Letras de Fuego / Entrevista / Por Manuel Ernesto Rivas*. Compartimos el diálogo con la escritora santiagueña Magui Montero, quien recientemente presentó su poemario “Gritos ahogados” junto a Stella Bernasconi y Carlos Artayer.

—¿Qué representa este nuevo poemario para vos?

—A través del tiempo fui dejando de lado inhibiciones. Había poemas que no me permitía publicar, o solo lo hacía en antologías de otros países, ante el temor de quedar expuesta, en mi medio; que no tenía derecho a expresar lo que pensaba o sentía (era como desnudarme públicamente), y de pronto me dije: Bien, he pasado ya la edad de la cautela. Es el tiempo de decir lo que tengo ganas de gritar. ¿Es bueno o malo?, ¿Sirve o no lo que escribí? Fue un proceso que transcurrió en tres poemarios y duró varios años. “Mujer detrás de la máscara”, “El llanto de la piedra” y finaliza con “Gritos Ahogados”. Fue cuando pude decir lo que quería y sentía. Mi dolor, mis silencios, y hasta los paisajes desolados del espíritu. Creo que este libro cierra un ciclo de amordazamiento.

—¿Qué circunstancias te mueven a escribir?

—Desde siempre me fue más fácil el expresarme a través de la escritura que de la oralidad. Fui (y aún lo soy) una persona cautelosa a la hora de decir las cosas que pueden herir u ofender. Probablemente hasta pueda ser catalogada de “tibia”. Imaginaba que las personas esperaban que sea capaz de mantener los límites que me autoimpuse; pero la escritura, borraba esos límites (tanto en la poesía como la narrativa) y podía ponerme el disfraz que yo quisiera o ser lo que solamente a través de los textos creativos lograba, la libertad sin fronteras. Pude ser bromista, audaz, llorar, protestar o gritar sin límites; de esta forma alcancé la resiliencia y la paz que ansiaba y con el tiempo se transformó en un “vicio” y una forma de vivir.

—¿Hay algún vínculo entre la fuerza de tu poesía y tu personalidad?

—Sí, eso es indudable; pero no es algo que logré desde que me inicié. La osadía y la audacia para expresar a través de la poesía, las fui aprendiendo, me fui soltando. Siempre me afectó el sufrimiento humano, aunque no sabía manifestarlo y pude hacerlo cuando me liberé para exteriorizarlo, sin temor a las estructuras.

—¿Cómo viviste la presentación de tu libro?

—Con mucha ansiedad y felicidad. Fue una fiesta de cariño e intimidad donde las luces y los candiles encendidos ayudaron a la creación del clima necesario para la poesía. Me acompañaron escritores de distintas instituciones, familia, amigos, ex compañeros. El local estaba cubierto de personas imprescindibles en mis afectos. Fue una noche donde traté de contener mis emociones, pero las lágrimas brotaban por si solas. Hacía tiempo que no presentaba un libro en forma presencial, pues el último, la novela “Secretos entre el lodo” se realizó virtualmente, por el tema relacionado a la pandemia y las sensaciones fueron diferentes. Aquí sentí el abrazo, la cercanía de tanta gente, que me desbordó.

Magui Montero junto a varios de sus invitados.
—Cuéntanos algunos aspectos de tu poemario.

—El libro consta de cuarenta y cinco poemas. Está dividido en cuatro partes o capítulos a saber: “De la rebeldía y los silencios”, “De pasiones y desamor”, “De la raíz al fruto”, “De escenas y paisajes”. Cada capítulo se inicia con un fragmento de un poeta.
La tapa imita una lámina de metal oxidado por el tiempo, donde quedó la impronta de una imagen vieja y desdibujada de la autora.
Tiene cinco imágenes interiores realizadas en lápiz que son dibujos realizados por una de mis hijas: Sandra García Montero.
No tiene prólogo, solo son palabras de la autora.

—Te diste el gusto de contar con Stella “Rayito” Bernasconi y Carlos Artayer como presentadores. ¿Qué lugar ocupan en tu vida?

—Tanto Rayito Bernasconi como Carlos Artayer, me ayudaron en la selección de los poemas, me hicieron sugerencias y conocen mi forma de escribir. Para ellos no era sorprendente el material que contenía, y accedieron gustosamente presentar este libro.
Son referentes de la Cultura, escritores representativos que significan un orgullo para Santiago del Estero, de quienes continúo aprendiendo. Maravillosas personas, respaldados por la experiencia y el conocimiento, entregan todo su saber, sin mezquindades ni egoísmo, con quienes me une una amistad de muchos años, y comparto momentos habitualmente.

Magui Montero junto a Stella Bernasconi, Susana Lares y Carlos Artayer.
—Hubo otros notables, como Alfonso Nassif ¿Qué representa él en la poesía santiagueña?

—Alfonso es un gran poeta, pero además difusor cultural y excepcional maestro. La poesía de muchísimos hombres y mujeres poco conocidos o no valorados tomó impulso. Nos dio la oportunidad de leer, o escuchar en su voz, a poetas de renombre mundial. Fue puntal para que reconocidos músicos tomaran la obra de poetas de excelencia y que a través de las canciones llegaran al pueblo. Para mí fue un orgullo que nuestro querido Pocho, concurriera a la presentación de “Gritos Ahogados” y leyera mis humildes versos.

Magui Montero junto a Alfonso Nassif.
—¿Tienes planificado presentar este poemario en otras provincias de la región?

—Sí, indudablemente deseo presentarlo en todo el NOA, y en otras provincias, donde mantengo permanente contacto con distintos escritores. Y más adelante, probablemente en países de Latinoamérica, como ya lo hice con anteriores libros.

—¿En qué otro proyecto te encuentras trabajando?

—Actualmente estoy escribiendo una nueva novela, aunque la tengo un poco abandonada hace unos meses, porque me dedique de lleno a la publicación de “Gritos Ahogados”. Me llevará un buen tiempo concluirla, porque a medida que avanzo, voy paralelamente investigando temas históricos, para ubicar los personajes y que sean más verosímiles los escenarios.

—¿Puedes adelantarnos algunos poemas?

—Voy a compartir dos poemas con vos y tus lectores.

ABATIMIENTO

Luché batallas estériles,
levanté banderas
–por otros arriadas-
me encendí en fuego ardiente
de osadas rebeldías
que nunca el tiempo aplacara.

Se acalló aquel grito.

Resonaron ecos
de agobio en la espalda.

Un gris cenizado azotó principios
apagó la savia
y perdí ese arrebato
de ideas quijotescas
al quedar sin nada.

Mi país aún vela
bajo un vetusto reloj de arena
aislado de la esencia
que nuestros héroes legaran.

Se inmoló la voz del pueblo
y toda esperanza fue aniquilada.

SIN AVISO

Vengo de un pasado
de murallas asoladas
tropezando con sus piedras.

Nadie me dijo
que las caídas desollarían
mis pies
que el levantarme sería doloroso
y las heridas tardarían en cerrar.

Nadie me avisó
que la mentira destruiría mi barca
que el volver a creer
en mares calmos sería difícil
y temería los naufragios.

Sin embargo,
a pesar de las cicatrices
del dolor que cargan mis hombros
sigo navegando
capeando tormentas
con semillas de amor
germinándome en las manos.

Magui Montero

*Fundador y director de Diario Cuarto Poder. Profesor de Letras e Historia, periodista y escritor.

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