coronel

La confianza y los buenos momentos a veces provocan situaciones que, en otros contextos, no se realizarían. Eso deben pensar por estas horas los hinchas, el cuerpo técnico y el plantel de Atlético Tucumán, que pasada la mitad de la Liga Profesional sigue como líder de la tabla de posiciones. Un equipo que se armó para conseguir la permanencia, pero que a fuerza de convencimiento colectivo, se transformó en un puntero loco, que hace goles locos.

Porque el 4-0 sobre Barracas Central que le permitió defender ese lugar de privilegio fue con cuatro definiciones bárbaras. La pirueta en el área de Cristian Menéndez, que a sus 34 años es vital; un contragolpe de manual que Ramiro Ruiz Rodríguez culminó con un sutil toque; el zurdazo de Joaquín Pereyra que vio descolocado a Maxi Gagliardo y engañó a todos; y la obra de arte de remate a distancia de Mateo Coronel, que significó un récord histórico para el fútbol argentino.

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Es que nadie había podido convertir desde 69,7 metros de distancia o más. Apenas un registro, pero que no puede especificarse con certeza porque se dio en el año 1940, cuando Garavano remató “desde 70 metros”, según las crónicas de los diarios de la época, para darle el triunfo a Ferro sobre Chacarita.

Lo que hizo Coronel, entonces, es un golazo inédito. Rápidamente a la memoria viene la comparación con el ejecutado por José Luis Félix Chilavert para Vélez sobre River (58 metros) y, más cercano en el tiempo, el del paraguayo Óscar Romero en Paraná (una cancha de dimensiones más pequeñas) con la camiseta de San Lorenzo. /Clarín

 

 

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