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Por Fabián Seidán para Diario Cuarto Poder. Desde marzo de 2020 el contexto estuvo marcado por la llegada del Covid-19, con un fuerte impacto sobre la vida económica y social de la Argentina y el mundo. Todo cambió y la mayoría de los indicadores económicos comenzaron a mostrar saldos negativos. Sin embargo, pasó lo peor de la “primera ola” con la cuarentena estricta y los números no mejoraron (para todos). El 2021 puede ser el despegue, pero todo va a depender de que la “segunda ola” no sea tan severa.

Eras pocos y parió la abuela

La llegada del nuevo gobierno de Alberto Fernández a la Argentina a finales de 2019 presentaba 3 desafíos en materia económica: la renegociación de la deuda externa, la necesidad de recuperar el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones, y la recuperación de la producción industrial.

Pero repentinamente se sumó un nuevo frente que atender: la pandemia del Coronavirus, y ahí quedó todo en stand-by, poniéndose la salud de la población como prioridad sobre la economía.

Más extensa de lo pensado

La cuarentena, que comenzó como una medida transitoria, se extendió más de la cuenta y los argentinos debimos convivir casi ocho meses encerrados, aislados y sin poder trabajar de manera normal, al punto de que al menos 3 millones de personas perdieron sus puestos de trabajo y cerraron unas 300 mil Pymes y micro-Pymes industriales, comerciales y de servicios.

Los que tenían ahorros

Pero no todos la pasaron mal. Hubo sectores de la economía que hicieron buenos negocios y algunos consumidores que viendo la estampida del dólar y la elevada inflación, buscaron la manera de invertir y hacer rendir sus ahorros, comprando vehículos, departamentos, materiales de la construcción (cemento, hierros, chapas, perfiles), electrodomésticos, o stockeando mercaderías de primera necesidad como azúcar, aceite, harina.

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La venta ambulante, un sector muy castigado en 2020, podría volver a sufrir con una “segunda ola”.

Los que viven del día a día

El 2020 fue un año negro para la mayoría de los argentinos, sobre todo, los trabajadores monotributistas, cuentapropistas, asalariados en negro y vendedores ambulantes. Muchos no tuvieron otra opción que endeudarse o depender de la ayuda del gobierno a través del IFE.

El otro sector de trabajadores, los que están en blanco y los que dependen del Estado, tampoco la pasaron bien ya que no hubo paritarias en la mayoría de los sectores y los aumentos dados por decretos fueron muy inferiores a la inflación anual.

La construcción y los autos

La construcción tuvo un leve repunte aunque mejor le fue a la venta de materiales para la construcción, lo que da una pauta de que el año pasado, en medio de la pandemia, la gente  compró materiales y los stockeó, presumiblemente como inversión o temor a nuevos aumentos.

La evolución del consumo de cemento, por ejemplo, mostró en 2020 despachos por 976.939 toneladas en diciembre, e implica que, en términos interanuales, los mismo crecieron 33,3%, el mayor valor en 28 meses (desde agosto de 2018).

En el caso de los autos, en diciembre último las terminales automotrices produjeron 30.172 vehículos, lo que significó un incremento de 107,7% con respecto a las 14.524 unidades que se produjeron en diciembre de 2019. Ese mes se patentaron 20.580 unidades.

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El comercio la pasó mal el año pasado, pero luego se puso al día subiendo todos sus precios.

Indicadores vinculados al consumo

El indicador de consumo mostró en noviembre de 2020 un resultado auspicioso: por primera vez en el año le ganó a la inflación con un resultado de +1,9%. Caída de sólo 1,3% y un crecimiento de 3,8% respecto del mes anterior en la serie desestacionalizada. La serie tuvo una sensible caída en el mes de marzo, levemente profundizada en abril, y recuperándose hacia el mes de septiembre.

En relación a ventas totales en supermercados a precios constantes, no fue el segmento más afectado por la pandemia. Los datos a septiembre de 2020 mostraron que 5 de los primeros 10 meses del año quedaron por debajo del mismo mes del año anterior.

En consumo de combustible, la recuperación de gasoil fue significativa por el movimiento del campo que nunca detuvo sus maquinarias. En promedio junio/noviembre de 2020 se vendieron 1,07 millones de litros, por encima de los 848 mil litros del mismo período del año anterior, es decir, un 26% adicional.

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El encierro prolongado dañó la economía laboral de muchas familias en 2020.

Mercado laboral

En octubre de 2020, la cantidad de personas con trabajo registrado privado en el país alcanzó a 5.798 millones, valor similar al mes anterior. De este modo, luego de los tres meses de fuerte contracción del trabajo registrado debido a la pandemia -marzo, abril y mayo-, se acumularon cinco meses consecutivos de estabilidad, pero no recuperación.

En relación a los salarios, la pandemia erosionó el poder adquisitivo de las remuneraciones. Durante el período comprendido entre octubre de 2019 y octubre de 2020, el poder adquisitivo del salario se mantuvo muy por debajo de la inflación.

Lo que se viene en este 2021

La recuperación de la actividad junto a una incipiente recuperación de los indicadores laborales y la expectativa de incrementos futuros hacen vislumbrar un recrudecimiento de la puja distributiva en 2021: ¿Quién se queda con la recuperación de ingresos? La variación de precios del mes de diciembre hasta la fecha, muestra -entre otros aspectos- a sectores de la actividad económica incrementando precios, para apropiarse -a través de dicho proceso-, del incremento nominal de los ingresos. Es un año electivo y de mucho temor a la segunda ola de coronavirus; eso lo saben el comercio, la industria y los prestadores de servicios y se preparan para facturar todo lo que no pudieron en 2020. Que el trabajador no resulte el jamón del sándwich dependerá del gobierno.

 

 

Con información de CEPA (Centro de Economía Política Argentina)

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