Un marciano en la política tucumana | El inicio de su campaña política en pos de regresar al “Sillón de Lucas Córdoba” parece jugarle una mala pasada a José Alperovich, quien no recuerda muchos de los aspectos negativos de su gestión. Como si se tratara de un extraterrestre que acaba de llegar al planeta, apunta sus críticas olvidando que no resiste un archivo y que su imagen negativa es muy alta, según se desprende de las encuestras. Las contradicciones.

Un juego perverso

Bastó a que se decidiera a enfrentar al partido que lo convirtió en Gobernador, para que José Alperovich sufriera de una especie rara de amnesia política. Sus expresiones en aquella nota publicada por La Gaceta, en la que se lanza detrás del sueño de ser gobernador una vez más, parecen la de una persona que hace poco llegó a la provincia. Quizás Alperovich sea un extraterrestre, un marciano, que acaba de aterrizar en estas comarcas.

Recién repara en aquellos que no pueden llegar a fin de mes, aunque no aclara que la debacle inflacionaria y la pérdida del poder adquisitivo es responsabilidad o consecuencia de la política económica de Macri.

Ahora repara en aquellos maestros que no pueden llegar a fin de mes. Olvidándose que creo un sistema de negociación con los sindicatos docentes afines, para no pagar los salarios que reclamaban con justicia las bases de trabajadores de la educación.

El paro policial de 2013

Olvida este extraterrestre que los policías, que tanto le preocupan ahora, hicieron un paro en 2013 reclamando por mejores salarios, y dejaron por varios días a la provincia como rehenes de delincuentes, que salieron a robar y a saquear. También olvida Alperovich que sus autos de los concesionarios fueron puestos a resguardo antes de que se desatara el caos que sufrieron miles de tucumanos y que padecieron los comerciantes que fueron objeto de saqueos.

Los-saqueos-de-2013-a-causa-del-paro-policial-generaron-protestas-callejeras
Los-saqueos-de-2013-a-causa-del-paro-policial-generaron-protestas-callejeras.

Alperovich se da el lujo de criticar a la actual gestión de Gobierno, como si fuese ajeno a ella, como si no lo hubieran echado por inútil de su cargo de asesor ad honorem con rango ministerial.

Quizá en su discurso y proyecto electoral señale que una de las grandes falencias fue la inseguridad. Tal vez se olvide que uno de sus funcionarios, Paul Hofer, se transformó en el símbolo del fracaso de la política de Seguridad. Allí también podría extender su amnesia parcial, olvidando que contaba con 18 efectivos policiales para su custodia personal y de sus empresas. Todos ellos pagados con los impuestos de una sociedad que reclama por seguridad.

¿Un hombre común?

Tal vez Alperovich se quiera mostrar como “un hombre común”, imitando aquella campaña de Francisco De Narvaez, pero todos acá nos conocemos. Aunque parezca que su nave aterrizó en la zona de llanura de nuestra rica pero al mismo tiempo pobre provincia.
Quizás también olvide que sabía el nombre del asesino de Paulina Lebbos, y que se llamó al silencio, pese a los reclamos constantes de su padre Alberto Lebbos y de toda una sociedad.

El-caso-Lebbos-le-generó-pérdida-de-imagen-a-José-Alperovich
El-caso-Lebbos-le-generó-pérdida-de-imagen-a-José-Alperovich

Tal vez prefiera no recordar que obtuvo el récord de silencio en el Congreso de la Nación. Allí debería haber usado su voz y su palabra para pelear por esos tucumanos que ahora le preocupan. Pero no, pasó inadvertido, sin discurso, sin pena ni gloria.
Alperovich juega a una amnesia de toda la sociedad tucumana.

“Estamos trabajando…”

Piensa que sus comprovincianos se conformarán con la dádiva electoral, con las promesas vacías y con pavimentaciones que no duran más que los puentes que se caen a cada rato.
Quizás crea en su interior y a contramano de los números que le dan una alta imagen negativa, que la gente ya se olvidó de su muletilla: “estamos trabajando, hay mucho por hacer”.

Tal vez haya dejado mucho por hacer. Seguramente esa nave extraterrestre de la que acaba de bajar puede llevarlo a él y a sus obsecuentes a un planeta en el que alguien le crea.

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