La delincuencia no da tregua que te roban y te vuelven a robar.
Por Fabián Seidán* para Diario Cuarto Poder | Que te asalten una vez vaya y pase, pero que te roben dos veces en menos de 48 horas, sólo pasa en Tucumán. La inseguridad se transformó en una cuestión cotidiana y la periodista Mariana Romero puede dar fe de ello. Mientras tanto, la policía sigue apostando a los servicios adicionales y ofreciéndose para vigilancia privada. Así las cosas, la seguridad sólo será para quienes la puedan pagar.

La ola de inseguridad sigue creciendo en Tucumán. No hay pandemia ni cuarentena que le ponga freno a este flagelo. Todos los días se produce un nuevo caso; pero lo novedoso ahora es que se reproducen. Sí, porque hay víctimas que sufren dos veces el mismo delito en pocas horas, como le ocurrió a la periodista Mariana Romero. Algo inédito.

Romero fue asaltada primero en la esquina de Corrientes y Balcarce: en pleno barrio Norte. La periodista estaba tomando un café en un bar cuando vino un delincuente, la agarró por detrás, le dobló el brazo, la empujó al piso y le hundió la cabeza en agua servida. Ahí aprovechó su estado de indefensión para robarle el teléfono celular. Algunos vecinos lo persiguieron, pero a mitad de cuadra se subió a la moto de un cómplice que lo aguardaba para huir raudamente del lugar.

Si bien la situación causó estupor y rabia, más irritó el hecho de que en la esquina había dos policías que vieron todo y no intervinieron. Los delincuentes pasaron a su lado y no atinaron siquiera a mover un dedo.

Mariana Romero habla con una policía durante el segundo robo sufrido.

Cuenta la periodista asaltada que, al indagar a los policías por la inacción, éstos le dijeron que no podían hacer nada ya que estaban asignados al cuidado del cajero automático. Dicho de otra manera, cumplían tareas de “Servicios Adicionales”.

¿Seguridad para los ricos?

Por lo visto, los  benditos “Servicios Adicionales” juegan en contra de la seguridad ciudadana, de la gente de a pie, de aquellos que pagan su sueldo. Porque casi la mitad de los efectivos de la fuerza se encuentran cumpliendo tareas de protección extra dentro de bancos, comercios, empresa e instituciones públicas y privadas, o en la casa de algún político, funcionario o juez. Y cuando no, aparecen ofreciéndose para tareas de vigilancia privada, como “rondines” en los distintos barrios de la Capital, Yerba Buena o Tafí Viejo.

¿Hay que darle la derecha al presidente Alberto Fernández cuando dice que la inseguridad afecta más a los pobres que a los ricos porque “los ricos tienen forma de cuidarse…”?

En realidad no, porque la inseguridad afecta a todos por igual: al pobre le roban lo poco que tiene (zapatillas, celulares, mochilas, la moto); y al rico sus ahorros, dólares, la tierra. Ambos son víctimas de un sistema judicial penal que hoy protege más al victimario.

Policías cumplen Servicios Adicionales mientras afuera la calle arde.

 

¿No hay dos sin tres…?

Retornando al caso de la periodista que fue noticia: volvió a los titulares en menos de 48 horas, pues durante una entrevista que realizaba a vecinos en un barrio caliente de la Capital (en Venezuela y San Miguel), varios ladrones la despojaron –esta vez junto a su camarógrafo y al chofer del móvil-, de sus elementos de trabajo, dinero, celulares y otros objetos de valor.

Si bien esta vez la policía logró atrapar a los malvivientes y recuperar lo robado, lo cierto es que no hay derecho a sufrir tanta inseguridad. (Hay versiones of the récord que dicen que fueron los mismos vecinos quienes atraparon a los delincuentes y los entregaron a la policía; pero los uniformados quisieron llevarse el crédito para aplacar tantas pálidas a su labor).

La falta de Justicia y leyes endebles

La inseguridad crece en Tucumán de la de la impunidad y la falta de justicia. Los delincuentes se mueven como “Juan por su casa” por las calles de Tucumán, y eligen tranquilos a sus presas, sabiendo que -a lo sumo-, una vez de cometido el atraco, serán atrapados, detenidos y tras algunas horas (o días a lo sumo) serán devueltos a las calles. Como el caso de la “mechera” que se burló por las redes sociales de sus víctimas y captores la semana pasada. Es que, luego de robarle a una anciana, un grupo de transeúntes logró atraparla y entregarla a la policía. Sin embargo, a las pocas horas la delincuente subió a las redes una foto suya siendo liberada: “Así como entramos salimos”, escribió en tono de burla en las redes.

Las mecheras de burlan de la gente y de la Justicia. Las leyes hoy las favorecen.

El subsecretario de Seguridad de la Provincia, José Ardiles, sobre este tema reconoció que el hurto simple es un delito excarcelable. Por eso, a las pocas horas de cometer el robo son liberadas.

Sin nuevas leyes no hay solución

Las malas leyes, la desidia policial, la inoperancia judicial, la pobreza, falta de educación y el avance de las drogas en los sectores bajos y medios de la sociedad, resumen, a grandes rasgos, por qué Tucumán está inmerso en una crisis de inseguridad.

El Ministerio de Seguridad debería destinar policías las 24 horas (en tres turnos) a las zonas más conflictivas. Apostar uniformados en las esquinas de donde salen los malhechores a delinquir.

Todos en Tucumán saben donde viven  los delincuentes: Como ese niño de 13 años de la calle Panamá que se filmó amenazando y haciendo tiros al aire, pero que nadie hace nada por detenerlo, encaminarlo o secuestrarle las armas para evitar que termine asesinando a alguien.

Entonces: apostar policías y realizar controles a todo sospechoso -y más aquellos que circulan en moto- se podría evitar tantos asaltos y asesinatos en ocasión de robo.

No se trata de estigmatizar a alguien o algún barrio en particular, sino de propender al bien común de todos. Es más, los mismos vecinos de esos barrios conflictivos lo agradecerán ya que la gran mayoría de los vecinos son trabajadores, gente de bien y también son víctimas de esa inseguridad.

“Pequeño” o “El hijo de Pera” es un peligroso niño de 13 años que amenaza con matar como si nada.

El garantimos es contraproducente

Por otra parte, hay que dar un giro de 180 grados en la Justicia. Terminar con el “garantismo” y las excarcelaciones porque sólo generan más reincidencia delictiva. La denominada “puerta giratoria” es causante de muchas muertes y robos evitables.

Dirán que no hay más lugar de encierro ni presupuesto para atender a tantos delincuentes. Entonces habrá que buscar la manera de conseguir recursos nacionales para construir una nueva cárcel, más amplia, cómoda y segura.

El tema de los Servicios Adicionales también se debe rever. Porque lleva a descuidar el rol principal de la policía de proteger y servir. Lo cierto es que mientras las calles de los barrios están inseguras sin policías, una gran cantidad de uniformados se la rebusca con las horas extras, protegiendo a quienes pueden pagan por aparte su protección. Mientras tanto, “Juan pueblo” se las tiene que arreglar solo para que no lo maten, roben o violen.

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