“Escritores contra la pandemia”: un cuento para reflexionar de María Diaco

Abuso-sexual-infantil
Escritores contra la pandemia | María Diaco se sumó a los escritores que hacen su aporte desinteresado y solidario para que otros, que también están en aislamiento social obligatorio, puedan leer y reflexionar. Muchas gracias por esta narración.

Día del padre

Así estaba, como si estuviese rindiendo un examen sin haber estudiado nada, paralizada frente a la hoja en blanco. ¿Qué decir? No tenía nada para decir, nada bueno para decir.
Miraba de reojo a sus compañeras, todas sumergidas en el rectángulo de cartulina de color, todas agitando lápices y felpas, todas dibujando, seguramente, corazones y flores y mariposas y un garabato con forma de papá.
La acción frenética de las demás la ponía nerviosa, tenía que comenzar ella también su tarjeta para “el día del padre”, entonces recurrió a la trampa. Miró la carta de Zoe, su compañera de banco, iniciaba con una “Q” enorme en letra de carta diciendo “Querido papá…”, entonces ella, apretando los dientes y con el pecho cerrado garabateó temblorosa “Querido papá…”, y vio sobre el papel palabras extrañas, ajenas, forzadas…, pero ¿qué se suponía que debía poner? ¿la verdad? No, el mundo no está hecho para la verdad de los niños. Hay que seguir la corriente, amoldarse, no molestar. Miró de nuevo disimuladamente la carta destinada al papá de Zoe, decía: “te quiero mucho, papá”, y ella, apretando la felpa negra sobre la cartulina verde, escribió, hiriendo el papel, “te quiero mucho, papá”, Zoe seguía sumergida en su escritura inocente y simple y ella, que hubiese dado todo por seguir siendo inocente y simple, debía al menos imitar esa inocencia para no alterar el orden de las cosas, entonces Zoe escribió “te amo” y ellas escribió “te amo” y Zoe se dibujó a sí misma con dos trencitas de la mano de un monigote de bigotes que la protegía de la lluvia con un paraguas amarillo, y ella hubiese querido cambiar detalles, hubiese querido no hacer una niña con trenzas, ni un padre con bigotes, ni mucho menos el paraguas amarillo, pero lo hizo, un calco, no había lugar para imaginar, era eso o la verdad, entonces mientras pintaba de amarillo ese gran paraguas que los cobijaba, Zoe descubrió el agravio y no dio tiempo a nada antes de pegar el grito en el cielo. La maestra se acercó a los tropezones, y trató de entender el tumulto de palabras que salían de la boquita filosa de Zoe y con muecas y morisquetas decir por fin a viva voz ¡me está copiando! ¡La negrita me está copiando! La maestra desorientada miró la carta de Zoe, después la de ella, y Zoe indignada gritando ¡me copió hasta el paraguas amarillo! Y la primera reacción de la maestra, siguiendo los torpes estereotipos, frunciendo el ceño, y preguntando ¿por qué? ¿por qué le copiaste a Zoe? ¡copiar está mal! ¡eso es trampa! ¿por qué no estudiaste? ¿por qué no sabés querer a tu papá?  Eso no dijo, pero faltaba poco, y por dentro el conflicto mudo, ella sin nombre, porque el que tiene no le gusta, copiar estaba mal, no querer a su papá también estaba mal, decir la verdad estaba bien, siempre que responda al molde de lo aceptable, imperturbable, ¿acaso no podés escribir tu propia carta? Sí que podía, pero te incomodaría tanto que te dejaría muda, se te quemarían los libros, te tiraría del sillón y tendrías que hacer algo, porque si ella hubiese escrito sin copiar, te hubiese revelado la otra cara de la moneda, la excepción a regla, lo que se oculta tras la sombra, la intimidad de su pieza, buscarías y buscarías un héroe con paraguas o regalos, y la sorprenderías durmiendo con el villano, ni son buenos, ni son sabios; su tarjeta estaría manchada de lágrimas y corazones negros, dibujada de la mano de mamá y espacios vacío, un ojo abierto y otro cerrado en la oscuridad bajo la cama, un bulto tembloroso tapado con las sabanas, con letra de molde o letra de carta, un “tengo miedo” un “no lo hagas”, un  “te odio” con letras mezcladas,  un mírame, no soy Zoe, y en mayúsculas apretadas, un “AYUDA”, no puedo más.
María S. Diaco

Datos de la autora

María S. Diaco nació en San Miguel de Tucumán en 1987. Es escritora, librera y se encuentra cursando la Licenciatura en Letras en la UNT. Publicó en diversas antologías a nivel local y nacional. Entre los reconocimientos obtenidos se encuentran: 1° premio “1°Concurso DE CUENTO Y POESÍA Manolo Serrano Pérez (SADE), Tucumán, categoría cuento, 2016 (“El motor del mundo”); 1° Premio concurso Leopoldo Lugones, categoría cuento, Tucumán, 2018; Premio Payró de cuento, Mercedes, Buenos Aires, 2018; Selección en antología internacional Los libros de Charly, San Luis, 2018; selección antología “mujeres narradoras del NOA”, Faltaenvido ediciones, 2019.

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