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Por Fabián Seidán de Diario Cuarto Poder / La vida se ha vuelto muy estresante para la mayoría de los argentinos con el tema de la inflación y la pérdida del poder adquisitivo. Sin embargo, hay sectores que económicamente no la pasan mal, pero que tampoco duermen tranquilo, como la Justicia y la Política.  Ellos tienen otros problemas, más personales, menos mundanos, y que les impide sacarse los zapatos para dormir.

Momento muy difícil

El país vive un momento difícil y de mucha zozobra debido a la debacle económica que se cierne sobre todo el territorio. La inflación, la suba constante del dólar y la cada vez mayor pérdida del poder adquisitivo de la gente, está generando mucho estrés y temor de lo que pueda pasar mañana mismo. La proyección de la gente no va más allá de las próximas 24 horas, vive el día a día, teme al desabastecimiento y -peor aún-, la vuelta de los saqueos.

En ese contexto de país, el Gobierno Nacional busca la manera de poner calma en el mercado local para encaminar el país, lanzando medidas económicas coyunturales y cambiando funcionarios de su gabinete, como estrategia necesaria.

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Massa llegó al Ejecutivo con muchas aspiraciones que chocan con la de otros como Manzur.

Qué pasará con el Jefe de Gabinete

Uno de los nombres que más sonó (y suena) a dejar su cargo es el del actual jefe de Gabinete, Juan Manzur, sin embargo, por ahora seguirá acompañando al presidente Alberto Fernández.

El gobernador tucumano en uso de licencia, llegó en septiembre del año pasado para darle un aire de cambio al gobierno de Alberto Fernández, cuando peor la pasaba y se encaminaba a un fracaso total en las elecciones legislativas tras las PASO.

Manzur reemplazó a Santiago Cafiero, hombre de confianza de Alberto, y rápidamente le puso su impronta al gobierno nacional, logrando que la derrota del Frente de Todos en las urnas no fuera catastrófica. Sin embargo –sin embargo- todos saben que en política nadie es amigo de nadie, todos tienen intereses, y las envidias y desencuentros son monedas corrientes, a pesar de que se muestren los dientes y se palmeen las espaldas, constantemente.

Dicho esto, se sabe que por ahora Manzur seguirá siendo parte del equipo de colaboradores cercanos al Presidente, aunque su par chaqueño, Jorge “Coqui” Capitanich, suena incesante como su reemplazo, por pedido expreso de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que quiere poner a un hombre de su máxima confianza en el estratégico cargo.

El “doctor” tucumano sigue allí simplemente porque Alberto resiste por ahora esta nueva embestida de su mentora, pero todos saben que siempre se impone lo que ella decide y quiere.

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La apetencia de Massa es posicionarse como súper ministro pensando en 2023.

Massa y sus aspiraciones

El desembarco de Sergio Massa como “superministro” de Economía es otra carta pesada que Cristina logró imponer en el gabinete del Presidente. El “tigrense” llega a la nueva cartera, con total poder para hacer y deshacer, corriendo de escena a Silvia Batakis, y otros colaboradores de peso, entre ellos el ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, quien vuelve a la Embajada de Brasil.

Massa tiene un solo objetivo: posicionarse de cara a las elecciones presidenciales de 2023, y por eso pidió poder absoluto para desembarcar en el Poder Ejecutivo. Con ese panorama, el rol de Manzur estaría  limitado. Más aún de lo que estaba hasta ahora; lo que hace pensar que en cualquier momento pega la vuelta a su provincia.

Los celos y el “acompañamiento”

Manzur juró como ministro coordinador el 20 de septiembre del año pasado. Llegó al cargo propuesto por CFK luego de la primera carta pública que ella difundió, en la que cuestionó duramente a Fernández y reclamó un cambio de rumbo. Pero nunca lo dejaron avanzar más allá, por celos y las ambiciones del tucumano.

Alberto le receló siempre por el protagonismo que tomó Manzur al desembarcar en el Gobierno. “Nos hizo quedar como vagos”, comentaron enojados desde el entorno del Presidente, cuando la noticia diaria era que Manzur comenzaba a las 7 de la mañana con las reuniones de trabajo.

Dice un refrán que “los peronistas te acompañan hasta la puerta del cementerio, pero no entran”. Eso es porque en política los acompañamientos son justamente hasta la “puerta del cementerio”, hasta allí llegan las lealtades con los “muertos”, de parte de quienes quieren seguir teniendo vida, políticamente hablando.

Y con un Gobierno Nacional que hace aguas por todos lados, que se hunde como el Titanic, lo mejor para Manzur sería volverse a su tierra y de ahí planificar su futuro.

La pelea por la candidatura 2023

“Si Alberto no puede levantar vuelo, hay que presentar una candidatura que dé pelea. Daniel (Scioli) es de los mejores que tenemos en el peronismo, por su postura dialoguista y porque la gente lo conoce. No será un estadista, pero es un laburante”, analizó un importante funcionario nacional cercano al Presidente pocas horas después de que Scioli ingresará al Gobierno.

Y eso molestó a Massa, que también se ve presidenciable. Y lo mandó de vuelta a Brasil.

Cristina, que es la más “viva” de todos, sabe que necesita al jefe del Frente Renovador y presidente de la Cámara de Diputados como aliado, por eso buscó la manera de retenerlo con un cargo importante. Cristina, sabe que el próximo año deberán competir de nuevo todos los peronistas unidos para retener el poder. Si se dividen, el Frente de Todos será carne de cañón.

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Manzur fuera de la discusión nacional buscará volver a Tucumán para armar su futuro.

Todo tiene que ver con todo

Y como todo tiene que ver con todo, los movimientos telúricos que ocurren a nivel nacional llegan también a Tucumán, donde Osvaldo Jaldo lleva adelante una gestión que es muy bien vista por propios y extraños. El gobernador interino, logró posicionarse entre los mejores mandatarios del país en el último año, situación que nunca pudo conseguir su predecesor, lo que disparó sus posibilidades para postularse en 2023.

Pero como dice el conocido adagio: “Dormí tranquilo, pero con los zapatos puesto”, Jaldo deberá estar atento a las posibles jugadas del entorno del Manzurismo (y del propio Manzur), ya que todos quieren sentarse en la “silla” y hay una sola de Lucas Córdoba.

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