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La fiscal Eugenia María Posse no sólo encontró indicios para no desestimar la causa (es decir archivar la denuncia), sino que además obtuvo elementos para investigar a los cuatro futbolistas de Vélez acusados del delito de abuso sexual agravado por haber sido cometido por más de dos personas.

Lo hizo teniendo en cuenta la entrevista que realizó la denunciante el jueves 7 de marzo. Allí consideró que había indicios suficientes para acusar a Braian Cufré, Abiel Osorio y José Florentin Bobadilla de ser autores materiales y a Sebastián Sosa de tener una actuación secundaria.

Esos indicios surgieron de ese paso procesal que dio la fiscala. La querella, representada por Patricia Neme y Juan Andrés Robles consideraron a la entrevista como clara, concisa y espontánea.

Los defensores Ernesto Baaclini (Sosa), José María Molina (Cufré y Osorio) y Camilo Atim y María Florencia Abdala (Florentín Bobadilla) no la cuestionaron públicamente. Pero sí notaron algunas inconsistencias y adelantaron que intentarán desvirtuarla presentando pruebas. También esperarán hasta el lunes la realización de la Cámara Gesell para terminar de definir su postura.

Los dichos de la víctima fueron categóricos y, de alguna manera, sirvieron para encaminar el expediente. Antes de que se dispute el encuentro en Tucumán entre Atlético y Vélez, a través de Instagram, la joven intentó comunicarse con Cufré, pero nunca logró hacerlo.

Al finalizar el encuentro que se disputó el sábado 2 de marzo, Sosa, que estaba subido en el micro, se contactó con la víctima a través de Instagram. Intercambiaron número de celular y comenzaron a chatear por WhatsApp.

El arquero la invitó a tomar algo y le preguntó si no tenía amigas porque él estaría con tres compañeros. Ella le respondió que no, que iría sola a tomar algo con él siempre y cuando los otros futbolistas no se “desubiquen”, según confirmaron varias fuentes.

La joven, después de pactar el encuentro con el arquero, fue a cenar junto a sus compañeros de trabajo en un local de Barrio Norte. De allí regresó a su casa, se cambió y salió rumbo al hotel Hilton para reunirse con Sosa, según publica La Gaceta. En el trayecto, el arquero le transfirió dinero a la denunciante para que compre un fernet y una botella de gaseosa para que consuman en la habitación 407.

La víctima ingresó al Hilton pasada la medianoche. Al descubrir la presencia de integrantes del cuerpo técnico de Vélez, se dirigió hacia la zona del casino y, cuando vio la oportunidad, tomó el ascensor para llegar a la habitación.

Al entrar a la pieza, descubrió que en su interior estaban Sosa, Cufré, Abiel Osorio y Florentín Bobadilla. Salvo el arquero que estaba con un bóxer y con el torso desnudo, todos los otros futbolistas tenían puestos el equipo oficial del club.

La víctima reconoció que Sosa le dio para que tomara dos latas de cerveza, pero que no llegó a terminar ninguna. Luego relató que los otros tres futbolistas prepararon un fernet en un termo del que supuestamente tomaban todos, ya que ella insinuó que al menos Osorio se hacía de consumir. Molina, defensor del futbolista, informó que su defendido es abstemio.

La joven, en su entrevista, declaró que en un momento de la charla, los futbolistas comenzaron a preguntarle sobre sus inclinaciones sexuales y si alguna vez había tenido relaciones con más de una persona. Relató que a ella le gustaban los hombres y que no estaba de acuerdo con mantener encuentros con más de una persona.

La denunciante aclaró que comenzó a sentirse mal y decidió acostarse en una de las camas de la habitación. Le pareció raro esa descompostura porque, según dijo, había cenado bien y estaba acostumbrada a consumir alcohol. Aunque en sede judicial no lo afirmó, la víctima sospechó que le habían colocado alguna droga en la bebida. Los acusados, a través de sus defensores, desmintieron esa posibilidad.

Acusó a Cufré, a Osorio y a Florentín Bobadilla de haberla abusado y aclaró que el último de los mencionados fue el que más agresivo se mostró. A Sosa lo desvinculó totalmente al asegurar que se había quedado dormido cuando fue abusada. Los futbolistas niegan que se trató de un abuso, sino de relaciones consentidas.

Contó además que Cufré y Florentín Bobadilla, después de haber abusado de ella, se fueron de la habitación al casino. En la pieza se quedaron Sosa y Osorio, a quien le habría recriminado por todo lo sucedido y al descubrir que tenía un leve sangrado y que le dolían sus partes íntimas. Relató que se higienizó y que creía que quedaron prendas manchadas. Esa versión habría sido confirmada por el personal de limpieza del hotel.

Cerca de las 6, la denunciante decidió retirarse del lugar cuando se dio cuenta que estaba en condiciones de hacerlo. Dio a entender que estaba molesta por una razón: los futbolistas le habían dejado una importante suma de dinero en efectivo. “Envuelto en mi ropa interior estaba un fardo grande de plata. Eran billetes de $1.000. Era como si me hubieren pagado por lo que me hicieron”, declaró. Confirmó que sólo tomó $1.000 para poder pagar el viaje de Uber que la llevó hasta su casa. Aclaró que se cruzó con la recepcionista y los guardias del lugar, pero que nadie le preguntó qué hacía ahí.

En la entrevista, reconoció haber mantenido contactos con Sosa. Los primeros de ellos fueron para pedirle que le preguntara a Florentín Bobadilla si había usado preservativo, caso contrario, tomaría una pastilla del día después, como finalmente hizo. El arquero le sugirió que lo hiciera lo mismo. Luego se fue a dormir.

Al mediodía, cuando almorzaba en la casa de un pariente, comenzó a sentirse mal. Se fue del lugar y volvió a su casa. A las 17.30, Sosa volvió a comunicarse con ella. “En un arrebato de impotencia le pongo que lo que me hicieron no se le hace a ninguna mujer… Él me empieza a decir que para él habíamos pasado un buen momento, que en ningún momento se dio cuenta de que yo estaba mal. Que él me vio que yo estaba siempre bien”, contó. “Le pregunté cómo me puede haber visto que estaba bien si vos estabas dormido y me pone que había sido una cuestión íntima con Florentín Bobadilla. No sé que íntimo habrá sido si tres personas estuvieron ahí viendo todo”, indicó.

La víctima rompió el miedo y le contó a una amiga todo lo que había ocurrido el domingo. El lunes fue a consultar a una ginecóloga que confirmó lesiones. El martes, en su trabajo, se entrevistó con la abogada Patricia Neme. “Ella me explicó cómo era el proceso y me recomendó que hiciera la denuncia para que a otras chicas no les pasara lo mismo. Le pedí tiempo para pensarlo porque nadie de mi familia sabía lo que le había sucedido”, detalló. El miércoles tomó valor y habló con sus seres queridos. Ese mismo día se presentó en la Policía a realizar la denuncia que la ratificó un día después en tribunales. Antes había sido sometida a todas las pericias que por protocolo se deben realizar en este tipo de casos.

Ayer, a primera hora, todas las partes se presentaron en Tribunales para presenciar la apertura de los sobres donde estaban las muestras tomadas a las víctimas para ser sometidas a una pericia toxicológica. Horas después se confirmó que el primer análisis había dado negativo. Ahora queda esperar el resultado de un segundo análisis que es mucho más exhaustivo y que estará listo dentro de dos semanas.

“Era lo que se esperaba, ya que la muestra se tomó cuatro días después”, explicó una fuente cercana a la investigación. “Este es un estudio que se hace por protocolo, es tan sólo un indicio que debe tener en cuenta la fiscala (Eugenia María Posse)”, destacó un allegado a la querella. La particularidad del examen es que los defensores Camilo Atim y María Florencia Abdala, que defienden a José Florentín Bobadilla, fueron acompañados por un perito de parte.

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