Por Fabián Seidán para Diario Cuarto Poder|El pollo gana adeptos ante el encarecimiento de la carne de vaca, mientras las verduras y frutas pierden terreno en las mesa de los argentinos. Poco a poco el perfil del consumidor va mutando, al punto tal de que allá lejos quedó el consumo de 80 kilos de carne de vaca por persona. Los bajos salarios frente a la inflación que no cede es el principal factor de estos cambios.

Un informe de la Fundación Capital señala que hay un debilitamiento general del poder de compra de los argentinos. Sólo en los primeros seis meses del 2021 el salario real exhibió una baja estimada del 5,6% interanual. Dicha pérdida se evidencia  en la capacidad de compra de bienes esenciales. A modo de ejemplo, con un salario promedio del sector privado registrado en 2017 se adquirían casi 13 canastas básicas alimentarias, mientras que en marzo de 2021 sólo se podían comprar 10”.

Ganarle a la inflación

La situación la conoce el gobierno y le preocupa. Por eso hace unos días el jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, salió a decir como aliciente que este año, los salarios, le van a ganar a la inflación y a los precios. Si se llegara a concretar sería un golazo ya que, a esta altura, a la clase asalariada argentina se le complica cubrir diariamente sus necesidades alimentarias básicas.

En ese contexto, y en medio de la espiral inflacionaria que no tiene techo (ni piso) surge que los argentinos en los últimos años recurrieron al pollo para suplir las proteínas de la carne de vaca. Año a año, el pollo va ganando más adeptos, no por moda, ni por gusto o preferencia, sino por precio y rendimiento.

El presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, reconoció que el sector ha logrado un impresionante crecimiento en el último año, al punto de ser hoy  protagonista indiscutido en la mesa de los argentinos.

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La milanesa de pollo se volvió indispensable en la mesa de los argentinos.

Los huevos en la mesa

Argentina es el noveno país productor  de carne aviar y el quinto consumidor mundial de huevos y eso facilita su llegada a la mesa de los argentinos. La suma del consumo de carne de pollo y de huevos en Argentina supera los 68 kilogramos por habitante/año, compuesto por 48,5kg de pollo y 19,6kg de huevos (306 unidades por año por habitante).

Hoy con $1.000 se pueden comprar hasta 3 kilos de pata-muslo de pollo o dos pollos de 2,5 kilos cada uno, contra 1,5 kilogramo de carne de vaca para asado, o un 1 kilo de milanesa de nalga. La diferencia y el rendimiento son notorios.

El mercado interno de carnes en el país está completamente abastecido entre los 48,5kg de pollo, 50kg de carne bovina y 18kg de carne de cerdo. Los argentinos estamos en 117kg de proteína animal por habitante que, si le sumamos los 19,5kg de huevo, la oferta es de 137kg. Vale aclarar que los aumentos de consumo de cada carne se compensan con los que resignan las otras carnes.

Frutas y verduras

Pero la carne de vaca no es la única que perdió terreno en la mesa familiar argentina. También las frutas y verduras. En el Mercofrut de Tucumán todos hablan de fuertes aumentos de precios y aseguran que dichas subas se debe por lo general a cuestiones climáticas y de producción. En este caso, las fuertes heladas que reinaron en junio afectaron mucho las distintas producciones de frutas y hortalizas. Por la escasez, los precios se fueron a las nubes.

“La ola de frío que inundó de bajas temperaturas el país y la provincia en las últimas dos semanas, causó estragos en la producción de frutas y verduras de la región produciendo escasez de mercadería en el Mercofrut. Al no recibir abastecimiento, lo poco que ingresa llevó a los vendedores a  aumentar los precios”, señaló Juan Carlos Medina, vicepresidente del Mercofrut. El empresario reconoció que la gente por estos días compra menos frutas y verduras.

El tomate, verduras de hoja (acelga, espinaca, lechuga), la chaucha, el zapallito y la berenjena son los que más sintieron el aumento de precios, mientras que en la vereda opuesta están la papa, la cebolla y la zanahoria que se encuentran por debajo del precio del año pasado.

carne
La carne de vaca se volvió un lujo de pocos argentinos.

La carne y el cierre de exportaciones

Durante el cierre de las exportaciones, el precio de la carne subió más que el resto de los alimentos. Distintas consultoras afirmaron que en junio los precios aumentaron casi un 5%, por encima del resto de los alimentos y del índice general de inflación. Para Focus Market, consultora de consumo masivo, en términos interanuales, el incremento de la carne fue del 74 por ciento.

Salarios por el piso

“Si bien los diferentes tramos paritarios intentan recuperar el poder adquisitivo, en el mostrador se ve reflejado en forma muy tibia la mejora del consumo. El ingreso de los argentinos perdió en términos generales, incluso por fuera del salario privado registrado, ante la caída de la actividad en muchos monotributistas, autónomos o informales que debieron restringir el gasto”, analizó Damián Di Pace, titular de Focus Market.

También el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) reflejó que los precios de los distintos cortes de la carne al consumidor en el mercado interno registraron en junio una suba mensual del 6,1% y de un 76,2% en comparación con el mismo mes del año pasado, muy por encima de la inflación, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

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La mesa de los argentinos cambió en los últimos 10 años.

Consumo en picada

Con respecto al consumo, en los primeros cinco meses del año, el consumo de carne vacuna en la Argentina fue, en términos anualizados de 45,3 kilos por habitante, el más bajo de la historia “desde que existen estadísticas”, indicó un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea.

Argentina es un país “carnívoro” por excelencia, con unos de los consumos de proteína animal más altos del mundo, en torno a los 110 y 120 kilos por habitante por año, cuestión que se mantiene constante hace muchísimos años. Sin embargo, hubo un cambio en la participación de las carnes que comemos: hace 30 años el 85% era acaparado por la carne vacuna, pero actualmente el pollo casi la ha equiparado y el cerdo no para de crecer.

En la Argentina se consumen 116 kilos de carne por habitante por año, de los cuales 50 kilos son carne vacuna, entre 49 y 50 de pollo y 16 de cerdo. Pero esto no quedará así: se prevé que va a crecer la de cerdo 6 u 8 kilos más en los próximos 10 años, algo más el pollo, y la carne vacuna va a seguir bajando. Se estima que el consumo de carne vacuna en la Argentina podría bajar a 40 kilos en los próximos 10 años (para el año 2030).

Hay solución, si se quiere…

Se puede decir que hubo un fuerte cambio cultural en la alimentación de la gente y ese cambio se debe mayoritariamente al poder adquisitivo. Para revertir esa tendencia –si es que se quiere- se hacen necesarios cambios en la política económica del país. Eso quiere decir: dejar de insistir en la entrega de planes sociales de subsistencia, para comenzar a generar empleo genuino con la llegada de nuevas inversiones, atraías con medidas que bajen las cargas impositivas y tributarias, más una reforma laboral acorde a los tiempos que corren.

 

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