Fabuloso cierre de la Gira Norte de Rosasco con Aguirre, Kischner, López Arriazu y Moya

Juan-Rosasco-en-plena-interpretación. Foto: Diario-Cuarto-Poder.
Por Manuel Rivas* de Diario Cuarto Poder / Noche sublime e intimista. El escenario de Citá Abasto de Cultura fue una usina de demiurgos musicales, poéticos y danzantes, con Juan Rosasco, María Belén Aguirre, Andrés Kischner, Eugenio López Arriazu y Horacio Moya.

Un guerrero de guitarra y púa

La guitarra sobre la silla era iluminada por la luz. Cada mesa estaba repleta de almas que crepitaban como llamas expectantes. Hasta que la delgada figura de Juan Rosasco, tomó el instrumento y armado con él y su púa -siempre distinta- se trocó en guerrero.

Los acordes y su voz comenzaron con “Milanesa” y siguieron con canciones como “Niebla de otoño”, “Por su peso”, “Toxi”, “Calabaza” y “Un río a mis pies”. El cantautor interactuó con el público y contó las circunstancias en que compuso los temas.

Cerró la primera parte de su último concierto de la denominada “Gira Norte”, con el emblemático tema “Gritos de madrugada”, inspirado en los torturados y desaparecidos de la ESMA durante la sangrienta dictadura argentina.

Andrés Kischner y su poesía de impactos y silencios

Juan Rosasco invitó a subir al escenario al poeta Andrés Kischner. Con ambas sillas iluminadas por los reflectores comenzó la fiesta poética. El autor inició con “Advertencia (intempestiva)” y siguió con “Alud” e “Ilusionistas” (Cuaderno Azul 2017).

La lectura de Andrés Kischner generaba impactos y silencios en el público, que solo se rompieron con algún grito y los aplausos. El poeta sonrió ante algunas de esas exclamaciones de aliento y prosiguió.

Andrés-Kischner-lee-acompañado-en-guitarra-por-Juan-Rosasco.

A continuación, leyó “Tierra Madre (un poema para Quijano)” de su libro “Cronotopos” (2022); y por último, hizo lo propio con el poema “Toxi”, dedicado a Juan Rosasco y publicado en “Cuaderno Naranja” (2015).

“Tierra Madre” (un poema para Quijano)

No quiénes

sino qué

 

y fue la sangre

la respuesta.

 

No quiénes

sino qué

 

y fue el Pasado

la invención

de un tiempo nuevo.

 

No quiénes

sino qué

 

y fue la Historia

un destino.

 

No qué

sino quiénes

 

y nació Europa

antigua y soberana

de las entrañas de América.

 

Andrés Kischner (Cronotopos 2022)

María Belén Aguirre “en estado de gracia”

Seguidamente, fue el turno de María Belén Aguirre, que como lo repito frecuentemente, se halla “en estado de gracia”. Y lo demostró una vez más, con su voz que nos traspasa el alma con lanzas de fuego que nos terminan cauterizando viejas heridas.

Comenzó con “Mersault” (Biopic, 2014), poema con el que mantuvo en un estado de encantamiento al público, que esperaba escucharla de ese modo tan intimista. Prosiguió con “Eisejuaz” (Islandia, 2015) y los aplausos fueron justa retribución.

Por último hizo un breve comentario sobre “Gorila Koko me habló en sueños” (La llave que abría se quebró, 2022), señalando que fue su hermana Sandra Aguirre la que la puso en contacto con el tema de esta gorila que dio un mensaje para salvar al mundo.

María-Belén-Aguirre-lee-sus-poemas.

 

Gorila Koko me habló en sueños. Me dijo: Yo, flor. Yo, animal. Yo, Penny Patterson. Yo, yo. Yo, Michael. Yo, Ndume. Yo, los doce césares. Yo, ars longa, vita brevis. Yo, Suetonio documentando la efímera docena del poder. Yo, Marcus Otho príncipe de Roma. Yo, Nero. Yo, Poppea Sabina. Yo, 92 días con sus noches. Yo, útil. Yo, inútil. Yo, Evita. Yo, Perón. Yo, Blanca Luz Brum. Yo, las alpargatas y los libros. Yo, míster John William Cooke. Yo, cáncer. Yo, masacre de Ezeiza. Yo, tendal de niños sobre Plaza de Mayo. Yo, culpables. Yo, inocentes. Yo, palomita picoteando las miguitas de pan y el agua en la fuente de los patas. Yo, hijo. Yo, madre. Yo, abuela. Yo, nieta. Yo, pueblo. Yo, triángulo. Yo, cuadrado. Yo, pentágono contrariado del amor. Yo, la Geometría Sagrada. Yo, la elipse trazada sobre el plano chato de la Tierra. Yo, ilusión óptica de la comunidad internacional. Yo, aguzando la mirada para ver lo que tan vez existe. Yo, gigantes. Yo, seres milimétricos. Yo, dormida. Yo, despierta. Yo, la eterna duermevela de la impotencia. Yo, dejándolos hacer. Yo, Leipzig delante de mis ojos a la velocidad de la luz proyectada sobre el placard la mañana en que mi cabeza se dio vuelta. Yo, pasajera astral. Yo, frágil hilo de plata. Yo, tensa arreando a los demonios revoltosos. Yo, la piedra reincidente de la esperanza. Yo, el rostro debajo del sudario. Yo, la máscara. Yo, Bajtín. Yo, una comparsa de invierno. Yo, la emulación torpe de lo humano. Yo, Koko. Yo, incendio. Yo, inundación. Yo, todo al borde de la nada. Yo, mono erguido kafkiano persuadiendo a fuerza retórica a la Academia acerca de la colonización humana. Yo, Koko. Yo, nostalgia. Yo, desde el Más Allá. Yo, el recuerdo de las palabras que dije: “Koko triste. Mueren mis hermanos. Soy un gorila. Soy flores. Soy animales. Soy naturaleza. Koko ama al hombre. Koko ama a la Tierra. Pero el hombre es estúpido. Koko llora. No queda tiempo. ¡Haced algo por la Tierra! La naturaleza nos observa”.

María Belén Aguirre (La llave que abría se rompió – 2022)

 

López Arriazu, “un animal literario” en el escenario

El encargado de cerrar el segmento poético fue Eugenio López Arriazu, quien con su voz que traduce una tranquilidad absoluta, fue desenvolviendo su poesía y demostró ser un verdadero “animal literario” sobre el escenario.

El autor de “Yo, animal”, comenzó con “Fragmento de la lluvia” (La reja, 2017), con el que dio el primer zarpazo, para continuar con “Evita” (Hombres subterráneos, 2022), poema que fue seguido con interés por el público.

Por último, le puso el broche de oro a su presentación, con el poema “El mamboretá” (Yo, animal, 2019), en el que desplegó toda su creatividad, que fue premiada con los aplausos de los presentes, en una noche fabulosa en Citá, Abasto de Cultura.

Eugenio-López-Arriazu-lee-sus-poemas.

 

“El mamboretá”
Dame, Taita, la fuerza.
Dame, Dios, el tesón.
Dame los movimientos
de luz, la agilidad de cazar
una mosca al vuelo, una rana,
un colibrí.
Dame la paciencia de dejar
seis veces (otra, yo) mis cutículas.
Dame el verde, el gris, el amarillo,
el verano, el invierno, el otoño,
la invisibilidad del rayo,
ojos en las alas,
cerebros en el torso.
Dame un año de vida, dame
la multiplicidad del ser.
Dame la vida de un macho
que me fecunde mientras
lo devoro.
Y al cabo, dame la muerte,
que venga dulce entre dos tenazas,
calambre de plegarias,
dame, sin piedad, la agonía
por la que mato y vivo. 

Eugenio López Arriazu (Yo, animal, 2022)

 

Componer “roto” y conmover, ahí está la clave

Retornado al escenario, Juan Rosasco, entabló de nuevo el hilo invisible de la comunicación al señalar que muchos de sus temas -quizá la mayoría- los escribió “roto”, como “Un río a mis pies”, que luego cantó para deleite generalizado.

A esa interpretación le siguieron “Calabaza”, “Cuentos para coleccionar” y “Un pacto para vivir”, en la que el público tuvo una activa participación con los pegadizos coros que se multiplicaron en la sala en una profunda comunión.

A esa altura de la presentación, el clima estaba más que logrado. La gente había disfrutado de la mayoría de los temas que el cantautor había seleccionado, además de poesía en su justa dosis para mantener ese equilibrio de belleza y armonía.

La danza y los vasos comunicantes con la música

Juan Rosasco, abrazado a su guitarra, no podía disimular la satisfacción de su estadía en Tucumán. Cuando comenzó con los acordes de “Canción sin fin”, el bailarín Horacio Moya, comenzó a ejecutar una danza improvisada desde el inicio de la sala.

Poco a poco, fue avanzando, se sentó al lado de María Belén Aguirre, mientras sus brazos se movían en armoniosa conexión con la música. Luego, se deslizó hasta el escenario, en donde su performance ganó en visibilidad por efecto de las luces.

Horacio-Moya-y-Juan-Rosasco-despliegan-en-plena-sincronía-sus-artes.

Por último, culminó su presentación justo al lado de Rosasco, mientras éste daba los acordes y la voz final de una hermosa canción. Ambos se ganaron la aprobación de los presentes quienes se conmovieron por la sincronía y la estética.

Un final a toda música

Por último, Juan Rosasco ingresó en la recta final de su recital con el tema “Norte”, que dio nombre a la gira por nuestra provincia, la que incluyó la presentación en el Mayo de las Letras 2022, acompañando a María Belén Aguirre.

El cierre musical fue de la mano de la emblemática canción “Hipnosis”, de la que dijo que fue su primer gran éxito y el tema que le abrió las puertas al resto de sus canciones. La fiesta de los sentidos había sido completa.

Aquellos que estuvieron en las presentaciones podrán dar fe de ello, y los que no pudieron, pero están leyendo esta nota, no se desesperen, seguramente tendrán chance de ver de nuevo un espectáculo de primer nivel como este.

*Periodista, profesor de Letras e Historia y escritor.

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