“Los datos son dramáticos” dice Juan Luis Bour, economista de FIEL experto en el mercado de trabajo, para referirse a la caída de cerca de 4 millones en el número de personas que tienen o buscan trabajo y a los 3,8 millones de empleos perdidos en el segundo trimestre, principalmente en el sector informal, cifras que en muchos casos podrían superponer miles de casos de personas que no sólo perdieron su empleo sino que tampoco están buscando reinsertarse en el sistema.

Larga cuarentena

Los datos reflejan la crisis económica derivada de la pandemia y las medidas de aislamiento preventivo que quitó posibilidad a muchas personas de buscar trabajo –por restricciones a la movilidad y otras medidas del “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio” dispuesto por el gobierno- o la decisión de dejar de buscarlo a sabiendas de la casi imposibilidad de encontrarlo en un contexto que no solo frenó la actividad informal sino también el ánimo empresario para ofrecer empleo en plena recesión y con medidas como la doble indemnización y la prohibición de despidos.

Peor que en 2001

La caída más “singular” fue la de la tasa de actividad, que explica que el desempleo haya aumentado “sólo” al 13,1%, dijo el experto laboralista Javier Lindemboin, quien espera la publicación de la “base usuaria” de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) para hacer un análisis más fino de lo que está ocurriendo.

La tasa de desempleo medida por el Indec es la más alta desde 2004, pero aun así subestima el cuadro de destrucción laboral ocurrido durante la fase más dura de la cuarentena. Si los cuatro millones de personas que dejaron por el momento de integrar la Población Económicamente Activa (PEA: personas que tienen trabajo o que, estando desocupadas, lo buscan; entre marzo y junio se redujo de 21,9 millones a 17,9 millones) siguieran buscando trabajo, la tasa de desocupación resultante sería del 28,9% de la oferta laboral.

fuente: infobae

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