crimen

Lo que comenzó a investigarse como una desaparición, hoy para los investigadores del caso se parece cada vez más a un crimen, aunque los pasos dados hasta aquí con allanamientos y detenciones, incluida la de su pareja, quien denunció su ausencia y se sumó a marchas y rastrillajes para tratar de dar con su paradero.

Martín Emanuel Medina (23) salió de su casa en Concepción el 20 de abril, a bordo de una motocicleta, con la idea de cobrar su jornal como cosechero de limón. Esa fue la última vez que lo vieron y a partir de allí se sucedieron una serie de denuncias y marchas, mientras la justicia comenzaba una investigación que derivó en una serie de allanamientos y la detención de siete personas.

Todos fueron procesados y observados en especial por un hilo conductor: el consumo problemático de alcohol y drogas.

Los pesquisas creen que entre ellos hay un pacto de silencio, que alcanzaría incluso a la pareja de Medina, en el marco de un caso que muestra indicios de una muerte violenta que por ahora no puede ser confirmada.

Lo que se cree hasta aquí es que Medina se encontró con un amigo y juntos fueron con rumbo desconocido, por lo que comenzaron a indagar sobre los últimos pasos que había dado el desaparecido.

La moto en un cañaveral

Así se supo que la última persona que lo había visto era José “Fuerte Apache” Ávila (28), pero no supo dar más detalles y con el paso de los días, hallaron abandonada la moto en un cañaveral cercano a la ciudad.

Walter Farías (25) y Mauro Saavedra (26) aseguraron que Medina se la había prestado para que fueran a pescar y agregaron que no la abandonaron, sino que la escondieron para que no sea robada mientras ellos estaban en un río alejado del lugar.

Con la tarea de rastreo de un perro, los investigadores siguieron un rastro que los condujo desde el sitio donde había sido hallado el rodado hasta un chiquero ubicado en las cercanías.

Cuando se incrementaba el malestar de los familiares del desaparecido, hubo un giro, ya que la fiscal Mónica García de Targa fue reemplazada por su par Miguel Varela y, con el nuevo investigador, la causa tuvo otro importante avance, ya que determinaron que Medina habría participado en una reunión en una vivienda de esa ciudad, con lo que se logró que un juez avalara una serie de medidas.

Fuerte Apache

La más importante fue en la casa de “Fuerte Apache”, donde se había realizado el encuentro, y hallaron manchas de sangre, lo que terminó decidiendo su aprehensión.

Otro procedimiento se efectuó en el domicilio de Gustavo “Guchi” González (23), donde apareció una soga con manchas de sangre. Con esos indicios, la teoría del fiscal se reforzó al punto que también pidió la aprehensión de Leandro Saavedra (29), Oscar Alincastro (24) y, la que más llamó la atención: la de Gabriela Luna (34), pareja y madre de los hijos del desaparecido.

El lunes, en una audiencia de casi cinco horas, los auxiliares fiscales Luciana Ceccotti y Juan José Ibáñez enunciaron su teoría del caso, que apunta a que Medina se encontró con “Fuerte Apache” y de ahí se dirigieron a la casa del acusado.

Bebieron juntos

Allí se reunió con González, Leandro Saavedra y Alincastro, consumieron bebidas alcohólicas y luego, por razones que no están claras todavía, quisieron adueñarse de la moto del joven y, como se habría negado a cederla, lo habrían inmovilizado para quitarle el rodado.

La situación procesal de los otros acusados es distinta, ya que a Farías y a Walter Saavedra los imputó por encubrimiento por haber escondido la motocicleta del joven que es intensamente buscado.

El mismo delito le atribuyeron a Luna, quien según la dijeron los familiares de la víctima, les dio cierta información que no aportó a los investigadores, datos que habrían complicado a los otros sospechosos. “No hizo nada malo, sólo dijo versiones que le habían llegado a ella, pero no tenía pruebas para demostrarlas”, aseguró su defensor, Ángel Fara.

El juez Hernán Aybar aceptó los cargos formulados por Ibáñez y Ceccotti en contra de los acusados y les dictó a todos la prisión preventiva por tres meses, aunque en el caso de Luna, dispuso que sea cumplido con arresto domiciliario, ya que debe cuidar los hijos que tuvo con Medina.

Estaría con vida

El fiscal Varela sigue pensando que el desaparecido está con vida, puesto que no tiene indicios suficientes para sostener que haya sido asesinado, aunque los investigadores consideran muy poco probable que Medina sea mantenido oculto en un algún lugar de la ciudad de la provincia.

“Ninguno de los acusados tiene la estructura o el dinero suficientes para mantener oculto a una persona durante casi un mes. El paso del tiempo nos impide ser optimistas, pero tenemos que seguir buscándolo”, explicó un investigador.

El martes por la noche se realizaba una prueba en el automóvil de la pareja del trabajador rural, dado que los pesquisas quieren determinar si fue utilizado para trasladar al jornalero hasta el chiquero, último lugar donde se vieron indicios de su presencia.

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