Las reservas son un drama que habrá que cuidar porque quedan absolutamente vulnerables. El dinero que hay disponible puede evaporarse de aquí a diciembre cuando asuma la nueva gestión. Nadie esperaba un triunfo tan contundente de los Fernández, menos el mercado.

Ni la más pesimista de las encuestas pudo pronosticar la debacle electoral del Gobierno. La diferencia es irremontable hasta para los que creen en milagros. Pero lo curioso es que el triunfo de la política es la derrota de la economía porque los inversores recibirán el resultado con una fuga de capitales. Se alejarán del país que eligió la mayoría de sus habitantes. El voto del domingo fue en la mano opuesta a la de los inversores que necesitan cierto horizonte de estabilidad, no de restricciones.

El dólar se va para arriba

El gran ganador será el dólar y habrá una enorme cantidad de heridos y contusos que el viernes apostaron a las inversiones de riesgo. Los bonos en dólares perderán paridad y aumentará el riesgo país porque ahora serán el lado más vulnerable de la economía. Siempre lo fueron, pero hasta ahora la gente miraba el precio del dólar.

El gran error de Mauricio Macri fue creer que un dólar barato le daría un triunfo electoral y lo puso por encima del consumo en cuanto a carta de triunfo. Mientras tanto sostuvo el esquema con tasas altas e impuestos impagables. La clase media, su clase media, le contestó en las urnas. Los puntos que le faltaron para tener una mediana chance de mantener el poder no se los llevó el kirchnerismo, sino Roberto Lavagna un hombre que representaba mejor sus anhelos.

Los bancos fueron sorprendidos en el peor de los mundos. Con récord histórico del siglo XXI de depósitos en dólares y un incremento notable de los plazos fijos (vencen en total $1,2 billones desde acá hasta octubre) que se verán fuertemente disminuidos para pasarse a dólares. Y los deberán devolver pidiéndole al Banco Central que les reintegre el dinero que le dieron a través de las Letras de Liquidez (Leliq) que se transformarán en combustible de la inflación y de la suba del billete de Estados Unidos.

La incógnita es si los dólares seguirán en los bancos en cajas de ahorro, cuenta corriente o plazos fijos o pasarán a cajas de seguridad.

Por supuesto, el default queda a la vuelta de la esquina. Nadie apostará a los bonos y el riesgo país puede tener un crecimiento notable que augura que el año que viene no se podrán pagar vencimientos, salvo que puedan conseguir un apoyo inédito del exterior. El público y los grandes inversores les perdieron el miedo a las intervenciones del Banco Central.

fuente: infobae

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