticias sobre la pandemia, un autodidacta, investigador y practicante de terapias alternativas, como lo es el artista y músico, Anselmo Lago, comenzó a enviarme material sobre MMS.

El MMS es el dióxido de cloro es una solución al 28% de clorito de sodio en agua destilada del que se dice que tiene un efecto fulminante sobre cualquier tipo de virus. Lo curioso es que tiene muchos detractores a nivel mundial.

Hay muchos intereses en que no se difunda. Imbuido quizás en esa especie de incredulidad provocada por las informaciones de los grandes medios, no investigué el asunto con la profundidad a la que estoy acostumbrado en cualquier tema.

El Dengue, un campo de prueba

Quiso el destino que, mientras dilataba entrarle al tema del MMS, mi familia comenzó a enfermarse de Dengue y con el correr de las horas, también expuesto a los peligros del mosquito, comencé con los síntomas.

La fiebre era intensa, los dolores de cuerpo tremendos y el estado de malestar generalizado sólo tienen como vía de solución el paracetamol -que no atenúa mucho los efectos- y el reposo el mayor tiempo posible. Al cuarto día, le conté a Lago de mi enfermedad.

La respuesta de este amigo fue: “llegó el momento de que creas en el MMS como una solución verdadera”. En unas horas tuve en mis manos, cadete de por medio, el KIT MMS, con el que comencé luego un tratamiento de dos horas.

Dos horas para liquidar al Dengue

Apliqué el protocolo establecido para casos de infección viral con una dosis importante en sólo dos horas. Fueron ocho vasos cada 15 minutos, que se cumplieron metódicamente, para armar una “verdadera bomba” contra el virus del dengue.

Ya estaba en el cuarto día y los dolores de la enfermedad eran tan fuertes que hasta tenía la sensación de que me dolían los cabellos. Me aferré a esta solución a causa de todo ello y para respetar el consejo de un amigo.

Comencé a las 20 y terminé a las 22 del viernes pasado. Después me recosté a mirar televisión y me distraje tanto con un programa que no me di cuenta que estaba disfrutando de algo que antes, por los síntomas, casi ni toleraba. Finalmente me dormí.

Un despertar tranquilo

El sábado desperté y me percaté que no tenía ningún síntoma. Luego de probar los efectos en mí, lo recomendé a mis seres queridos que estaban enfermos y también lo utilizaron logrando idénticos resultados.

No volví a registrar ningún síntoma. Sí sentí una depuración de mi organismo y una mayor energía. Comencé a reflexionar el porqué de la falta de difusión y también la cantidad de detractores que tiene el MMS.

Me respondí que quizás es más rentable que se sigan vendiendo vacunas para cada cosa, medicamentos para enfermedades crónicas -como la diabetes- o cáncer en sus distintas manifestaciones.

“Me hago cargo de mi salud privada”

Sin ánimo de polémica, pero con la necesidad de hacer una declaración personal digo: “Me hago cargo de mi salud privada”. He probado el MMS en una situación virósica y me alivió, la usé con mi familia y los alivió. ¿Hay que darle más vueltas?

Si los gobiernos, el ámbito académico, y los laboratorios multinacionales no pueden hacer negocio conmigo, no creo que se fundan. Ellos seguirán ganando sus millones de dólares o de euros y no les hará daño que otros, como yo, garanticemos nuestra salud de otro modo.

A uno de los médicos que consulté por el Dengue le revelé la causa de mi repentina mejoría y me dijo: -Lo felicito. Yo también uso el MMS, pero si usted le dice esto a algún colega mío quizás le diga que eso no sirve.

Un libro prohibido y críticas sin números

Uno de los estudiosos internacionales de las virtudes del MMS es Andreas Kalcker, quien hace más de 10 años viene investigando el dióxido de cloro y sus aplicaciones a distintas dolencias. Escribió el libro “Salud Prohibida”, que Amazon prohibió.

En ese libro se refleja que cientos de miles de personas han utilizado este producto y que no hubo ninguna muerte hasta el momento por su uso, todo lo contrario a lo que dicen los detractores a través de grandes medios masivos del mundo.

¿Habrá tantos intereses económicos en juego? ¿No es más fácil invertir 15 mil euros para producir el MMS contra esta pandemia? Claramente no es negocio. Ciertamente, tendremos que garantizarnos nosotros mismos la alternativa de salud y vida.

*Periodista y profesor de Letras e Historia

 

 

 

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