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El dramático testimonio de la médica intensivista, Vanina Edul. Trabaja en dos hospitales, público y privado. Hace 14 meses que está al frente de la batalla contra el coronavirus desde la UTI. Cansada pero con entereza, cuenta el drama que vive a diario: “Vienen con más complicaciones, mueren en menos tiempo y encima no entendemos de qué. Pido compromiso cívico”.

No usaba casi nunca Twitter. Es médica terapista de un hospital público en Palermo y de una importante clínica privada del barrio de Recoleta y las redes no eran lo suyo. Pero esta semana Vanina Edul (47) decidió contar a través de un hilo en la red social cómo sus pacientes transitan el COVID-19 “porque la mayoría terminan muriendo”.

Las estremecedoras historias se viralizaron

“59, artritis reumatoidea y unos kilos de más. Te voy a buscar a la guardia. ‘No quiero ir a terapia, doctora. Le temo al tubo’. Tus hijos (6) te piden que aceptes. Cedés. Hace 1 semana que vas de prono a supino y la hipoxemia no cede. Ojalá repuntes”, empezó escribiendo la médica, a través de su cuenta @EdulVanina.

Al minuto siguió: “Perdiste el laburo. 7 pibes. Te hacés Uber para llevar COVID+. Te la pegaste. Tenías 45. Sano. Guapísimo. Que alguien me explique que en 3 semanas la enfermedad+ infección intrahospitalarias te dejarían los pulmones así. Una roca que no oxigena. Y nosotros useless (inútiles). Y te fuiste. Y nos desgarra”.

Otra historia que publicó: “32 años, diabetes bien controlada. Te cuidaste. Ahora estás con máscara de O2, solo pensando en la próxima respiración”.

“Nada de enfermedades”

La dramática enumeración continuó: “49 años y nada de enfermedades. ¿Cómo fue que te afectó así? No revierte tu cuadro. Sombrío el panorama. Ella sufre al teléfono. Quisiera consolarla con que mañana estará mejor. Menos del 50% de sobrevida me anudan la lengua y callo”.

En esa catarsis en redes, también recordó a una joven embarazada: “36 años, flaca, hermosa. Plenitud total. Por suerte lo superaste. Esas dos semanas me dormí suplicando ‘que mejore esa chica’”.

Y reveló cómo detrás de la escafandra que la protege del COVID-19 ve la vida de sus pacientes apagarse: “’Doctora, el señor no quiere intubarse’. Me pongo la escafandra. Te cuesta oirme. Resoplás con dificultad. Te miro seria a los ojos. ‘Ok doc, lo que usted diga’. Llamás a tu amigo del alma. Los papeles están ahí. ‘Cuidame a la flaca’. Vos sabías que no la contabas. Mi nudo en la garganta”.

“Los médicos no damos más”

“Hace 14 meses que siento que estoy en la primera línea de una batalla, como un soldado, de una profesión que elegí y amo”, sostiene. “Nunca había hecho un descargo, y no imaginé que tendría repercusión, pero la verdad es que los médicos no damos más”, admite.

“Hoy perdí otro paciente. Esto no es normal. Una mujer de 59 años con una enfermedad preexistente controlada. No tendría que haberse muerto, y no lo peor es que no sé de qué se murió…”, admite.

 

fuente: infobae

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